Juan Manuel Centella es cordobés montillano y vive en Montilla de toda la vida, aunque, como él mismo se apresta a decir, por suerte se mueve mucho, incluso "demasiado" porque cuenta desde hace 30 años con una empresa de servicios, junto con su hermano, que trabaja para todo el país, Recoliva, SL, de venta de maquinaria agrícola y forestal, como son vendimiadoras o recolectoras de aceitunas, y como sede social en la Campiña Sur. Realizó los estudios básicos en el CEIP Vicente Aleixandre, que hoy en día se ha convertido en una escuela infantil, hasta que terminó el Bachiller y a partir de ahí su formación ha sido autodidacta por inquietudes. "Uno no para nunca de leer, de buscar, de inquietarse, pero que no tengo estudios agronómicos ni nada de eso", señala, pero a cambio ha estado siempre en contacto directo con la tierra y con el mundo agrario, que es la mejor escuela para estos menesteres. [icono]Su empresa trabaja para España y Portugal y ha llegado hasta otros países de la Unión Europea. Eso le ha permitido conocer los viñedos -su punto fuerte, junto con el olivar- de muchos estados para poder conocer y comparar la producción ajena con la que se hace en casa. No en balde, cuenta con una explotación de viñedo puro, sin olivar, como va siendo cada vez más común en la Campiña de Córdoba. "Ahora, la mayoría de propietarios tienen viñedo con olivar en su tierra, e, incluso, hay muchas que se están decantando exclusivamente por el olivar". Además, desde el año 1998, con Ignacio Fernández de Mesa de presidente, entró a formar parte del renovador equipo directivo de Asaja para encargarse de la Sectorial de la Viña por ser el único que entonces tenía viñedos y conocer ese mundo con bastante detalle. Tiempo suficiente como para conocer de primera mano la evolución del viñedo cordobés. Juan Manuel Centella, responsable de la sectorial de la viña de Asaja Córdoba ¿Son malos tiempos para el viñedo? Los hemos tenido peores. En este momento no son malos. Ahora mismo son climatológicamente malos tiempos para el viñedo. En cuanto a precios, son buenos años para el viñedo. Y, claro, eso es así precisamente porque son malos tiempos climatológicamente. Cuando tenemos desastre de cosechas, tenemos magníficos precios. Mi pregunta iba más bien por la tendencia cada vez mayor a arrancar viñedo... Sí. Se está arrancando, Y hay varias causas que lo justifican. Pero hay una que está por encima de todo, que es la falta de relevo generacional. Es un cultivo complicado para dejárselo a la descendencia. ¿Por qué motivo? Porque requiere mucho mimo, mucho sacrificio, mucho tiempo extra encima. Y normalmente, por la entidad de la explotación que tenemos aquí, que son pequeñas explotaciones, la gente no está viviendo del cultivo ni de la agricultura fundamentalmente. Es una actividad complementaria. ¿Qué ocurre? Que si alguien está trabajando en una fábrica o en una oficina, sólo puede atender ese cultivo el fin de semana, y el viñedo es complicado para sólo atenderlo los fines de semana. ¿Por qué? Porque requiere del tratamiento el día que toca y requiere de la recolección el día que toca, mientras que el olivar, por ejemplo, te permite más margen de maniobra. Con lo cual, puedes saltarte dos fines de semana sin ir al olivo y no pasa nada. El de viñedo, en cuanto brotan los pámpanos, ya es muy complicado despistarse lo más mínimo. ¿Pero no da para vivir del viñedo? Con una explotación media que hay en la zona, que no llega a dos hectáreas, no da para vivir. Eso es lo que hay. Luego sí hay explotaciones que dan para vivir, como es la mía, pero son las menos. Lo que predomina aquí es un minifundio: Una pequeña parcela como tienen muchísimas familias en la zona donde ellos lo hacen todo y requieren de poca ayuda externa. [icono]"En los mejores momentos, en los años 70' del siglo pasado, llegamos a tener 25.000 hectáreas amparadas; hoy no llegan a 4.000, pero es un problema que hay en toda Andalucía" Pero, por lo que está usted diciendo, esas pequeñas parcelas tienden a desaparecer, ¿no? Eso ocurre con las que están en manos de 1.000 viticultores, porque cada uno opta por lo que entiende que tiene que optar y, lamentablemente, en ésas se está produciendo un arranque significativo. Aunque también en las medianas también. No hay que perder de vista que en las explotaciones medianas, con agricultores de más entidad y que normalmente tienen otros cultivos, en muchos casos están renunciando al viñedo a cambio de olivar y otras producciones. ¿Cuántas hectáreas habrá perdido ya el marco de Montilla-.Moriles? Digamos que la cota más alta de hectáreas en la zona de Montilla-Moriles, en torno a los años 70' del siglo pasado, llegó a estar por encima de las 25.000 hectáreas. ¿Y ahora? Estamos en 4.000 escasas. Yo creo que ya no llegamos a las 4.000. ¿Y esas 25.000 hectáreas eran de calidad también? Todas. Todas estaban en la DO. Toda la producción. Montilla tuvo sus años dorados en los años 70', aproximadamente. Se producía muchísimo vino dulce, muchísimo Pedro Ximénez. Eran 25.000 hectáreas. Una cifra nada desdeñable, y eran 25.000 hectáreas de alta producción, porque en ese momento se habían plantado muchas viñas nuevas y tenían una producción elevadísima. O sea, que se ha cambiado el paisaje. Muchísimo. ¡ Imagínate ! ¿Y hacia qué? ¿Qué hay ahora donde antes había viñedo? Bueno, pues donde antes había viña hoy hay olivar, fundamentalmente. Al 85, 90, 95%. Y donde no, habrá ya algún campo de placas solares, que son todavía escasos por aquí, pero que eso está ya ocurriendo. Juan Manuel Centella, responsable de la sectorial de la viña de Asaja Córdoba Pues dicen que las placas solares pueden ser compatibles con el cultivo, ¿no? Bueno, yo no creo que puedan convivir en la misma parcela. Al menos en el caso de la viña, porque es muy complicado, con la mecanización cada vez mayor. Pero bueno, se están haciendo ensayos con respecto a eso. Como el cambio climático, que también lo tenemos encima, se está estudiando si el sombrío de las placas solares sería un factor positivo en el caso del viñedo. Acaba usted de comentarlo. ¿Qué pasa? ¿Se está mecanizando mucho? ¿La vendimia ya no es a mano? No. Eso es inviable. En el caso de los pequeños propietarios, que tienen extensiones muy pequeñas, lo suelen hacer familiarmente, con lo cual ahí la mecanización no es tan significativa ni tan importante. Pero en el caso de extensiones algo más grandes, que superen el umbral de la familia, si no hay mecanización no hay posibilidad de llevar a cabo el cultivo. Al margen de porque sea más o menos rentable, está también la imposibilidad de encontrar mano de obra para hacer la mayoría de las labores. Una vendimia hoy en explotaciones medianas sin contar con la mecanización es casi imposible pensarla. Aquí la gran amenaza de la uva que se coge a mano, que es la que va a pasera, va a ser, indiscutiblemente, la mano de obra. Tiene unas fechas complicadas, porque son fechas muy desagradables para trabajar. En pleno verano, con unas temperaturas en la Campiña cordobesa elevadísimas. Ahora ya se está haciendo la vendimia con linterna estilo minero, que lo está haciendo más soportable. Pero sigue habiendo un déficit de mano de obra significativo, que hace pensar en que sn mecanización es inviable tener mucho cultivo aquí. Son, por tanto, viñas preparadas para ser vendimiadas con máquina, ¿no? Efectivamente. Pero piensa que desde el año 2000, cuando se inician los planes de reestructuración del viñedo, fundamentalmente lo que se hace es modernizar el viñedo para que sea mecanizable. Entonces, hoy podemos contar con el 70% de la superficie de la DO mecanizable, con lo cual ése no es un problema importante. Pero, vamos, que tiene que estar de pie, en espaldera, no hay otra solución. "La albariza de nuestra tierra es lo que da ese punto diferente a nuestros vinos, y la altura es lo que determina las zonas de mayor calidad" ¿Y qué tiene esta tierra como para parir vinos tan sabrosos? Nuestra tierra tiene, fundamentalmente, la albariza. Es un suelo que tiene cierta cantidad de caliza, que convive con arcilla, caliza, limo... Ésa es la estructura de tierra ideal para producir la uva nuestra. Eso es lo que tiene esta zona concretamente. Hay, además, una variedad, la Pedro Ximénez, que de forma ancestral se ha adaptado perfectamente a nuestro clima. Y tenemos una forma de producir, junto con el resto de los vinos andaluces, que son los generosos, que es muy peculiar y diferente al resto del mundo. Luego, por otra parte, tenemos los vinos dulces Pedro Ximénez, que es una labor especialmente sacrificada y laboriosa, pero que da, como resultado, unos vinos dulces absolutamente excepcionales y distintos al resto. Pero hay que ir un poco más allá, porque dentro de esta tierra tan buena está, incluso la zona de calidad, que es el alma de Montilla-Moriles. ¿Qué pasa ahí? Pues esa tierra tiene, primero, un poco más de altitud y, fundamentalmente, más caliza. Ahí la albariza está todavía más presente. En la zona de ruedo, como se denomina aquí, hay menos cal, menos caliza, pero en la zona de la Sierra de Montilla y Moriles Alto se produce esa distinción. En el caso de la Sierra de Montilla incluso un poco más en cuanto a la altitud, porque ahí estamos en torno a los 600 metros, que ya es una altitud significativa. ¿Y los pagos de Moriles? Algo menos, pero tienen la misma estructura de suelo. Ahí la diferencia es exclusivamente de altura, de en torno a 200 metros de altitud de diferencia. Pero también es de calidad. Sí, sí, sí. Indiscutiblemente. ¿Y todas las denominaciones de origen tienen también una zona especial de calidad como la nuestra? No. Eso lo hay en Montilla y en Moriles, y lo hay en Jerez también. El pago de Añina tiene una zona determinada de calidad, pero en el resto de España, no. Yo que visito todo el país por cuestiones laborales he visto que no hay esa distinción. Hay distinciones distintas por pagos, vinos de pagos, en fincas muy concretas, pero no hay esa distinción que englobe a tantas parcelas en una zona determinada como ocurre en Córdoba. Juan Manuel Centella, responsable de la sectorial de la viña de Asaja Córdoba ¿Y en el resto de países productores, como, por ejemplo, Francia? Hombre, Francia tiene los vinos de pagos también, que eso sí lo tienen en las zonas de alta calidad francesa. Pero son ya parcelas individuales que están categorizadas como de Gran Cruz, y les viene de abolengo. Son viñedos que en su momento se calificaron como de Gran Cruz y una familia lo ha mantenido así durante dos siglos. De hecho, hay parcelas -y hablamos de miniparcelas- que la de al lado produce vinos de 10 euros y en la contigua cuesta 300 euros la botella, siendo de la misma variedad. A eso iba. Yo me refería al sabor, a la calidad del vino. Para distinguir eso habría que ser un fantástico catador de vino capaz de encontrar un matiz diferenciador en tan poco espacio. Yo creo que eso viene más porque se cotiza en función al nombre que tienen. "Ya vamos a bajar en el reglamento la necesidad de que nuestros finos no tengan que tener 15 grados de alcohol y que puedan tener 14" ¡ Qué lástima ! Pensé que era más bien por el sabor y la calidad. Vamos a ver, yo no sería capaz de encontrar matices diferenciadores en dos parcelas tan contiguas con suelos similares. Eso es muy complicado. Y hablando de precios, desde hace muchísimo tiempo siempre se ha dicho que el vino de Montilla-Moriles se vende por debajo del precio que debería tener. ¿Por qué cree que es así? Bien, vamos a ver. ¿Qué está ocurriendo? En Andalucía, y me extiendo ya a lo que son los generosos -que estamos todos en el mismo saco con los finos, los amontillados, los olorosos o los Pedro Ximénez-, eran vinos que en su momento fueron los grandes vinos mundiales. Es decir, un Jerez o un Montilla-Moriles eran los más cotizados en el mundo (Poe tiene un relato que se llama 'El barril de amontillado'). Pero los gustos han cambiado, y me temo que nosotros no nos hemos adaptado suficientemente bien a ese cambio. Nuestros vinos son los que son, y tienen sus amantes particulares, pero éstos son cada vez más escasos. Cada vez vendemos menos esos grandes vinos nuestros. Tienen una venta cada vez más reducida, porque son vinos que requieren de tiempo para saborearlos y requieren no tener que coger luego el volante, porque son de alta graduación alcohólica. Entonces, hoy se está yendo a vinos más sencillos, que entren más fácil en boca. También hay que educar mucho para que la gente sea capaz de saborear o apreciar nuestros vinos, y todo eso, lógicamente, está en nuestra contra. Yo creo que nuestras zonas tendrán que virar en el sentido de que nos adaptemos también nosotros a los gustos actuales: Vinos con una menor graduación, aunque ya vamos a bajar en el reglamento la necesidad de que no tengan que tener 15 grados los finos y que puedan tener 14. Eso se ha conseguido en conjunto en todas las zonas andaluzas. Pero, claro, tenemos que dar también un paso en adaptarnos a los gustos que tiene la gente. Por otra parte, y el otro día lo hablaba con la Consejería de Agricultura, cuando Montilla tenía 25.000 hectáreas y Jerez 35.000, y Huelva y Málaga tenían también muchísimas hectáreas, digamos que tenía sentido que fuésemos tan competitivos entre nosotros. Pero hoy en día es que no somos nadie nada. Jerez tiene 6.000 hectáreas; nosotros, 4.000; Huelva tiene 1.000 y pico o 2.000... En fin, que en el total de Andalucía hay unas 25.000 hectáreas de viñedo. Se venden 40 millones de litros de vino de Rioja en la costa andaluza. Se venden 3 o 4 millones de vinos andaluces en la costa andaluza. Que vendamos el 10% de lo que vende una sola denominación de origen en nuestra tierra, hombre, es como para vérselo. Yo creo que la Junta de Andalucía debería adoptar los vinos andaluces y llevarlos y meterlos en todas partes. No puede ser lo que nos está pasando. Pero que nosotros tenemos que hacer cosas también para que esos vinos sean agradables y la gente los consuma. "Se venden 40 millones de litros de vino de Rioja en la costa andaluza y 3 o 4 millones de vinos andaluces; que vendamos el 10% de lo que vende una sola denominación de origen en nuestra tierra es como para vérselo" Por supuesto, pero siempre dejando esa parte de 15 grados que gusta a unos cuantos, ¿no?. Claro, claro. Hay algo que exige esos 15 grados. Y, por supuesto, no hay que eliminar nunca lo que tenemos que le gusta a un determinado tipo de gente. Eso hay que mantenerlo. Y, además, es nuestra alma; eso es nuestra historia, eso no lo podemos abandonar indiscutiblemente. Pero también tenemos que adaptarnos y tenemos que explicar el proceso que tiene producir nuestros vinos para que no parezca que son caros y se vendan extremadamente baratos. Prueba a compra un reserva de cualquier otra zona de España y hablamos de precios. Un reserva de cualquier zona de España vale como tres veces un fino nuestro. Y un fino nuestro tiene la misma cantidad de crianza en madera que un reserva. Pero, además, tiene como añadido que en esas mismas botas de las que se saca el fino conviven vinos centenarios. Es que a veces en vino no nos gana nadie. A los generosos no les gana nadie; y a un fino o a un amontillado ya ni te cuento. De los amontillados estamos hablando de 20 años en crianza. Son palabras mayores. Y si a cualquiera se le explicara el proceso que supone extraer una botella de vino de Pedro Ximénez, se llevaría las manos a la cabeza por el precio al que lo vendemos. Juan Manuel Centella, responsable de la sectorial de la viña de Asaja Córdoba ¿Cuál ha sido la botella de Montilla-Moriles más cara que se haya vendido? Bueno, en la zona de Montilla-Moriles hay vinos viejísimos, como ya te he dicho del Pedro Ximénez, que se haya podido vender en torno a los 1.000 euros la botella. Eso puede haber ocurrido. ¿Que se vende algún amontillado en torno a los 500 o 400 euros? Pues, también. Pero estamos hablando de vinos de 60 o 70 años en una bota sin que nadie los toque. ¡ Ahí es nada ! ¿Y se venden por subasta o cómo? No, no. No se está yendo a subasta en Montilla. Son vinos que tienen determinadas bodegas. Vinos muy viejos, fantásticos, extraordinarios. Y se venden, pero claro, a lo mejor una bodega tiene 500 botellas de ésas o 100 botellas y es muy poco. ¿Usted ha probado alguna de ésas? Hombre, sí. Por suerte, sí. ¿Y qué tal? ¡ Hombre ! Ten en cuenta que estás probando un sorbo de historia cuando lo tomas. Si bebes un amontillado muy viejo, supone que estás tomando un vino que tiene 70 años en muchos casos, o un Pedro Ximénez, como el que tiene alguna bodega de la zona con hasta 100 años. "Cuando pruebas uno de esos vinos tan viejos, de 70 o de 100 años, ten en cuenta que estás probando un sorbo de historia de nuestra tierra" ¡ Un siglo ! ¿Y todas las bodegas del marco tienen eso o sólo unas pocas? Hay cuatro o cinco bodegas que los tienen. Pero ya digo, en cantidades mínimas. Me imagino que son para usar en ocasiones muy especiales. Eso tiene que ser para un acontecimiento muy especial. Hay quien lo puede pagar y seguramente lo consuma de forma cotidiana, si puede. Pero claro, un amontillado de ese tipo es excepcional. Muchas veces me ha dado la sensación de que el fino está elaborado para la gente del Sur, para gente que sabe apurar el tiempo. Es como si se en tiempos se hubiera fabricado para quedarse aquí y no para exportarlo. No, no. ¡ Cuidado ! Los generosos, fundamentalmente, eran vinos exportables. ¿Qué es lo que ocurría? Que el vino, para que no se estropease en el camino, necesitaba tener un contenido elevado de alcohol. Si tenías que mandar vino a Inglaterra o donde fuera, normalmente iban con mucho contenido alcohólico. Así que los vinos nuestros, los jerezanos y los montillanos, eran vinos de exportación, vinos de traslados lejanos. Históricamente ha sido un vino que se exportaba, ¿Y desde cuándo hay viñedos para vino en Córdoba? Es difícil, decirlo. Indiscutiblemente hace mínimo cuatro siglos, pero ya cono los romanos al parecer lo había. Exacto. Roma trajo la vid y el olivo, ¿no? Por eso te digo. Pero que tengamos este tipo de variedad y esta forma de producir los vinos, esos cuatro siglos que te digo. Ten en cuenta que aquí está la bodega más antigua de España, Alvear, de 1729. Pero, claro, cuando Alvear monta su bodega, previamente había otras bodegas. Con lo cual quiero decirte que seguro con estas prácticas hay tres siglos seguro. "Aunque los romanos trajeron las vides, llevamos haciendo vino con nuestra forma de producir y con nuestra variedad un mínimo de cuatro siglos" ¿Y ya en la Antigüedad tenían fama los vinos que se producían en el Sur del país? Es que no hay documentación que hable de eso suficientemente. Pero sí desde hace ya mucho tiempo los vinos de aquí eran vinos apreciados. ¿Qué hacemos bien y qué hacemos mal en la Denominación? (Bufa). ¿Qué hacemos bien? Bueno, hacemos unos vinos fantásticos. Llevamos los cultivos muy bien; agronómicamente se hacen las cosas bastante bien. ¿Se le está perdiendo un poquito de cariño a la viña? Posiblemente sí, pero porque es muy complicado de llevar, digo en general. Y en bodega, creo que se hacen las cosas fantásticamente bien. Se están haciendo unos vinos extraordinarios, yo creo que mejor que nunca en este momento. ¿Qué hacemos mal? Pues lo que hacemos mal es vender nuestro producto. Eso es lo que hacemos mal. Eso tendríamos que ver cómo le podemos dar una vuelta. Si tenemos que adaptar nuestro producto a los gustos y necesidades actuales, que en parte ya se hace, también tendríamos que saber vender mejor lo que tenemos. Y no es la culpa nadie en concreto. Posiblemente si no vendemos es porque algo está pasando. O nuestro producto no les gusta a un número de población importante, con lo cual hay que buscar productos alternativos y producir de una forma distinta a lo que tenemos, o bien no sabemos llegar a estar consumidos. Ya, lo que pasa es que se viene hablando de ese problema hace bastantes años ya... Pues claro. ¿Pero tú sabes qué ha ocurrido? Que en el momento del 'boom' de los años 70', a Montilla-Moriles le venían a comprar el vino. Montilla-Moriles nunca vendió el vino y siempre se lo han comprado. ¿Qué quiere decir exactamente con eso? Que es muy distinto que en aquel momento vinieran y comprasen el vino, porque tenía unas características determinadas, a que se ha pasado a un momento en el que hay que salir a vender, y Montilla-Moriles no estaba preparada para salir a vender, como sí lo estaba otra gente con otros productos. Y para éstos últimos ese cambio no ha sido tan significativo. "En el 'boom' del Montilla-Moriles venían a comprárnoslo y no salimos a venderlo; eso ha cambiado y no hemos sabido adaptarnos bien a las nuevas circunstancias" Pienso que aquí tendríamos que ser más agresivos en el mercado, pero, claro, las bodegas tienen también sus limitaciones. En una zona de 4.000 hectáreas ninguna bodega es grande, aunque pensemos que lo son. Piensa que en el resto de España hay bodegas que tienen tanto como el doble de la Denominación de Origen nuestra entera. En nuestro marco conviven 40 bodegas, entre grandes y pequeñas, y ocho cooperativas, y eso quiere decir que ninguna de ellas es grande. Y luego, como vino genérico, como Denominación, nuestra capacidad de promoción está muy, muy limitada. ¿Y eso por qué? Pues por una cuestión presupuestaria, porque el Consejo Regulador tiene los recursos que tiene. ¿Y por qué no tiene más recursos? Porque en la zona, digamos que la gente no quiere ver la apuesta genérica frente a la marca personal, que supondría vender Montilla-Moriles antes que vender cada una de las marcas distintas que hay en la zona. Ése es otro problema que también llevamos arrastrando desde hace décadas. Exacto. Pero ese problema no somos capaces de superarlo. Por eso digo que son cosas que hacemos mal. Sí. Posiblemente se esté haciendo mal. ¿Y qué le parecen las diferencias que han surgido en el seno de Montilla-Moriles? Porque hay una serie de productores de vino que dicen estar cansados y hartos de la forma que tiene de funcionar el Consejo Regulador. Bueno, yo ahí quiero aclarar una cosa: El Consejo Regulador hace lo que puede. Te lo digo, porque soy miembro del Consejo Regulador y estoy en la rectora. No voy a esconder que tenemos limitaciones presupuestarias. En ese punto el Consejo está muy limitado. ¿Por qué? Porque somos pequeños. Piensa que esa parte que está quejándose del Consejo Regulador, lo primero que está cuestionando es si hay que pagar al Consejo Regulador. El Consejo no puede ser un ente fantástico que haga cosas extraordinarias, que promocione nuestros productos más allá de cualquier sitio, si no tiene presupuesto. Y aquí nadie está por aportar presupuesto al Consejo Regulador. ¡ Nadie ! Yo creo que el Consejo Regulador, con las herramientas que tiene, está haciendo lo que puede hacer. Y luego el Consejo Regulador es un ente que tiene que velar por la calidad de los productos internos. No puede ser que queramos hacer cada uno lo que nos dé la gana. Los productos dentro de la Denominación de Origen están absolutamente reglamentados y escrito todo el proceso que hay que hacer para producir un vino en nuestra zona. No puede ser que ahora queramos hacer lo que nos dé la gana y que quede amparado. No. Tenemos que someternos a las normas del Consejo Regulador. Eso es fundamental. ¿Que luego queremos hacer más cosas? Vale, bien, pero dotemos de más presupuesto al Consejo Regulador. No hay ningún problema. "El Consejo Regulador está haciendo lo que puede hacer con las limitaciones presupuestarias que tiene" Por otro lado, el Consejo Regulador es un ente democrático, en el sentido de que están dentro gobernándolo quienes han sido elegidos por los viticultores, por las bodegas y por las cooperativas. Eso no quiere decir que no se escuche a los que están fuera. Sí se les escucha. Lo que no puede ser es que en los medios de comunicación aparezcan quejas que no se han trasladado dentro del Consejo Regulador. No hay más que llegar y decírselo a cualquiera dentro del Consejo. No hay ni una sola propuesta que se haya hecho al Consejo Regulador. Sólo quejas. Por tanto, ahí tengo que discrepar. Yo creo que la forma adecuada de trabajar no es la que, por desgracia, nos está habituando la política en general. Y es que hay que hacer propuestas, oiga usted, no quejas. ¿ Y cómo se financia el Consejo Regulador? Se financia de una forma muy sencilla: El 25% del presupuesto lo pagan los viticultores, vía cuota a sus viñedos, que se paga por hectárea. Otro 25% se lo paga la calificación. ¿Qué quiere decir calificación? Pues es cuando se producen los vinos y se califican dentro del Consejo; esos vinos ya pagan el otro 25% de la cuota. Y el 50% restante lo paga la comercialización. Son las bodegas que comercializan y que pagan en función de las botellas, vía precinto, vía etiquetas, contraetiquetas... Luego por fuera hay un ente que controla que el proceso se haga adecuadamente, y eso ya son cuotas mínimas que se pagan en función de lo que usa el Consejo. Pero no ha nombrado para nada a la Administración... La Administración no está pagando nada. La Administración actúa en la promoción, y, lamentablemente, nosotros promocionamos muy poco. Pero el dinero que paga la Administración es para promoción, no para funcionamiento del Consejo Regulador. Éste funciona exclusivamente por los miembros del club, porque somos un club económico en el que estamos los que queremos estar, y nos tenemos que someter a las normas del club. Y el club tiene sus normas que han sido democráticamente establecidas. Con lo cual, las quejas yo las entiendo, pero siempre que sea a través de una propuesta. Puedes pensar que no te gusta tal o cual cosa y que deben ser de otro modo; vale, pues lo podemos discutir, y si nos ponemos de acuerdo, tu propuesta será fantástica. Entonces, ¿hay ayudas de la Administración para la promoción? Hay ayudas de la Administración para la promoción que llegan hasta un 70%. No son ayudas mínimas. "Los productos dentro de la Denominación de Origen están absolutamente reglamentados y por escrito todo el proceso que hay que hacer para producir un vino en nuestra zona; no puede ser que ahora queramos hacer lo que nos dé la gana y que quede amparado" Entonces, ¿por qué no se usan más para promocionar nuestros vinos? Tuvimos una experiencia desagradable con una de las Catas en la que la Administración nos negó una ayuda que históricamente nos había concedido en las mismas condiciones. Al parecer, cambió el sistema de baremación y en el cómputo de la Cata, supuso un agujero económico dentro del Consejo Regulador importantísimo, de algo más de 100.000 euros. Y eso ha hecho que cambiásemos la forma de ver las cosas. El Consejo se planteó, para que no hubiera más problemas, que solamente se iría a eventos de promoción si previamente los que participaban en dicha promoción la pagaban por adelantado y después, una vez llegaba la la subvención, la cubrían. Evidentemente, eso te limita mucho, porque las ayudas a la promoción hay que pedirlas con antelación y ya no es como antes, que se establecía una partida económica concreta para promoción y luego nos iremos apuntando e iremos haciendo las cosas. De ese modo se hacía una promoción adecuada. Pero hoy, por miedo a esas cosas, hemos cambiado la forma de hacerlo y hoy sen día se está haciendo mucha menos promoción. ¿Y qué solución tenemos para eso? La única solución que tenemos es, como ya he dicho, que el sector en su conjunto apueste más por la promoción y pidamos más cantidad de promoción. Pero para eso tenemos que firmar un compromiso previo de que quienes vayan a ir a esas promociones van a tener que asumir ese gasto en caso de que no hubiera retorno por parte de la Administración. "El Ministerio de Agricultura se ha comprometido el pasado viernes a que nuestros vinos van a estar presentes en la campaña Alimentos de España" Es de suponer, entonces, que ahora la promoción que se hace es de las bodegas y cooperativas en particular, ¿no? Bueno, tenemos dos partidas. hay una partida mínima de promoción dentro del Consejo, que se está dedicando a cositas muy pequeñas, como son cursos de cata y demás. Pero eso es un presupuesto insignificante. Ahora, las bodegas que quieren ir a un evento determinado de promoción acude y luego, posteriormente, cuando esa subvención llega, se les retorna a esas mismas bodegas que han participado. Y digo yo, ¿no se puede hacer establecer algún tipo de convenio con algunas administraciones, de modo que se lleve el nombre de Montilla-Moriles en algunas promociones que salgan desde Córdoba o desde la Diputación, por ejemplo? Fíjate que ayer (por el viernes) tuvimos una reunión en Córdoba con el Ministerio de Agricultura, en la que estaba presente la Dirección General de Alimentos de España. Y sí que llegamos a un compromiso con ellos para que nuestros vinos estuvieran presentes en la campaña de Alimentos de España. En el caso de otras administraciones también intentamos que ocurra así. Entiendo que cada vez seremos capaces de ir cogiendo algo más de esa parte, pero es todo muy complicado. [icono]"Nuestra uva sería estupenda para consumirla como postre, pero no es viable, porque tiene una piel muy fina y se estropea a los dos o tres días; toda la producción va para vino" Con el hándicap de que cada vez sin ustedes menos. Pues sí. Está claro que desgraciadamente eso va en contra de Córdoba. Por curiosidad, ¿qué parte de la cosecha se usa para vino y qué parte para consumir como fruta de postre? No, no, no. Aquí esa práctica no existe, salvo por laque cada productor consuma en su casa (se ríe). Pero es insignificante, porque la iba para mesa que se suele consumir es distinta a la nuestra. La uva que producimos es muy dulce y muy agradable para comer, pero no es una uva que se venda en absoluto. Pero sería rica al paladar, ¿no? Sería estupenda. Pero hay que reconocer que otras uvas son más fáciles que las nuestras para ese tipo de consumo. Las nuestras tienen una piel muy fina y se deterioran muy fácil a los dos o tres días siguientes, con lo cual no sería factible.