El nogal se abre paso en la región

19/02/2020
En: hoy.es
Digital
Los bajos precios del campo están acaparando numerosos titulares durante las últimas semanas. A pesar de que no es una polémica nueva, se ha hecho notar sobre todo tras las imágenes que dejaron las protestas de los agricultores en Don Benito, que exigían unos precios justos para sus cosechas. La fruta lleva varios años dando problemas a sus productores y algunos han empezado a fijar su mirada en otros cultivos alternativos más rentables y, sobre todo, con mercados más estables. Y en esa coyuntura, el nogal está erigiéndose como una de las opciones más viables. De hecho, fue el cultivo invitado de esta 32ª edición de Agroexpo, lo que confirma el interés que está despertando desde el sector agrícola, que no está pasando desapercibido tampoco en Extremadura. Una de las primeras explotaciones de nogal que se crearon en la región extremeña estaba dirigida por Agustín Tejada. Fue allá por el 2005, pero no le fue del todo bien. El problema: la planta que les llegó no era de buena calidad. Tan insatisfechos quedaron con el servicio, que pensaron que ellos mismos podían mejorarlo. Así fue como surgió en 2009 Viveros Nogalnature. «Vimos que era una oportunidad de mercado, porque había bastante demanda y creíamos que podíamos mejorar mucho la calidad de las plantas», explica Pedro Tejada, primo de Agustín y encargado de la empresa. Desde entonces se dedican a la producción y comercialización de esquejes de nogales de entre 60 centímetros y un metro de altura, listos para ser plantados directamente en el terreno. Precisamente ahora, en el mes de febrero, es el momento de hacerlo. No obstante, también venden ejemplares en maceta, que pueden ser plantados en cualquier momento del año y que son un recurso muy útil si surge cualquier contratiempo. La superficie plantada de nogal aumentó un 243% en Extremadura entre 2013 y 2018 Además del nogal, también cuentan con plantones de otras especies, como el pistacho, la higuera o el pecano, una variedad de nuez que está ganando fuerza en el mercado. En total, los propietarios de la empresa aseguran que poseen unas 170.000 plantas. «Yo creo que somos el vivero de nogal más grande de España», aventura Pedro Tejada. La sede está situada a orillas del embalse de Alange, a unos quince kilómetros de la capital autonómica. Desde la compañía señalan que las condiciones climáticas de la comarca son ideales para el cultivo del nogal, porque es un árbol que necesita temperaturas cálidas en verano pero también unas horas mínimas de frío durante el invierno. En realidad, las temperaturas no son un problema para este árbol en ningún lugar de la región. Pedro Tejada, encargado de lso viveros Nogalnature, en uno de los terrenos donde crecen los esquejes que comercializan. / José Vicente Arnelas El acceso a agua durante todo el año, en cambio, sí es un requisito importante, porque el nogal es un cultivo de regadío. Esta es otra de las razones por las que eligieron esta ubicación, que cuenta con suficientes recursos hídricos a su alrededor para el desarrollo de esta especie. Todas las plantas que el vivero suministra van injertadas. Cada ejemplar, por tanto, está formado por dos partes: el portainjerto o patrón, que es lo que lleva la raíz, y el injerto. Es imprescindible elegir la variedad más adecuada de cada uno de ellos para lograr una óptima producción. La selección del patrón depende fundamentalmente de las características del suelo de la explotación en cuestión. Ellos cuentan con tres diferentes: «Antes casi siempre se utilizaba Jungla Regia, pero ahora se está empezando a llevar mucho también Vlach. Es nuestro portainjerto más fuerte, porque es una planta que está sacada in vitro», comenta Pedro Tejada. Además de esos dos tipos, también disponen de uno híbrido, denominado 'MJ209'. En cuanto a la variedad productiva de la planta, el abanico de posibilidades es mucho más amplio. Su elección depende principalmente del clima de la zona y, en concreto, de las horas de frío que presente y de lo tardías que sean sus heladas. Las variedades más comunes son Chandler, Howard y Tulare. Para Nogalnature, su área de comercialización incluye toda la península ibérica, aunque es especialmente importante en las regiones portuguesas del Alentejo y Centro. Antes, la mayoría de productores importaban los esquejes desde Turquía, porque su precio era mucho menor. Sin embargo, la legislación europea es cada vez más restrictiva en cuestiones sanitarias, lo que favorece la actividad de este tipo de viveros. Algunas de las nueces que aún se conservan de la última campaña. / José Vicente Arnelas Los datos, además, muestran que es un cultivo que todavía tiene mucho camino por recorrer en Extremadura. Según el informe 'Superficies y producciones anuales de cultivos' del Instituto Nacional de Estadística, la superficie plantada de nogal en la región pasó de 752 hectáreas en 2013 a 1.830 en 2018, lo que supone un aumento del 243% en solo cinco años. Ese crecimiento tuvo lugar principalmente en la provincia de Cáceres, donde se incrementó de 87 a 824 hectáreas. Estas cifras demuestran que se trata de un cultivo en auge y confirman las impresiones de Tejada: «Últimamente se está empezando a ver más el nogal por toda la zona de las Vegas del Guadiana. En localidades como Valdivia, Talavera o Montijo se están creando explotaciones». Comparando esas cifras con el resto del país, Badajoz es la provincia con más superficie cultivada de nogal de España, con 1.006 hectáreas; y Cáceres la cuarta, solo superada por Granada y Albacete. En términos regionales, Extremadura es la segunda comunidad autónoma con más hectáreas de nogal, por detrás de Andalucía. Badajoz es la provincia española con más hectáreas cultivadas; y Cáceres, la cuarta De las 1.830 hectáreas plantadas en la región, solo 685 están ya produciendo. Esa disparidad de cifras se debe a que el nogal es un árbol que tarda entre tres y cuatro años en empezar a dar nueces, lo que revela que la mayoría de plantaciones se han creado hace poco tiempo y son todavía demasiado jóvenes. Además del vivero, Agustín y Pedro Tejada también son productores de nueces y cuentan con su propia explotación de nogales. Tienen unas 14 hectáreas en producción de las variedades Chandler y Howard, y otras 20 que aún están en desarrollo. Por esa razón, conocen perfectamente cómo funciona el mercado. «Es un cultivo muy interesante, porque lleva muchos años con unos precios muy regulares y la demanda de los consumidores está creciendo cada año. Y todavía hay bastante margen porque en España producimos muchas menos nueces de las que consumimos, la mayoría son importadas de fuera», indica. Es más, también asegura que, por razones climatológicas, tanto la calidad como el sabor de la nuez que se produce en la península suele ser mejor que la que se trae del extranjero. Y así lo valoran también los mercados, que frecuentemente la pagan más cara. Esa estabilidad en los precios es precisamente la que está llevando a algunos agricultores a dejar atrás el cultivo de frutales convencionales y optar por el nogal. Otra de sus ventajas es la vida útil del fruto después de la cosecha: «Las nueces se recogen más o menos desde septiembre a octubre, en función de la variedad, y aguantan siete u ocho meses en buen estado. Y si las tratas con cámaras, pueden durar el año entero perfectamente», explica el encargado. Además, puede emplearse la misma maquinaria que se utiliza para la recogida de la aceituna, ya que su cosecha es muy similar a la de la nuez. Cambiar el olivo por el nogal, por tanto, puede ser una opción muy interesante para aquellos aceituneros que están teniendo problemas de rentabilidad. El obstáculo más evidente del nogal es la inversión inicial que requiere su instalación y, sobre todo, los años de espera hasta empezar a recuperarla. «La gente aquí está acostumbrada a la fruta, que la plantas y al año siguiente ya está produciendo. Y cuando le dices a alguien que va a tener que esperar cuatro años para empezar a recoger nueces, muchos se echan para atrás. Pero ahora se están dando cuenta de que, aunque tarden cuatro años, a la larga es mucho más rentable», añade. Por esa razón, la mayoría de los clientes del vivero son propietarios de grandes explotaciones, que no tienen la necesidad de sacar rentabilidad de forma urgente. «También lo están poniendo ya medianos agricultores en terrenos más pequeños, con la idea de ir aumentando el cultivo poco a poco conforme vayan produciendo», comenta Tejada. Dentro de las variedades de nogal, hay una muy particular y que está consiguiendo cierta popularidad en el mercado: el pecano. Por su fruto, la nuez pecana se paga el doble que por la nuez tradicional, y ya se comercializa en numerosos supermercados. «Este año el precio de la nuez ha estado entre 3,20 y 3,40 euros el kilo, mientras que el pecano ha rondado los ocho aproximadamente», manifiesta el encargado. No obstante, las diferencias en el precio también se ven reflejadas a la hora de producir: «Es cierto que el pecano tarda un poquito más que el nogal en empezar a dar fruto. Si el tiempo de espera del nogal está en 3-4 años, para el pecano es de 4-5 campañas. Además, el rendimiento es menor, porque una hectárea de nogal puede darte unas siete u ocho toneladas de nueces y el pecano se queda en la mitad. Al final la rentabilidad es parecida», añade. El nogal y el pecano se pueden combinar en una misma explotación, y de hecho es una estrategia que algunos utilizan para no arriesgar todo a una única variedad. «También es habitual, siempre que sea posible, racionalizar o escalonar la cosecha plantando diferentes variedades para que no se tenga que hacer toda de golpe. Primero se recogería Tulare, que es una variedad bastante temprana, luego Howard y por último Chandler, que es más tardía, por ejemplo», argumenta Pedro Tejada. En definitiva, parece que los cultivos alternativos empiezan a abrirse paso en la región y su expansión se presupone ya inminente. El nogal engrosa así una lista que integran otras especies como el almendro, el pistacho, la higuera o las plantas aromáticas, y que podría ser una solución ante el inmovilismo político para algunos agricultores que se están viendo expulsados del sector debido a la escasa rentabilidad que generan sus productos. Los propietarios también tienen su propia explotación. / José Vicente Arnelas
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