Cada año, a nivel global, se tiran a la basura un 20% de los alimentos, lo suficiente para dar una comida a mil millones de personas. Los seres humanos hemos logrado alcanzar un punto de ironía que sorprende. Naciones Unidas señala que actualmente, "el hambre mundial no es una cuestión de falta de alimentos. En la actualidad, el mundo produce alimentos suficientes para alimentar a todos los niños, mujeres y hombres del planeta". El problema es que tiramos a la basura un 20% de los alimentos producidos cada año. En muchos países ricos, este desperdicio de alimentos se produce en la cocina, cuando preparamos alimentos que no se consumen o dejamos que se estropeen en los frigoríficos o las alacenas. Pero también se pierden en la época de cosecha: almacenamiento deficiente, plagas, falta de acceso a la tecnología, distancia a los mercados... Un reciente estudio, publicado en Nature Food, no solo menciona los tres primeros países en desperdicio de alimentos: China, India y Estados Unidos (ninguna sorpresa aquí) con España en el noveno puesto, pero también da datos inesperados. Por ejemplo: este desperdicio genera cinco veces más CO2 que la industria aérea. De hecho, es responsable de un 10% de las emisiones globales. Todo ello genera pérdidas anuales de más de un billón de euros, un poco menos que el PBI de España, pero mayor que el de Suiza, por ejemplo. "Estamos a solo cinco años de 2030, por lo que es bastante alarmante lo poco que hemos avanzado - explica la líder del estudio Sarah Kakadellis -. Es necesario implementar políticas más integrales lo antes posible. Tenemos una gran parte de la población que sufre inseguridad alimentaria, pero desperdiciamos más de un tercio de los alimentos que producimos. Cuando desperdiciamos alimentos, estamos desperdiciando todos los recursos que se necesitan para cultivarlos, incluida la energía, el agua y los fertilizantes". Entre las estrategias de Naciones Unidas para reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos para 2030 (uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible) se encuentra la de utilizar todos los recursos de un mismo alimento, obtener el 100% del rendimiento del mismo. En pocas palabras, el adagio español que reza "del cerdo hasta los andares", pero aplicado a la agricultura también. Un ejemplo que le valdría a España es el de los plátanos. Pero no la carne, sino la piel. Un dato: en 2023 se tiraron a la basura casi 27 millones de kilos de plátano... Solo en Canarias. De acuerdo con un análisis de Kathleen M. Zelman, científica de la Universidad de Tulane, la piel de los plátanos puede ofrecer diferentes beneficios para la salud según su nivel de madurez. "Los plátanos verdes poco maduros - afirma Zelman - pueden ser más eficaces para tratar problemas digestivos, mientras que se ha demostrado que los plátanos más maduros y ennegrecidos ayudan a los glóbulos blancos a combatir enfermedades e infecciones". Los altos niveles de triptófano en los plátanos, combinados con la vitamina B6 en su piel, pueden ayudar a aliviar algunos síntomas de depresión y otros trastornos del estado de ánimo. El triptófano se convierte en serotonina a medida que se descompone, lo que puede mejorar el estado de ánimo. La vitamina B6 puede ayudar a mejorar el sueño, lo que tiene un impacto positivo en el estado de ánimo con el tiempo. Otro ingrediente, también de gran consumo en España y con capacidad de reciclaje es la cerveza. En particular en bagazo, el residuo que resulta del proceso de hacer cerveza. En España se calcula que cada año se generan 600.000 toneladas de bagazo. Para aprovecharse de esto, la empresa Better Balance ha creado una serie de alimentos a partir del bagazo de cerveza, bocadillos de diferentes sabores que se aprovechan del resto de 50 cervezas para crear 160 gramos de harina que es alta en proteínas y en fibra, sin conservantes ni azúcares y baja en grasas saturadas. Finalmente, la tercera opción de reciclado de alimentos es una que cada vez toma más fuerza y es la de utilizarlos para algo que no tenga que ver con la alimentación, pero sí con la salud. De acuerdo con la Universidad de Oviedo, la mayor parte del mijo que se cultiva en España se cosecha en forma de grano y se utiliza en alimentación animal. "Se le considera "cereal antiguo" debido a que no es muy diferente a sus antepasados ??silvestres, contrariamente a lo que ocurrió con otros cereales, como el trigo, arroz y maíz". Una de las ventajas del mijo, de acuerdo con un estudio publicado en International Journal of Public Health, es su uso en colchones y almohadas. Son hipoalergénicas, activan la circulación, son antihongos, eliminan dolores cervicales y facilitan la relajación de los músculos del cuello y la mandíbula. A esto hay que sumarle que "la elevada actividad antioxidante del mijo demostrada en estudios biológicos, favoreciendo la seguridad microbiológica durante el uso de colchones y almohadas, podría haber mejorado la salud de la piel observada por las personas enfermas". Con esto en mente, no es extraño que algunos expertos españoles, como 3 Cabos Best Dreams, lleven casi una década investigando en las mejores semillas de mijo para crear almohadas, una iniciativa que persigue mejorar nuestra salud y garantizar que se desperdicie menos alimento. Vamos, que no nos quite el sueño.