INFORMACIÓN ACERCA DE LAS COOKIES UTILIZADASLe informamos que en el transcurso de su navegación por los sitios web del grupo Ibercaja, se utilizan cookies propias y de terceros (ficheros de datos anónimos), las cuales se almacenan en el dispositivo del usuario, de manera no intrusiva. Estos datos se utilizan exclusivamente para habilitar y estudiar de forma anónima algunas interacciones de la navegación en un sitio Web, y acumulan datos que pueden ser actualizados y recuperados. En el caso de que usted siga navegando por nuestro sitio Web implica que acepta el uso de las cookies indicadas. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra sección Política de cookies


El vino contra el cambio climático o cómo un desierto manchego seguirá produciendo excelentes botellas

23/09/2019
En: eleconomista.es
Digital
¿Podrán crecer las viñas en tierras desérticas? Es la pregunta que cualquiera formularía ante la realidad ineludible de un cambio climático que pone en jaque a algunas de las más importantes regiones vitivinícolas del mundo. Las alarmas comienzan a sonar en España ante un escenario de producciones suecas o alemanas que buscan su oportunidad de protagonizar el futuro del vino. ¿Será posible seguir produciendo caldos óptimos en el desierto manchego venidero o habrá que acostumbrarse a regar un plato de pescado con vino de Suecia? Septiembre en España es sinónimo de vendimia. Pero no todos los septiembres de uva son iguales. Ni siquiera parecidos. Hace más de 20 años, el viñedo no se regaba en La Mancha. Tampoco hacía falta usar tecnología para corregir el grado de alcohol ni de acidez, ni se adelantaba el período de vendimia. La producción de vino ha cambiado radicalmente en las últimas dos décadas, y lo seguirá haciendo, espoleada por la acción sin tregua del cambio climático. "Hay zonas donde ya no es viable el viñedo; desde los años 80, se han perdido entre el 25-30% de las hectáreas ", admite a elEconomista Carlos Bonilla, presidente de la Denominación de Origen La Mancha, acerca de la realidad vitivinícola de la región. Bonilla confirma los estragos del calentamiento global en la zona que aglutina la mitad de la viña de toda la geografía patria, un total de 400.000 hectáreas y 100 millones de botellas al año: olas de calor cada vez más sostenidas en el tiempo, con temperaturas más altas, seguidas de fenómenos como granizo o heladas de mayor agresividad. Para la uva, las altas temperaturas y la falta de lluvia se traducen en cambios esenciales en su maduración. La fruta se hincha de agua y azúcar, acelera su desarrollo y logra menos acidez a favor de mayor dulzura y alcohol, un cóctel problemático para agricultores y bodegueros. "Se va a apreciar un impacto económico, los precios van a subir porque las tecnologías de la bodega van a ser mucho más costosas; las botellas pasarán de costar 3 euros a 5 en los próximos 50 años" "No me asusta el cambio climático, es un factor más a tener en cuenta", tercia César Rivera, enólogo de las bodegas manchegas Reconquista. El experto está convencido de que, a pesar de las dificultades, están preparados para esquivar el efecto climático con la ayuda de la tecnología: "El problema existe, es innegable, pero el viñedo vamos a poder adaptarlo, tenemos las tecnologías para conseguirlo. Hemos dado una vuelta de tuerca al vino". Rivera confía también en la capacidad de adaptación de otras regiones vinícolas en peligro por la transformación de la tierra y el clima, como California o Sudáfrica, debido a que el conocimiento y el 'saber hacer' se extienden rápidamente en un mundo globalizado. "Si aquí tenemos la solución, en esos lugares la van a encontrar también", concluye. Tecnología a prueba de desiertos La solución no es otra que la tecnología, aplicada en maquinaria punta en las bodegas y sistemas agrícolas que miden las 'constantes vitales' de la viña. "La tecnología está jugando un papel muy importante en la fermentación de los vinos afectados por el cambio climático. Se lleva un control con sistemas muy sofisticados que te dicen cómo está la vid en cada momento; desde tu ordenador sabes si la planta está entrando en estrés, si necesita agua, y puedes corregirlo", explica Isidro Hidalgo, director gerente de Bodegas Reconquista con veinte años de experiencia en el sector del vino. El bodeguero mantiene la tranquilidad ante la preocupación manifestada recientemente por el director de la Organización Internacional de la Viña y el Vino, Pau Roca, quien advirtió de cómo el calentamiento global está favoreciendo a algunas zonas y desplazando la producción óptima de viñedos al norte de Europa. "La cosecha de Alemania ha sido muy alta y de mucha calidad. Esto nos lleva a preguntarnos si se podrán cultivar viñedos en Suecia... y la respuesta es que sí", auguró el pasado mes de julio. "Que Alemania vaya a tener un suelo, una altitud y un clima perfectos para hacer vinos no significa que los vinos españoles, franceses e italianos vayan a perder su categoría porque somos maestros del vino. Es como hablar del ferrari, siempre vamos a estar a la altura", defiende Hidalgo. El director gerente de esta bodega de Ciudad Real asegura que el sector del vino español puede presumir de ir muy adelantado en materia tecnológica y aporta un argumento contundente: "Hay muchos problemas, pero los vinos son cada vez mejores". "Dentro de 100 años, un vino francés será un vino francés; será más caro, y un vino español, igual. Habrá modas, pero no creo que el cambio climático vaya a variar las zonas geográficas" La tecnología que salvará la tradición vitivinícola provocará, como contrapeso, un impacto en el precio de la botella del vino de zonas como La Mancha. "Se va a apreciar un impacto económico, los precios van a subir porque las tecnologías de la bodega van a ser mucho más costosas", admite Hidalgo. Y se atreve con un pronóstico en cifras: "Las botellas pasarán de costar 3 euros a 5 en los próximos 50 años". El presidente de la Denominación de Origen La Mancha tampoco teme la competencia del vino de países donde las temperaturas permitirán su elaboración, aunque confirma que el proceso de adaptación y cambio está presente: "Hay variedades autóctonas que podrían empezar a tener dificultades para su cultivo. La tempranillo, de La Mancha, sigue aguantando el calor perfectamente, pero otras variedades más francesas como Chardonnay o Merlot cada día tienen más dificultad en esta zona ". Todos los expertos consultados coinciden en que, más allá del cambio climático, las tendencias de consumo seguirán vinculadas a un mercado no ajeno a las modas y surtido de competidores de múltiples rincones del planeta. "El origen está aquí, y el conocimiento y la tecnología", argumenta el bodeguero Isidro Hidalgo, convencido de que "dentro de 100 años, un vino francés será un vino francés". "Será más caro, y un vino español, igual. Habrá modas, pero no creo que el cambio climático vaya a variar las zonas geográficas", esgrime. ¿El fin del champán tal y como lo conocemos? El cambio climático amenaza con alterar su sabor, textura y longevidad
Fundación Bancaria Ibercaja C.I.F. G-50000652.
Inscrita en el Registro de Fundaciones del Mº de Educación, Cultura y Deporte con el nº 1689.
Domicilio social: Joaquín Costa, 13. 50001 Zaragoza.
Contacto Aviso legal Política de privacidad Política de Cookies