Frente a los grandes fondos de capital, que se han lanzado a comprar miles de hectáreas agrícolas de todo tipo en España en los últimos años, el grupo almeriense La Unión presume de su papel estratégico para dar salida a la producción de unas 3.500 explotaciones familiares que dan empleo a unas 15.000 personas. Jesús Barranco, miembro de la segunda generación y director general de la compañía, defiende el modelo que le ha llevado a convertirse en el grupo líder en la comercialización de frutas y hortalizas en España, con alrededor de 400.000 toneladas al año, y es el primer comercializador de pepino del mundo, con 100.000 toneladas distribuidas. "Ahora hay una gran burbuja, como vemos con el precio de adquisición de invernaderos, que se ha disparado hasta los 400.000 euros por hectárea, que es una auténtica barbaridad", explica el directivo. La Unión no tiene campos propios, pero trabaja con los agricultores a los que compra cada día los productos para preservar una trazabilidad total desde el campo hasta la cesta de la compra de los consumidores y para introducir novedades que mejoren la calidad de las frutas y las hortalizas. "Nuestra aportación de valor es organizar un mercado complejo, poniendo el foco en la innovación", explica Barranco. Negocio El aumento de costes impacta en la actividad Con ventas de 350 millones de euros, Barranco se muestra muy preocupado por el inevitable incremento de los precios derivado del aumento de los costes energéticos, de transporte y de muchísimas materias primas. "Prevemos una inflación muy fuerte en el sector agroalimentario porque, además de los factores generales que afectan por igual a todas las empresas, Ucrania es un gran productor mundial de minerales imprescindibles para el cultivo", añade Barranco. Por eso, La Unión intensificará su apuesta por la diversificación. La idea es impulsar las líneas de productos ecológicos [cultivados sin el uso de sustancias químicas de síntesis], que aquí cuesta más introducir, pero que en el norte de Europa cuenta con un mercado maduro. Junto con lo anterior, la empresa quiere reforzarse en algunos segmentos minoritarios, como las frutas tropicales -chirimoya, mango, papaya y aguacate- para aprovechar la tendencia a disfrutar de mayor variedad en la ingesta. La innovación se complementa con un mayor esfuerzo exportador con el objetivo prioritario de crecer en Alemania, los países nórdicos y Estados Unidos. Allí, las ventas son todavía testimoniales. Por último, Barranco confía en el éxito de lo que califica como una revolución: el proyecto La Unión Long Fresh, para la venta de tomates, frutas y verduras frescas congeladas, donde ha invertido 25 millones en Adra (Almería). "Gracias a una tecnología exclusiva, logramos la microcristalización en el proceso de congelación, que no altera la estructura molecular de los productos y se conservan perfectos", afirma Barranco. Esta solución, que ya está en el mercado, permite evitar el desperdicio alimentario en el sector horeca (hoteles y restaurantes).