El futuro del corazón industrial de Europa se decidirá en las urnas el próximo domingo, 23 de febrero. Las últimas encuestas favorecen al candidato democristiano, Friedrich Merz (del partido CDU), y a su programa proempresarial con un 29,5%. No obstante, el creciente apoyo a la candidata ultranacionalista Alice Weidel (AfD), que actualmente alcanza un 20,9% en los sondeos, puede hacer necesaria la formación de un Gobierno de coalición que incluya a los socialistas (SPD) o Los Verdes (con un 15,9% y un 13,3%, respectivamente). Este panorama podría complicar la implementación de reformas fiscales en una economía que ya se contrae por segundo año consecutivo, según afirman los analistas. El modelo alemán de crecimiento económico basado en las exportaciones está bajo presión. "El debilitamiento de la demanda de China [su cuarto mercado de exportación de bienes] así como un fuerte aumento de los costes energéticos y una menor competitividad de precios son los principales motivos de la crisis. Los sectores intensivos en energía, como la industria química, sufren sobre todo por este encarecimiento", explica a CincoDías Martin Wolburg, economista sénior de Generali Investments. Así, los expertos consultados coinciden en que el país germano, actualmente liderado por el socialista Olaf Scholz, requiere una rápida implementación de políticas para reactivar el crecimiento a corto y mediano plazo. "Las instituciones internacionales han rebajado sus estimaciones de la tasa de crecimiento potencial de Alemania. Los pronósticos oscilan entre el 0,4% y el 0,7% para los próximos años, frente al 1,4% entre 2011 y 2019, debido principalmente a la disminución prevista de la población en edad de trabajar y a la desaceleración anticipada del crecimiento de la productividad total de los factores relacionada con el envejecimiento", apunta François Cabau, economista de Axa Investment Managers. François Raynaud, gestor de Rothschild AM (EdRAM), coincide con esta perspectiva. Asimismo, añade que el surgimiento de nuevos productores y el mayor coste de la mano de obra están afectando a sectores emblemáticos como el siderúrgico y la fabricación de coches. "Alemania sufre una gran dependencia de los sectores industriales tradicionales, agravada por una enorme falta de inversiones en nuevos sectores tecnológicos en auge. Es una lástima, ya que las finanzas alemanas están lo suficientemente saneadas como para permitirlas", asevera Raynaud. "China ha escalado en la cadena de valor y se está convirtiendo en un feroz competidor en sectores donde Alemania solía liderar, como la automoción y la maquinaria. La gran base industrial de Alemania y su previa dependencia del gas ruso han hecho que haya sufrido relativamente más que la mayoría de las grandes economías europeas", comenta Raphael Olszyna-Marcys, economista internacional de J. Safra Sarasin Sustainable AM (JSS), a CincoDías. Dicho esto, los expertos consultados coinciden en que el pesimismo en torno a las perspectivas económicas de Alemania parece casi universal de cara a 2025. "Las expectativas de consenso apuntan a otro año de estancamiento del crecimiento, lo que, de confirmarse, significaría que la economía lleva seis años sin crecer de manera significativa. Este pesimismo obedece fundamentalmente al temor a que se produzca una desindustrialización generalizada en un contexto de debilidad de la demanda de las principales exportaciones alemanas", apunta Beth Beckett, economista de Capital Group. La experta, sin embargo, aclara que, desde su perspectiva, la desindustrialización no sería tan drástica como se espera. Reformas y coalición Pero ¿es posible para Alemania salir de esta crisis? Los expertos consultados opinan que, en el mediano plazo, este objetivo se puede lograr. Sin embargo, la política jugará un papel clave para alcanzar el éxito. "Un nuevo Gobierno liderado por los conservadores puede tener la oportunidad de abordar algunos de los problemas económicos adversos de Alemania, como la escasez de inversiones y los elevados costes laborales. Sin embargo, el alcance del cambio político podría resultar fácilmente decepcionante, y siguen existiendo retos, como la reducción de la mano de obra, la escasez de personal cualificado y las cargas normativas", expresan David Kohl, economista jefe de Julius Baer, y Leonardo Pellandini, analista de estrategia de mercados de la firma, en un informe reciente. El equilibrio político puede variar dependiendo del éxito de los partidos tradicionales. Si los resultados de las más recientes encuestas se consolidan en las elecciones, es posible que la CDU solo necesite un partido (Los Verdes o el SPD) para asegurarse la mayoría simple. Sin embargo, también es posible que sea necesario consolidar una "gran coalición" (con dos o incluso tres partidos más) para que Friedrich Merz pueda convertirse en canciller. Dicho esto, los expertos enfatizan que una cuestión fundamental para salir de la crisis será si el futuro Gobierno logra sacar adelante una reforma fiscal que permita implementar las políticas necesarias. "Lo más importante no es si la coalición se construirá en torno a dos o tres partidos. Lo que importa es si los que se oponen a cualquier reforma de la norma del freno a la deuda conseguirán una minoría capaz de conseguir un bloqueo, es decir, más del 33% de los escaños. La reforma de la Constitución requiere una mayoría de dos tercios. La AfD se opone actualmente, al igual que el BSW y Die Linke. Si estos dos últimos partidos superan el umbral del 5%, podrían dificultar enormemente cualquier cambio. No obstante, lograr un consenso lo suficientemente amplio como para permitir una modificación de la norma constitucional no es poco realista", señala François Rimeu, estratega sénior de Crédit Mutuel Asset Management. Dicho esto, cabe mencionar que los tres partidos que probablemente formen la coalición no comparten una misma postura sobre cómo ejecutar la reforma constitucional que permitirá modificar el freno de la deuda. Mientras que los socialistas y los verdes son más ambiciosos, los democristianos se muestran más cautos a la hora de introducir cambios trascendentales en la norma. "La valoración combinada de Los Verdes y el SPD determinará, por tanto, su influencia en las negociaciones con la CDU. Cuanto mayor sea su puntuación, más ambiciosas podrían ser las modificaciones de la norma del freno a la deuda", indica Rimeu. A pesar de esto, el experto resalta que el Instituto de Investigación Económica de Colonia estimó el impacto fiscal de los distintos programas en 70.000 millones de euros para la CDU, 15.000 millones para el SPD y 32.000 millones para Los Verdes. En consecuencia, es viable que los democristianos sean propensos a una mayor relajación del límite de la deuda para alcanzar sus objetivos. "Es probable que a Friedrich Merz le resulte difícil adoptar una postura de progasto durante las elecciones, dado que su partido siempre se ha considerado el más virtuoso fiscalmente; pero en última instancia no se opondría a modificar la Constitución", opina François Rimeu. Más allá de esto, los analistas reconocen que hace falta más que una reforma del freno de la deuda para reactivar la economía germana. "Creemos que, para volver a aumentar significativamente su competitividad, Alemania necesita invertir en infraestructuras públicas, ponerse al día con la digitalización y hacer reformas para controlar el futuro aumento de las cotizaciones a la seguridad social. También tiene que convertirse en un destino verdaderamente atractivo para los inmigrantes, especialmente para la mano de obra altamente cualificada. Y es crucial suavizar la ecologización de la economía acelerando la infraestructura ecológica y evitando al mismo tiempo los cuellos de botella en el suministro energético", sentencia Martin Wolburg. Propuestas En cuanto a políticas concretas, la CDU pretende reducir el tipo del impuesto de sociedades al 25%. Asimismo, buscará suprimir el tributo de solidaridad para los hogares ricos, reducir los gravámenes sobre la renta y recortar el IVA. Por otra parte, intentarán bajar los precios de la electricidad, simplificar el proceso de inmigración para los trabajadores cualificados y restringir el acceso a determinadas prestaciones sociales. "La prioridad de un nuevo Gobierno será establecer una estrategia industrial clara, modernizar las infraestructuras energéticas alemanas y aplicar las reformas pendientes desde hace tiempo en materia de fiscalidad, sistema de pensiones y mercado laboral. En conjunto, estas medidas impulsarían la competitividad económica de Alemania, aumentarían el crecimiento económico del país y reducirían la pobreza", afirma Eiko Sievert, analista del sector público y soberano de Scope Ratings. Del otro lado, el SPD planea rebajar los impuestos sobre la renta de los hogares con ingresos más bajos y aumentar los impuestos para las rentas altas, con el objetivo de reducir las desigualdades. También pretenden aumentar los impuestos de sucesiones e introducir un tributo sobre el patrimonio. Alternativamente, quieren bajar el IVA de los alimentos y reducir el gravamen de sociedades en el caso de las inversiones. Al igual que la CDU, abogarían por bajar los precios de la electricidad y simplificarían el acceso al mercado laboral para los trabajadores extranjeros cualificados. Por su parte, Los Verdes ofrecen propuestas similares a las del SPD, junto con subvenciones climáticas para los hogares, excluyendo a los más ricos. Más allá de esto, incluso con las mencionadas reformas, los expertos dudan de que se puedan cambiar las perspectivas alemanas en los próximos meses. "Es obvio que estos retos estructurales no pueden abordarse rápidamente y solo mediante la política. Sin embargo, un Gobierno bajo un nuevo canciller podría despertar confianza a corto plazo. A medio plazo, no obstante, todo depende de si se aplicará una agenda política mucho más orientada a la economía. Las últimas encuestas sugieren que lo más probable es que Merz gobierne con los socialistas o Los Verdes, que tienen una agenda algo diferente, por lo que no podrá aplicar su programa en su totalidad. Aun así, esperamos cierta reducción de los costes energéticos para las empresas, un intento de disminuir la regulación y la burocracia y algunos recortes fiscales", apunta Martin Wolburg. El factor populista Estas elecciones también se dan en el contexto de una posible guerra arancelaria contra Estados Unidos y de un avance regional del populismo, dos factores que influenciarán también al próximo Ejecutivo. "Un aumento generalizado de los aranceles estadounidenses a la importación afectaría significativamente a las industrias alemanas de fabricación de automóviles, maquinaria y equipos. Dichos aranceles provocarían una menor demanda de las exportaciones, un aumento de los costes de los insumos y una reducción de los márgenes de beneficio cuando las empresas ajusten sus cadenas de suministro", alerta Eiko Sievert. Desde la agencia calificadora destacan que, incluso si los aranceles se aplazan o renegocian, es probable que en los próximos trimestres se frenen las inversiones debido a la "persistente incertidumbre" Más allá de las posibles consecuencias económicas de un enfrentamiento con EE UU, el apoyo de personas cercanas a la Administración de Donald Trump a la AfD se presenta como un factor adicional que, además, podría traer complicaciones a futuro no solo para Alemania, sino para toda la región. El multimillonario Elon Musk es una de las figuras que abiertamente ha respaldado a este partido ultranacionalista y euroescéptico. "En caso de que los partidos de centro no alcancen los dos tercios de los escaños parlamentarios, una reforma del freno de la deuda podría verse bloqueada por la fuerte oposición de la AfD. La visión muy escéptica de la inmigración del partido de extrema derecha podría afectar negativamente a la disposición de la gente a trasladarse a Alemania y aumentar la escasez de mano de obra en determinados ámbitos laborales. Sin embargo, no esperamos que ningún partido de centro forme gobierno con la AfD, ya sea una coalición pura y dura o la tolerancia mediante un Gobierno en minoría, para que no se aplique su programa", sostiene Martin Wolburg. Asimismo, en la opinión de Raynaud, la postura escéptica de la AfD hacia la Unión Europea y la globalización podría perjudicar al comercio, la confianza política y del mercado hacia los socios europeos de Alemania y la fortaleza general de Europa. Esto afectaría a las valoraciones del mercado, las inversiones y el sentimiento económico. "El cambio en las políticas migratorias podría provocar escasez de mano de obra y es susceptible de debilitar aún más el sistema de pensiones con una población más envejecida que la de sus homólogos", especula el experto de EdRAM. En esta línea, desde JSS confirman que, aunque no logren la victoria, tanto AfD como su contraparte de izquierda antinmigración, el partido Alianza Sahra Wagenknecht (BSW, por sus siglas en alemán), ya están desestabilizando el sistema democrático, "Los partidos mayoritarios en Alemania, y en Europa en general, no han sabido responder al auge de los partidos de extrema izquierda y extrema derecha. Como hemos visto con el último Gobierno alemán, la formación de coaliciones se ha vuelto más complicada debido a la pérdida de escaños de los partidos tradicionales, lo que hace que las coaliciones resultantes sean más inestables y menos eficaces a la hora de gobernar. Esto, a su vez, ha llevado a más votantes a optar por estos partidos alternativos, atraídos por sus promesas de soluciones simples a problemas complejos", concluye Raphael Olszyna-Marcys. Más gasto en pensiones y en defensa Recuperar la competitividad es necesario para que Alemania pueda afrontar los gastos que se vienen en los próximos años. Las crecientes jubilaciones y el aumento del gasto militar relacionado con la OTAN son dos factores que pesarán en la economía germana. Si bien Alemania cumple actualmente el objetivo de gasto militar de la OTAN del 2% del PIB gracias a un fondo especial de 100.000 millones de euros, a partir de 2027 se necesitarán 30.000 millones adicionales al año, lo que exigirá mayores ingresos públicos, recortes del gasto o nuevas emisiones de deuda. En 2024, los gastos de defensa representaban el 11% del presupuesto federal. "Sin fuentes de ingresos adicionales, este porcentaje tendría que aumentar hasta alrededor del 18% para cumplir el objetivo actual de la OTAN", advierten desde Scope. Asimismo, ninguno de los grandes partidos políticos ha propuesto reformas para hacer frente a la creciente carga de las pensiones, propuestas impopulares en las campañas electorales pero cruciales para la estabilidad fiscal a largo plazo. "Alrededor del 27% del presupuesto total de 2025 se destinará a pensiones, y este porcentaje podría duplicarse de aquí a 2050, ya que la tasa de dependencia de la tercera edad superará el 50%, frente al 36% actual", alertan desde la agencia calificadora.