Este interesante tinto ribereño de viejas viñas de La Horra es fruto del proyecto más personal de Javier Zaccagnini y su hijo Michael Engaños famosos en el mundo del vino, dentro y fuera de los concursos Les hubiese gustado poder denominar a su vino La Horra, haciendo referencia al municipio burgalés de donde proceden sus uvas, pero esa marca ya estaba registrada. Los nombres de las viñas no les valían (El Alto, Barroso, La Espalda...), "entre otras razones porque el vino no responde a una sola de ellas, sino a su conjunto". Ante la imposibilidad de poner al proyecto y al vino un nombre relacionado con el pueblo de procedencia o con las viñas, optaron por relacionarlo con su otra pasión: la música, "que tantas similitudes tiene con el vino". Siendo su música preferida la del compositor, músico, director de orquesta, maestro de capilla, cantor y profesor alemán Johann Sebastian Bach, buscaron alguna manera de homenajearle. Finalmente se decantaron por las dos primeras palabras de la partitura de una de sus obras maestras: las seis sonatas y partitas para violín solo ( Sei Solo a Violino senza Basso accompagnato ...) Además, escogieron para la etiqueta la propia escritura original de J. S. Bach, que sí pudieron registrar como marca del vino. Sei Solo es el proyecto personal de uno de los hombres más relevantes en la historia de la DO Ribera del Duero, Javier Zaccagnini, que una leucemia diagnosticada solo 11 meses antes se llevó el 8 de enero de este año a los 69 años. Sei Solo lo continúa su hijo Michael junto con su esposa María Gamboa. Hoy elaboran en torno a 50.000 botellas anuales con dos referencias, unas 10.000 de Sei Solo y unas 40.000 de Preludio. Exportan un 65% de su producción. Suiza, Bélgica y Dinamarca son sus principales mercados internacionales. Ingeniero industrial y director de una empresa de inyección de plásticos para automóviles, Javier Zaccagnini trabajó en la tienda de vinos online Vinoselección y fue director del Consejo Regulador de Ribera del Duero durante 6 años (de 1992 a 1998). Fue el primero en diseñar un programa enoturístico en la región. Su hijo Michael manifiesta que "se propuso visitar a todas las bodegas y puso orden en el caos del Consejo Regulador". Su afición por el vino se despertó durante un año sabático, tras participar en un curso de cata. Hasta entonces no solía beber vino, y nunca estudió enología. En 1998 fundó la prestigiosa bodega AALTO junto a otros socios y Mariano García, tras la salida de este último de Tempos Vega Sicilia. Según su hijo, para Javier Zaccagini Mariano García "era Dios". Posteriormente, este hombre con apellido de origen italiano fundó en 2005 la segoviana Bodegas Ossian, en la DO Rueda, en la que contó con el asesoramiento técnico del francés Pierre Millemann (quien fue también asesor de bodegas de la Borgoña del máximo prestigio mundial, como Domaine Dujac o Domaine De La Romanée-Conti). En 2007 inició las pruebas de lo que sería años más tarde Sei Solo, buscando una manera distinta de elaborar el tempranillo de la Ribera del Duero "para conseguir potenciar la fruta, finura y elegancia, aun si esto suponía menos estructura tánica y menos corpulencia". La primera añada salió al mercado en 2011. Para desarrollar este proyecto personal vendió sus acciones de AALTO y Ossian y, junto a su hijo Michael, se estableció en una nave que había sido utilizada como garaje de camiones con surtidor de combustible, en el polígono industrial de Roa de Duero, dedicándose desde 2018 en exclusiva a Sei Solo, la consecución de un proyecto que fuera realmente suyo. Como explica Michael, no hay duda de que elaboran vino "de garaje". Hoy siguen en esta nave de alquiler que reformaron. Recuerda a su padre como un bodeguero "muy querido y con muy buen ojo". También destaca su gran facilidad para aprender lenguas. Hablaba francés, inglés, alemán e incluso catalán. Llegó a afirmar que hablaba mejor catalán que algunos catalanes. La primera añada de Sei Solo salió al mercado en 2011 Javier Zaccagnini dejó escrito que Sei Solo es "un proyecto que inicié en 2007, a partir de cuatro pequeñas parcelas de viñedo muy viejo que adquirí en 2004 en mi pueblo favorito de la Ribera del Duero: La Horra". Michael explica que "mi padre quería elaborar vinos de Ribera del Duero, pero con una expresión más personal. Quería vinos con menos potencia, extracción y madera. Vinos que pudiesen expresar más finura, fruta y elegancia. Siendo la madera siempre un elemento secundario en el buqué". Para encontrar este estilo y metodología de elaboración, estuvo con pruebas experimentales desde 2007 a 2010, hasta que finalmente con la añada 2011 estuvo satisfecho con el resultado y lanzó al mercado los primeros vinos en el 2013. Michael, que se incorporó al proyecto en 2015, dice que "esta bodega es su proyecto personal, el resultado de su perseverancia y trabajo en el mundo del vino. Siempre buscó en todo lo que hacía la excelencia, y trabajamos muy duro para seguir con ese legado". Las uvas del Sei Solo 2020 proceden, exclusivamente, de pequeñas parcelas de viñedos muy viejos, de entre 60 y 100 años, en La Horra, todos plantados en vaso y de muy bajo rendimiento (entre 1.000 y 2.500 kg/h). Sus viñedos propios son todos pequeños pagos. Además, tienen alquilados otros pagos en el mismo pueblo, así como viñedos viejos en Gumiel de Izán y en Moradillo de Roa. Vendimian a mano en pequeñas cajas, inspeccionando todos los racimos, uno a uno, en una mesa de selección. Trabajan con pH bajos, siempre por debajo de 3,7. Cuentan con 33 hectáreas de viñedos, 13 de los cuales fueron plantados hace más de 50 años, repartidos en 28 parcelas. Michael Zaccagnini apuesta por las viejas viñas por ofrecer uvas con mayor concentración de forma natural, ya que "cambian su estrategia de reproducción para ofrecer menos cantidad, pero de mayor calidad". El invierno de la añada 2020 fue poco lluvioso y no muy frío. En abril empezaron las lluvias, los fríos y las heladas, que no afectaron a las plantas porque no habían brotado aún. A final de ese mes subieron las temperaturas y brotaron las viñas. Mayo fue caluroso, alcanzándose los 30 grados durante muchos días. La floración se produjo a mediados de junio, en sus fechas habituales. Las plantas se desarrollaron homogéneamente en verano y a principios de septiembre vieron que algunas viñas, sobre todo las viejas, ya estaban listas para ser vendimiadas. Su vendimia empezó el 10 de septiembre y se desarrolló sin incidencias hasta el día 17. Al día siguiente hubo lluvias intensísimas que no les afectaron, ya que habían finalizado toda la vendimia de La Horra. Sei Solo Bodegas y Viñedos suele vendimiar lo antes posible, en torno a 15 o 20 días antes que los demás, buscando mayores acideces y frescor. Michael Zaccagnini revela que "en cuanto los taninos dejan de estar verdes me lanzo a vendimiar, aunque ello conlleve sacrificar una maduración fenólica plena". Ello lo lleva a reconocer que "estamos al límite del precipicio". En la cosecha del 2020 su principal "obsesión" fue eliminar al máximo los taninos verdes. No corrigen "por corregir" sus vinos, y utilizan el sulfuroso "con cabeza". Michael Zaccagnini afirma que "cuanto menos quite al vino, mejor". Las partidas de uvas de Sei Solo 2020 se encubaron en pequeños depósitos de acero inoxidable de diferentes tamaños para fermentar cada viña por separado, siempre con levaduras naturales autóctonas para "expresar más autenticidad". El prensado fue suave (con un rendimiento máximo del 65%). Se efectuaron remontados suaves buscando mantener la fruta y la frescura de la uva, "en pos de una estructura tánica fina y elegante". Tras la fermentación alcohólica los vinos se trasegaron a barricas francesas de dos años, donde efectuaron la fermentación maloláctica, sin sembrar, para obtener "una finura y un estilo muy personal". Sei Solo exhibe notas que recuerdan a flores, fruta negra y roja y regaliz Posteriormente cada partida se trasegó a grandes barricas de 600 litros de capacidad, donde permanecieron 17 meses. Únicamente un 15% de estos fudres son nuevos, con el fin de mantener la fruta y evitar un exceso de madera que "alteraría el equilibrio aromático y gustativo del vino". Se embotelló en junio de 2022, sin clarificar y con un ligero filtrado, tan solo para eliminar pequeñas impurezas. Después permaneció varios meses en las condiciones óptimas de conservación en su bodega, redondeándose y afinándose en botella antes de su comercialización. Sei Solo 2020 está bien cubierto, y tiene el color de las cerezas picotas. Las lágrimas en la copa se muestran tintadas. Exhibe notas que recuerdan a flores, fruta negra y roja y regaliz, enmarcadas en toques de vainilla y cedro y un fondo láctico. La madera está muy bien integrada. Es sabroso y se expresa con frescor. Su buena sensación de acidez le da profundidad. Su paso final por boca deja matices ligeramente mentolados, y se evidencian unos taninos algo secantes. Tensión y frescor pese a sus 14, 5º de alcohol. Algo más de paso por botella le sentará bien. El distribuidor Vila Viniteca afirma que "puede beberse ahora o guardar durante más de diez años". Vinos sutiles Michael afirma que buscan "finura y elegancia". Añade que quiere elaborar vinos sutiles, y que huye del factor " ¡ wow ! ". De hecho, explica que "queremos hacer vinos que te inviten a beber, con acción salivante". Le interesa, especialmente, que sus vinos sean sedosos. Dice que la añada del 2021 es el mejor vino que ha elaborado hasta la fecha, cuando estrenó barricas de 600 litros con 36 meses de secado. Ya exhibe ahora mucha armonía, con balsámicos y un especial carácter perfumado. A Michael Zaccagnini le gusta armonizar este tinto con chocolate, fresas y nata. Explica que "al final de la comida es cuando el vino está mejor, ya que se ha abierto totalmente". Ello lo lleva a afirmar que "casa muy bien con postres, aunque también con pescados".