El alza del precio de los piensos y otros suministros por la guerra de Ucrania lo dejó sin negocio y con varios préstamos bancarios a los que no podía hacer frente con sus ingresos
Una persona revisa sus facturas, en una imagen de archivo. / S. GARCÍA
Badajoz
14 ABR 2025 19:37
El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Badajoz ha cancelado una deuda de 102.862 euros a un ganadero pacense de 38 años que perdió su negocio tras el alza del precio del pienso y otros suministros por la guerra de Ucrania y que tenía varios préstamos con dos entidades bancarias, a los que no podía hacer frente.
Su precaria situación económica lo llevó a recurrir a la denominada Ley de la Segunda Oportunidad, una herramienta legal que permite empezar de cero a autónomos y consumidores que se han sobreendeudado y no tienen capacidad económica para cumplir con sus acreedores.
El caso del ganadero lo ha llevado el abogado Rafael Santos, del despacho Pajuelo Abogados. Las pérdidas de su negocio de ganado ovino fueron creciendo y llegó un momento en que «ni siquiera tenía para comprar la comida de los animales» , explica el letrado. Se vio abocado al cierre, pero ni aún vendiendo sus bienes, podía afrontar la deuda de más de 100.000 euros que arrastraba. Tenía dos préstamos con una misma entidad bancaria y un tercero para la compra de un vehículo con otra (para acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad hay que tener más de un acreedor).
Ingresos exiguos
Encontró trabajo fuera de Extremadura, pero sus ingresos no superaban el Salario Mínimo Interprofesiona l, por lo que la única vía para poder verse libre de cargas era acudir a este mecanismo por el que las personas insolventes pueden cancelar sus deudas. En su caso, según explica Rafael Santos, no se le llegó a embargar parte de la nómina porque se acogió a la Ley de la Segunda Oportunidad antes de que se judicializara el procedimiento por parte de los acreedores.
La solicitud se presentó en julio de 2024 y se resolvió en solo unos meses. «El juzgado ha sido muy diligente» , reconoce el abogado.
El primer paso fue informar al juzgado de la situación de los deudores, tras lo que se inició el preconcurso de acreedores. Después, se presentó la demanda de concurso y se pidió al tribunal que abriera la fase judicial, en la que se expusieron los motivos del endeudamiento, la situación del interesado y se demostró que era «deudor de buena fe», un requisito imprescindible. Una vez el juzgado valoró las posibilidades de pago del deudor, que en este caso eran nulas, se solicitó la exoneración.
Además de quedar libre de la totalidad de su deuda, el ganadero ha salido de los ficheros de morosos y los acreedores no podrán ejercer acción civil contra él , salvo si en los próximos tres años su situación económica mejorara tanto como para cubrir esa cuantía (por inversiones, herencias, por ganar la Lotería...) y siempre que los bancos fueran los que se lo reclamaran.
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