Ni las grandes adversidades climáticas, con una helada primaveral demoledora o una sequía extrema, han podido torcer la decidida voluntad de la bodega burgalesa Pagos de Anguix de perseguir la excelencia con su nuevo tinto, este Prado Lobo Reserva 2017. Los volúmenes de agua recogidos en la campaña vitícola del 2017 fueron de 250 litros por metro cuadrado, cuando la media se sitúa en unos 450 litros. El aspecto positivo fue que la mayoría de la lluvia cayó de una forma moderada y suave en los momentos oportunos, aprovechando esa agua muy bien el viñedo. Pero, aun así, vivieron situaciones de estrés hídrico que se transmitió en concentración y calidad de uva . La uva que se utiliza en la bodega de Pagos de Anguix CLV Por otra parte, la noche del 27 al 28 de abril de 2017 en la zona sufrieron una helada de hasta -6ºC, que se prolongó en el tiempo durante un periodo de unas seis horas. Desde la bodega se afirma que "más que una helada primaveral fue una entrada de un frente muy frio, lo que afecto no solo a la Ribera del Duero sino a muchas más denominaciones de origen". La temperatura bajó drásticamente al amanecer, más o menos según la intensidad de la helada, pero esas temperaturas se restablecieron en poco tiempo siendo el sol, con la correspondiente subida de temperatura, el que achicharró y quemó las yemas o brotes de las vides. El viñedo del que nace este tinto ribereño se plantó hace más de 35 años a casi 900 metros sobre el nivel del mar. Es el paraje conocido como Prado Lobo, en el pueblo de Olmedillo de Roa. Sus suelos cuentan con un contenido arcilloso importante, y también con un ligero componente calizo. El terreno facilita una buena retención de las lluvias y también de los nutrientes. Las cepas se plantaron en espaldera, siendo el rendimiento de 3.000 kg/ha. Se vendimió entorno al día 10 de octubre de 2017, buscando una maduración fenólica óptima. Elaborado al 100% con tinto fino (tempranillo), envejeció durante 25 meses en barricas de roble francés de 225 litros. Además, ya suma 16 meses de crianza en botella. Un tercio de las barricas eran nuevas, un tercio de primer año y el resto de segundo año. Bodega en Anguix, perteneciente a la comarca de Aranda de Duero CLV Presenta una capa media-alta y el color de las cerezas picotas, con muy ligeros ribetes teja. Exhibe notas que recuerdan a las frutas rojas y negras maduras, al regaliz y a especias. Muestra una tanicidad dulzona y domada, y cierta complejidad, con un fondo mineral. Su gran mérito es mantener elegancia, fluidez y frescor siendo hijo de una añada muy cálida. La madera está muy bien integrada pese a la prolongada crianza en barrica. Destaca por su fondo balsámico y por dejar un gran recuerdo final refrescante, casi mentolado. Sus creadores remarcan su potencial de guarda gracias a su meritoria lenta evolución en botella. El equipo de enólogos de la bodega afirma que Prado Lobo 2017 "significa el inicio del camino para poner en dimensión hasta dónde puede llegar Pagos de Anguix". De esta primera añada se han elaborado unas 4.000 botellas. Acaban de salir al mercado. La vendimia en la bodega Pagos de Anguix CLV El enólogo José Manuel Pérez Ovejas, asesor técnico corporativo del grupo J&C Prime Brands, apunta que "la evolución del vino está siendo ideal, y seguirá creciendo mucho más en botella". A pesar de ser una añada cálida, entiende que "posee una acidez positiva, que se marca en el final de boca y que es, realmente, un gran atributo". Añade que al vino lo marcan las tierras frescas y la altitud en las que nace. En su opinión, esa buena acidez, junto con la fruta madura y la sensación de opulencia en boca, hace que tenga "esa tanicidad fina y golosa". También apunta que la madera, perceptible ahora pero sin excesos, lleva buen camino en su integración, y no tiene dudas de que quedará muy bien ajustada con unos meses más en botella. José Manuel Pérez Ovejas ve al Prado Lobo 2017 como el inicio de "una identidad y un estilo propio que se está trazando con buena base técnica, con viñedos de altura y con rendimientos bajos". Ello les permite elaborar "vinos profundos y de guarda". Ideal para armonizar con morcillas de Burgos (e incluso su calducho), chorizos botagueños o una olla podrida o sopa castellana. Especialmente indicado para acompañar un lechazo asado, chuletillas de lechal al sarmiento, estofados , quesos curados, un buen entrecot o carnes de caza como las de la liebre o perdiz, o incluso las del ciervo o el jabalí. Joan Juvé con su hija Meritxell CLV La nueva etapa de Pagos de Anguix, propiedad del grupo J&C Prime Brands, se ha bautizado como "el sueño" de la familia Juvé en la Ribera del Duero. Joan Juvé Santacana, presidente de una compañía que dirige su hija Meritxell, llevaba tiempo admirando el territorio de la Ribera del Duero y conociendo la ubicación de sus mejores pagos. Como el mismo afirma, se fue dejando "enganchar" por sus paisajes vitícolas hasta que, en septiembre de 2018, gracias al apoyo de su socio Scranton Enterprises, su empeño culminaba con la compra de una bodega en Anguix, un pequeño pueblo de apenas 135 habitantes y 13 km2 perteneciente a la comarca de Aranda de Duero. Es un municipio situado en el extremo norte de la DO Ribera del Duero. Cuentan con 90 hectáreas de viñedos, la mitad de las cuales ya están bajo el certificado de cultivo ecológico y la otra mitad en proceso de conversión. Los viñedos, que ocupan 87 hectáreas, se sitúan a una notabilísima altitud media de 850 metros sobre el nivel del mar, y sus vides tienen entre 20 y 40 años. Se encuentran en los pueblos de Anguix y Olmedillo de Roa. Tras la adquisición de la bodega y los viñedos, la familia Juvé comenzó su andadura con los primeros vinos tintos de la cosecha 2017 elaborados con la colaboración del equipo técnico propio, encabezado por los enólogos Pedro Antonio Elena Viadero ('Perico'), José Manuel Pérez Ovejas y Marta Conde. Pagos de Anguix Prado Lobo Reserva 2017; DO Ribera del DuerO Uvas: tinto fino Precio: 35,50