El precio de los alimentos sigue escalando y marca el máximo de la década

05/11/2021
En: lavanguardia.com
Digital
Comprar aceite, cereales o carne es cada vez más caro. Los precios de los alimentos subieron este octubre por tercer mes consecutivo y registraron su máximo en diez años; 133.2 puntos según el índice de precios de alimentos que utiliza la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El aumento de precios representa una subida de más del 40% respecto al inicio de la pandemia (95,1 puntos en marzo del 2020) y supone una amenaza para el hambre en el mundo: "Todavía tenemos conflictos como la crisis climática y la covid trabajando juntos para empujar más gente a la miseria. Ahora los altos precios se han sumado al trío mortal", alertó en verano el economista jefe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Arif Husain. Los factores están relacionados. El cambio climático altera las condiciones climatológicas y dificulta las cosechas: tanto China, que sufrió este mes un revés en la producción de hortalizas debido a las arrasadoras lluvias torrenciales, como la agricultura en Brasil, expuesta a un constante círculo vicioso de sequía y de poca humedad, son solo algunos ejemplos de un problema global. Según la FAO, la menor disponibilidad de trigo por la falta de cosechas "continuó presionando al alza los precios" este octubre. "La gente tendrá que acostumbrarse a unos alimentos más caros" dicen en Kraft Heinz Azúcar y aceites vegetales son los alimentos más afectados por la reciente subida de precios y representan tendencias más volátiles que cereales, lácteos y carne. El precio del aceite ha subido un 9,6% el último mes y se sitúa en un récord histórico. Respecto a los cereales, la FAO se ha visto obligada a modificar a la baja sus previsiones para el 2021 hasta las 2.793 toneladas producidas, respecto a las 2.800 esperadas en anteriores proyecciones. Los nuevos precios en alza coexisten en la agenda económica mundial con la crisis por el alto coste energético, que repercute en la agricultura mediante una subida del precio de los fertilizantes. Sin embargo, el historiador y economista Adam Tooze alerta de que es improbable que el coste energético sea la principal causa de la inflación de los alimentos: "El momento no coincide. La escalada en el importe de los víveres empezó meses antes de que el incremento de los fertilizantes se empezara a notar". Las grandes empresas han reflejado en sus cuentas la subida de los costes. En el sector lácteo -que ha subido más de 15 puntos en el índice de la FAO en el último año- Danone cifra la escalada de costes en el 8% y anuncian un posible aumento de precios para el 2022. En la misma línea, la agroalimentaria Nestlé reconoció un incremento del 2,1% durante el pasado verano. La inflación no ha repercutido todavía al completo, pero las tendencias registradas por la ONU preocupan. Fue el consejero delegado de la alimentaria americana Kraft Heinz, Miguel Patricio, quién dictó sentencia: "La gente tendrá que acostumbrarse a unos alimentos más caros". Históricamente, las fuertes subidas de los alimentos preceden grandes hambrunas en los países más pobres (algo de ello está ocurriendo ahora en Afganistán) y son un primer indicador del estallido de conflictos sociales y, finalmente, de guerras.
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