España ante la oportunidad de construir la industria del futuro

02/07/2024
En: eleconomista.es
Digital
El futuro de España pasa por la reindustrialización . Una economía con mayor peso industrial mejorará la resiliencia del país y lo hará menos vulnerable ante crisis financieras, sanitarias o geopolíticas. Esta afirmación cobra mayor sentido, si cabe, en contextos de incertidumbre e inestabilidad como el que vivimos durante la pandemia del coronavirus o como los que vivimos ahora debido a diversos conflictos internacionales. Apostar por la industrialización fortalece la capacidad de respuesta en ámbitos estratégicos de primera magnitud. Para empezar, en algo tan importante como el trabajo, ya que el sector industrial es capaz de crear un mayor porcentaje de empleo estable y de calidad al no estar tan expuesto a la temporalidad o al requerimiento de formación especializada transferible a otros subsectores. Otro de los puntos clave es la dependencia : los bienes industriales presentan menor elasticidad de demanda y, por lo tanto, una mayor estabilidad durante contracciones de la economía frente a otros sectores, que están supeditados a un alto componente discrecional. Por último, la industria se caracteriza también por un mayor componente inversor en I+D+i que el sector servicios. Sin embargo, y a pesar de estas evidencias, nuestro país aún tiene un peso industrial porcentualmente bajo, con una economía mayormente enfocada al sector servicios . En concreto, nos encontramos entre los países europeos cuya industria tiene menor peso en el Producto Interior Bruto (PIB) -un 16% frente al 20% de la media europea-, lo que supone 196.869 millones de euros de valor añadido bruto1. En términos de empleo , en el sector industrial y de construcción trabajan alrededor de 3,8 millones de personas en España, el 17,8% del total de ocupados, cifras que se podrían elevar exponencialmente con un proceso óptimo de reindustrialización. Sobre todo, si tenemos en cuenta que España cuenta con importantes ventajas para impulsar su industria y hacerla más resiliente. Es el caso de la electrificación , palanca clave tanto para la reindustrialización como para la reducción de emisiones que nos permita cumplir con la agenda 2050. En esta línea se pronunciaba la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que pedía una priorización en la conexión de la industria a la red eléctrica para impulsar el peso de la actividad industrial en España y el crecimiento económico del país. Como decíamos anteriormente, el binomio industria y energía es clave para que España sea una potencia donde prime la autonomía energética y las energías renovables. En la actualidad, la industria española consume alrededor del 26% de la energía final total del país, siendo el segundo sector con mayor consumo tras el del transporte. Encontramos una gran oportunidad de mejora para sustituir procesos industriales basados en los combustibles fósiles en beneficio de otros basados en la energía eléctrica proveniente de fuentes renovables, ya que la electricidad supone poco más del 30% del uso final de la industria española frente a más del 55% proveniente de combustibles fósiles contaminantes, una cifra superior a la media europea en más de diez puntos. Precisamente, España cuenta con un gran valor diferencial respecto a otros países europeos en cuanto a energías limpias y verdes : la alta disponibilidad de recursos como el sol, el viento o el territorio disponible hace que nuestro país pueda producir electricidad entre un 20 y un 30% más barata que la media europea. La oportunidad, por tanto, radica en aprovechar esta ventaja para aumentar la competitividad , atraer nueva industria de sectores con alto desarrollo en Europa (como la metalurgia o la alimentaria) o de otros nuevos subsectores electro intensivos derivados de la transición. La buena noticia es que ya existen tecnologías que permiten la electrificación directa de usos energéticos a escala industrial . Las bombas de calor de comprensión, las calderas de electrodos, los hornos de infrarrojos, de radiofrecuencia o de microondas son solo algunas de esas tecnologías maduras implantables en la actualidad en todas las industrias y que, de hacerse, nos permitirían llegar a una electrificación del 70%; es decir, doblar el peso de la electricidad en todo el consumo energético industrial. Debemos contar, además, con que paralelamente se está avanzando en la viabilidad de otras tecnologías destinadas a procesos industriales específicos que permitirán incrementar esa cifra hasta llegar a la neutralidad. Europa ya ha comenzado a dar pasos para favorecer el desarrollo industrial al tiempo que reduce la dependencia energética y potencia el camino hacia la descarbonización . Para ello, apuesta también por acercar las cadenas de suministros y poner de relevancia la producción local. España no puede quedarse atrás en este proceso y, aunque cuenta con un tejido industrial sólido, hay también un amplio margen de mejora por delante. Actuar rápido y de forma coordinada resulta primordial en este momento para aumentar la competitividad de la industria dentro de una Unión Europea descarbonizada y atraer otras gracias a una energía más competitiva y con costes más bajos. Factores que mejorarán nuestra independencia como país ante cualquier fluctuación geopolítica a nivel internacional. La descarbonización de la industria es una oportunidad para hacerla más competitiva y lograr una economía más resiliente. La electrificación de los procesos es el camino y la industria un ámbito clave para construir el futuro verde que necesita el planeta.
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