La producción insostenible de alimentos y la inadecuada aplicación de fertilizantes nitrogenados, entre otros factores, hacen que las emisiones de óxido nitroso hayan aumentado un 40% en cuatro décadas El uso creciente de fertilizantes nitrogenados y estiércol animal son focos de calentamiento de planeta nada desdeñables. Los sistemas insostenibles de producción de alimentos y, en concreto, la inadecuada aplicación de fertilizantes nitrogenados en los campos, han disparado las emisiones de óxido nitroso (N2O). Se trata de un potente gas de efecto invernadero, el tercero en importancia por el volumen de sus emisiones, detrás del dióxido de carbono o el metano. Es toda una paradoja. En un momento en que la comunidad internacional se ha comprometido a frenar las emisiones de gases invernadero para lograr la plena descarbonización hacia mitad de siglo, los óxidos nitrosos (N2O) no paran de crecer. Concretamente, las emisiones de óxido nitroso procedente de las actividades humanas aumentaron un 40% (a razón de 3 millones de toneladas por año) en las pasadas cuatro décadas (1980-2020) y han continuado creciendo hasta el año 2022. Así lo indica un nuevo informe del Global Carbon Project. Por esta razón, los expertos han puesto la mirada en la producción agrícola, que representa el 74% de las emisiones de óxido nitroso provocadas por el hombre (datos de la década de 2010). Concretamente, el uso de fertilizantes comerciales y el estiércol vertidos en los cultivos son los principales focos, según el informe, dirigido por investigadores del Boston College y publicado en la revista Earth System Science Data. Problema creciente El problema es que la acumulación de N2O en la atmósfera se ha acelerado en las últimas cuatro décadas. Las tasas de crecimiento en los últimos tres años (2020-2022) han sido las más altas registradas desde 1980 y son aproximadamente un 30% más elevadas que en la última década. Las concentraciones atmosféricas de N2O alcanzaron 336 partes por mil millones en 2022, un 25% por encima de los niveles preindustriales. Los niveles detectados en la atmósfera en los últimos años han superado los peores escenarios recogidos en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático. Las emisiones de óxido nitroso de origen agrícola alcanzaron en 2020 los 8 millones de toneladas métricas, lo que supuso un aumento del 67% con respecto a los 4,8 millones de toneladas métricas liberadas en 1980, según el estudio elaborado por de 58 investigadores de 55 organizaciones en 15 países. Dos grandes focos El uso de fertilizantes nitrogenados en la agricultura, así como la producción y el uso del estiércol ganadero para este mismo fin, es la mayor fuente de emisiones de N2O a la atmósfera causada por el hombre. "La creciente demanda de carne y de productos lácteos también ha contribuido a un aumento de las emisiones a través del incremento en la producción de estiércol, responsable de las emisiones de N2O", dice el informe. Y el aumento de los fertilizantes nitrogenados utilizados en la producción de piensos también ha contribuido a este aumento. En cambio, las emisiones generadas en la agricultura siguen aumentando, las de otros sectores, como los combustibles fósiles y la industria química, no crecen ni disminuyen a nivel mundial. Los expertos señalan que el aumento desenfrenado de este gas de efecto invernadero (con un potencial de calentamiento global aproximadamente 300 veces mayor que el dióxido de carbono) presenta consecuencias nefastas para el planeta. "Las emisiones de óxido nitroso provenientes de las actividades humanas deben disminuir para limitar el aumento de la temperatura global a 2°C como lo establece el Acuerdo de París", afirmó el autor principal del informe, Hanqin Tian, profesor de Sostenibilidad Global del Instituto Schiller en el Boston College. No hay alternativas tecnológicas, hay que mejorar el uso en su aplicación Los expertos recuerdan que reducir las emisiones de óxido nitroso es la única solución, ya que en este momento no existen tecnologías que puedan eliminar el óxido nitroso de la atmósfera. No existe una buena alternativa a los fertilizantes nitrogenados que no genere emisiones de N2O (a diferencia de la energía basada en combustibles fósiles, para la cual existen alternativas de energía renovable que no emiten CO2). El sistema de producción de alimentos siempre tendrá algunas fugas de N2O. Por eso los expertos apuntan a que lo prioritario es que el sistema alimentario sea lo más eficiente posible en el uso del nitrógeno para reducir las emisiones de N2O al mínimo posible. Las mejores prácticas en la agricultura en el uso de fertilizantes nitrogenados y estiércol animal ayudarán a abordar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del agua. "Si bien ha habido algunas iniciativas exitosas de reducción de nitrógeno en diferentes regiones, encontramos una aceleración en la tasa de óxido nitroso acumulación en la atmósfera en esta década", dijo el director ejecutivo del Global Carbon Project, Josep Canadell, que también es científico investigador en CSIRO. Una de las malas prácticas consiste en que se arrojan los fertilizantes mucho antes de que se produzca la siembra, lo que, unido a otras malas prácticas, hace que se pierda la mitad de este nitrógeno. "Se debe hacer uso de una agricultura de precisión, y aplicar los fertilizantes cuando las plantas lo necesitan, no cuando al agricultor le vaya bien, y aplicarlas sobre las raíces", explica Pep Canadell, uno de los investigadores que han participado en este estudio Los cinco principales países emisores de N2O de origen antropogénico son (en 2020) China (16,7%), India (10,9%), Estados Unidos (5,7%), Brasil (5,3%) y Rusia (4,6%). La UE, Japón y Corea han reducido con éxito esas emisiones las últimas décadas. Sin embargo, incluso pese a la mejora en la eficiencia del uso del nitrógeno en la agricultura en algunas regiones, las emisiones derivadas de la aplicación directa de fertilizantes y estiércol han aumentado ligeramente o se han mantenido estables. Las emisiones antropogénicas de N2O de China han ido disminuyendo durante los últimos cinco años debido a una mayor eficiencia en el uso del nitrógeno. Por su parte, África austral y Oriente Medio tienen emisiones de fuentes no agrícolas (industria, combustión y desechos de combustibles fósiles, quema de biomasa) que son comparables o superiores a las emisiones agrícolas, lo que requiere diferentes estrategias de mitigación. El océano global sigue siendo una fuente de N2O y se mantiene estable en alrededor de 7,4 millones de toneladas métricas por año, con una gran contribución de los océanos costeros globales.