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El vino de la semana: Castell d'Encus Quest 2017

28/02/2022
En: lavanguardia.com
Digital
La inspiración, el conocimiento y la intuición llevaron hace dos décadas al brillante enólogo y viticultor Raül Bobet hasta las altas tierras de Talarn, en el Pirineo de Lleida. Sus viñedos se plantaron en 2001 en el ámbito del Geoparc Orígens, que desde abril del 2018 está incluido en la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO. Es un territorio de gran riqueza geológica, pero también natural e histórica. Buscaba en este paraje no solo gran altitud sobre el nivel del mar, sino también un terruño con un clima continental (con un alto contraste térmico entre el día y la noche) en el que crear vinos con la mínima intervención posible, con acideces muy altas y gran elegancia y refinamiento. Renuncia a la opulencia de la madera y la fruta. Trabaja con levaduras indígenas y ni clarifica ni filtra sus vinos, a los que añade dosis muy bajas de sulfuroso. Afirma en la página web de su bodega, Castell d'Encus, que "el proyecto se gesta durante varias décadas de aprendizaje y meditación". También revela que "no es más que la persecución de un sueño a través de un largo camino -sin fin- que representa un reto y, a la vez, una obsesión por hacer vinos elegantes y frescos a través de la búsqueda y experimentación, y que describan nuestro paisaje, clima, costumbres...". Raül Bobet en uno de los lagarares de piedra del siglo XII Lee también El vino de la semana: Pazo de San Mauro Sanamaro 2019 Ramon Francàs El vino de la semana: ÀN 2018 Ramon Francàs Raül Bobet también asegura "quiero devolverle a lo sociedad lo que me ha dado". Le preocupan los efectos del cambio climático en la viticultura, pero afirma que "la solución no es solo plantar a mayor altura, donde los viñedos están más expuestos al granizo o a las lluvias continuadas antes de cosechar". También señala que, con noches cálidas y golpes de calor, o con añadas sin calor ni luz, no se pueden obtener grandes vinos. Advoca, pues, por "el buen juicio" mientras recuerda que "el clima es algo muy complicado". Reconoce que "hay que ser humilde ante las lecciones constantes de la naturaleza". Quest , en latín, significa búsqueda. Afirman que cuestionarse las cosas forma parte de su ADN, y que lo entienden como un aprendizaje para elaborar sus vinos. Y precisamente esa búsqueda casi perfeccionista los llevó a fermentar en olvidados lagares de piedra en los que habían elaborado vinos los monjes hospitalarios en el siglo XII. Tuvieron que superar fases de prueba y error para que no se pararan sus fermentaciones alcohólicas en la intemperie. Antiguamente los lagares se cubrían con pieles de animales. Hoy los protegen con materia alimentaria, maderas y una lona. Afirma Raül Bobet que "se aprende con esfuerzo, método, trabajando en equipo y siendo consciente de la calidad". Raül Bobet en el viñedo El Quest se estrenó en el mercado con la añada del 2008. Ahora acaba de salir la del 2017. Es un fiel reflejo de una añada cálida y seca. De hecho, como recuerda Bobet, en agosto se llegaron a secar las hierbas en la alta montaña, algo no recordado por los habitantes de la Vall Fosca. Fermenta en los históricos lagares de piedra entre tres semanas y un mes, durante un ciclo lunar. Posteriormente se cría durante 17 meses en barricas de 222 litros de capacidad, de roble francés de grano fino (principalmente Allier) y tostado muy ligero. Un 40% de las barricas son nuevas, y el resto de segundo y tercer vino. Se elabora con las variedades cabernet sauvignon, (45%) cabernet franc (25%), petit verdot (15%) y merlot (15%). La vendimia, en cajas de 10 kilos, es manual. Raül Bobet afirma que el Quest "tiene una calidad y una finura que nos recuerda a los vinos más septentrionales, quizás a los que estamos menos habituados", pero se muestra convencido de que acabará siendo una de las grandes referencias de su bodega. De esta añada se han elaborado 4.500 botellas de 75 cl. y 100 de litro y medio. Fermentación alcohólica en uno de los lagares de piedra Presenta una capa media-alta, y un color entre rubí y de cereza picota. Se expresa con notas empireumáticas (tostados y cafés) y con fruta madura roja y negra y claros toques especiados (pimienta y clavo). También insinúa cueros finos. Es un tinto harmonioso, sedoso, frutal, con madera integradísima, fluido, largo y afilado gracias a su muy buena acidez. Destaca especialmente por su perfilada elegancia, con un final mentolado y refrescante. Sorprende tal elegancia con la madurez de la añada. Se vieron obligados a esforzarse más este año con los trabajos vitícolas y en la mesa de selección por los condicionantes meteorológicos. Es un vino de tintes clásicos que puede ser apreciado por un amplio abanico de consumidores, sin renunciar a la complejidad. Raül Bobet manifiesta que "buscando el equilibrio con los suelos, la climatología, las prácticas vitícolas adecuadas, una buena selección masal y, en nuestro caso, una fermentación alcohólica única en los lagares de piedra del siglo XII, podemos obtener un vino elegante, complejo y diferenciado". Ideal para acompañar pescados grasos como el rodaballo. A Raül Bobet le ha sorprendido especialmente armonizado con un salmón al horno. También marida con platos de volatería, como el pato o la becada, o con carnes como la pluma o el secreto ibérico. Interior de la bodega de Castell d'Encus Raül Bobet reconoce que le provocó cierta frustración su experiencia profesional en los años 90 del siglo pasado, por el cierto menosprecio hacia los vinos blancos españoles y por los juicios fáciles en favor de los tintos contundentes en detrimento de los más finos y con mejores acideces. Añade que "nos hemos encontrado con barreras en los mercados mundiales con los vinos españoles, que no han entrado fácilmente", y que "cuesta mucho consolidar una marca potente en el mundo". En este sentido va más allá y apunta que "como catalán me gustaría que una pequeña parte del pastel económico del gran vino se quedara en nuestra casa". Pone como ejemplo del buen trabajo realizado el de los bodegueros del norte de Italia, Estados Unidos o Suiza, que "han entendido la lección a la perfección y se han puesto a elaborar los vinos que buena parte de los consumidores demandan". Se confiesa un gran amante de los rieslings y se pregunta en voz alta "¿por qué nosotros no podemos competir con los grandes rieslings del mundo?". Entiende que "hay muchos vinos muy buenos pero los que trascienden, los que superan la prueba del 9, son aquellos que tienen capacidad de envejecimiento y al degustarlos 15 años después, en blancos, y 10 en tintos te provoquen admiración, un ¡ ostras ! Eso pasa con pocos vinos". Bobet ha querido apostar por vinos capaces de hacer un pulso al paso del tiempo sin renunciar ni a la frescura ni a la elegancia, y con unos viñedos llevados como si fueran jardines. Viñedos de Castell d'Encus, en Talarn En Castell d'Encus cuentan con 29 hectáreas de viñedos plantados a una altitud de entre 850 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar en tres fincas, una de ellas de 120 hectáreas en la que casi todo es bosque. Los viñedos de esta bodega del Pallars Jussà se sitúan sobre una base rocosa que tiene aproximadamente 75 millones de años. Son sedimentos depositados a finales de la era Mesozoica. Es un momento singular en el que el mar empezó a retirarse de los Pirineos. Aseguran que no plantarán ni una hectárea más. Cultivan con prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente las variedades riesling, sauvignon blanc, albariño, semillón, syrah, pinot noir, cabernet sauvignon y franc, merlot, petit verdot y garnacha tinta. Elaboran unas 100.000 botellas anuales, pero no quieren sobrepasar la cifra de 120.000. Cuentan con 11 referencias y exportan un 40% del total de su producción, principalmente a Alemania, Suecia y Suiza. Un 75% de sus ventas en el mercado nacional se concentran en Catalunya. En Castell d'Encus han querido contribuir a proteger su entorno y han puesto en marcha un proyecto de micro reserva. Se trata de un espacio de pequeñas dimensiones gestionado bajo la figura de reservas naturales privadas, con un proyecto de conservación de la biodiversidad y el patrimonio. Es una marca que da a entender que un espacio está gestionado cuidando el medio natural, aprovechando sus recursos de forma sostenible y potenciando unos valores que lo hacen singular en cuanto a geología, fauna o flora, y que a menudo lleva asociado un patrimonio histórico y cultural de gran interés. Quest 2017 de Castell d'Encus DO Costers del Segre Uvas: Cabernet sauvignon, cabernet franc, petit verdot y merlot. Precio: 36,90 euros
Fundación Bancaria Ibercaja C.I.F. G-50000652.
Inscrita en el Registro de Fundaciones del Mº de Educación, Cultura y Deporte con el nº 1689.
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