Con sus rutas de senderismo y la cercanía al Parque Nacional de los Picos de Europa, este rincón cántabro es el refugio perfecto para quienes buscan escapar del bullicio y descubrir la esencia de la comarca Cantabria alberga una gran cantidad de lugares con encanto que atraen a miles de visitantes cada año, pero también esconde rincones menos conocidos, aunque igualmente fascinantes. Entre ellos destaca Tresviso , el pueblo más pequeño y de más difícil acceso de la región, que transforma su belleza a las puertas del invierno, con una sucesión de ríos, montañas y valles, que seducen a los amantes del turismo rural. Los aficionados al trekking encontrarán su particular paraíso en este rincón cántabro que invita a descubrir la naturaleza de la región a través del balcón natural a los Picos de Europa , donde reina la tranquilidad y parece haberse detenido en el tiempo. La única forma de llegar es por Asturias , la comunidad con la que colinda al norte y oeste. Ubicado en el extremo occidental de la provincia de Cantabria, en la comarca de Liébana, este pequeño municipio, famoso por sus quesos (de tipo picón) , cuenta con tan solo 58 habitantes, según los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). A pesar de ser un refugio que ayuda a recargar pilas en cualquier época del año, Tresviso tiene algunos inconvenientes, como la falta de transporte entre pueblos vecinos o la escasez en servicios determinados. Una de las principales actividades económicas de la región es la explotación ganadera de montaña . Los vecinos son los que inundan de vida el municipio, especialmente en las fiestas patronales en honor a San Patrono. Llegar a Tresviso es una aventura en sí misma. Solo se puede acceder a este apartado pueblo a través de la ruta senderista PR S-107 desde Urdón o por carretera desde Sotres , en Asturias, siguiendo una sinuosa y empinada vía de 11 kilómetros. Esta carretera, con tramos vertiginosos, no es apta para quienes tengan miedo a las alturas. Ahora entendemos por qué Tresviso significa "tras el abismo": su ubicación parece desafiar a la montaña y el paisaje que lo rodea. Tresviso prepara una experiencia inolvidable para los viajeros : donde se escuchan los cencerros de vacas y cabras, se percibe el olor a leña quemada y se siente la calma de estar en un sitio apartado, al que solo se llega por caminos serpenteantes. Su encanto también se refleja en su gastronomía tradicional, en la que no pueden faltar los sabores auténticos de las tierras cántabras, desde el borono con manzana, el solomillo de ternera o la tarta de queso picón Bejes de Tresviso. La historia de Tresviso se pierde en el tiempo, y aunque no hay muchos registros sobre sus primeros habitantes, se sabe que ya existía como asentamiento alrededor del siglo X. Una de las teorías más aceptadas es que pudo haber sido habitado por personas que huían del dominio musulmán en la península. La ubicación estratégica de Tresviso, en un entorno montañoso y de difícil acceso, lo convertía en un refugio natural ideal para aquellos que buscaban escapar de los conflictos de la época. Además, el pueblo se encuentra a las puertas del Parque Nacional de los Picos de Europa , uno de los espacios naturales más emblemáticos de España, ideal para quienes buscan explorar la montaña en su estado más puro. Otro de los puntos de interés de Tresviso es la Ruta del Camino Lebaniego o la iglesia de Santo Toribio , un templo que conserva la tradición religiosa del lugar y complementa el atractivo cultural del municipio. Cantabria alberga una gran cantidad de lugares con encanto que atraen a miles de visitantes cada año, pero también esconde rincones menos conocidos, aunque igualmente fascinantes. Entre ellos destaca Tresviso , el pueblo más pequeño y de más difícil acceso de la región, que transforma su belleza a las puertas del invierno, con una sucesión de ríos, montañas y valles, que seducen a los amantes del turismo rural.