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El desafío alimentario de Barcelona: el 97% de la población en riesgo

24/12/2024
En: larazon.es
Digital
La presión turística y los precios altos convierten la sostenibilidad alimentaria en un reto urgente para la ciudad Barcelona se enfrenta un desafío poco visible pero profundamente relevante: la configuración de su entorno alimentario. Un reciente estudio realizado por el Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC ha analizado las dinámicas de acceso a alimentos en la ciudad, revelando tanto fortalezas como áreas de mejora en el camino hacia una alimentación más saludable y equitativa. A diferencia de otras urbes, Barcelona no presenta desiertos alimentarios, definidos como áreas donde el acceso a alimentos frescos y saludables es limitado. Gracias a su consolidada red de mercados municipales, tiendas de barrio y supermercados, la mayoría de los residentes puede adquirir alimentos frescos a pocos minutos de su hogar. Sin embargo, esta ventaja no necesariamente garantiza elecciones alimenticias saludables para todos los ciudadanos. La sombra de los pantanos alimentarios El problema más acuciante en Barcelona es la elevada exposición de su población a los llamados "pantanos alimentarios". Estas son zonas donde la oferta de alimentos poco saludables, como comida rápida, snacks y bebidas azucaradas, es dominante. Según el estudio, el 97,4% de los barceloneses vive en áreas calificadas como pantanos alimentarios, y un 6,6% de estos habitantes también está en riesgo de pobreza, lo que genera una doble vulnerabilidad. Las zonas céntricas, especialmente aquellas con alta presión turística, concentran una oferta desproporcionada de alimentos ultraprocesados. Este fenómeno también se extiende a algunos barrios periféricos con menor poder adquisitivo, donde las opciones saludables son más escasas o económicamente inaccesibles. Oasis ecológicos y espejismos En términos de sostenibilidad, el acceso a alimentos de producción ecológica es limitado y está vinculado principalmente a barrios de rentas medias y altas. Solo un 7% de los puntos de venta de alimentos en Barcelona ofrece productos ecológicos, incluyendo cooperativas y huertos urbanos. Para muchos habitantes de barrios de bajos ingresos, estos "oasis ecológicos" se convierten en "espejismos alimentarios", ya que los altos precios de los productos orgánicos los hacen inalcanzables. Este patrón refleja una desigualdad socioeconómica que no solo afecta al acceso a alimentos saludables, sino también al derecho a una alimentación sostenible. Además, podría conducir a procesos de "gentrificación verde", donde las mejoras ambientales desplazan a las comunidades más vulnerables. Barcelona, como destino turístico global, experimenta una transformación de sus entornos urbanos debido a la creciente demanda de alimentos y servicios dirigidos a visitantes. Esto incluye la proliferación de negocios de comida rápida y cadenas internacionales, que contribuyen al crecimiento de los pantanos alimentarios. Aunque el turismo es un motor económico clave para la ciudad, plantea un reto significativo para la sostenibilidad del sistema alimentario local. Políticas públicas como solución El informe del IEGD propone varias recomendaciones para abordar estos problemas y transformar Barcelona en un entorno alimentario más saludable y sostenible. Entre las medidas destacan: Regulación de los pantanos alimentarios: Se sugiere limitar la concentración de establecimientos que ofrezcan alimentos poco saludables, especialmente en áreas de alta presión turística y barrios de bajos ingresos. Fomento del acceso inclusivo a alimentos ecológicos: Apoyar cooperativas de consumo, huertos urbanos y mercados locales, además de establecer políticas de subsidios para hacer accesibles los productos ecológicos a toda la población. Protección de las tiendas de barrio: Los pequeños comercios son esenciales para mantener una oferta diversificada de alimentos frescos. Incentivar su presencia y protegerlos frente a la competencia desleal de grandes cadenas es crucial. Educación alimentaria: Aumentar la concienciación sobre la importancia de elegir alimentos saludables y sostenibles, a través de programas educativos y campañas públicas. Colaboración intersectorial: Coordinar políticas locales, nacionales e internacionales para garantizar un enfoque integral que aborde tanto el acceso físico como económico a alimentos saludables. Un cambio necesario La transformación del sistema alimentario en Barcelona no solo es una cuestión de salud pública, sino también de justicia social y sostenibilidad ambiental. Como señala el informe, la configuración del entorno alimentario influye directamente en las decisiones de consumo de los ciudadanos, y no puede depender únicamente de la responsabilidad individual. Barcelona tiene la oportunidad de liderar el cambio hacia un modelo urbano que priorice el acceso equitativo a una alimentación saludable y sostenible. Este enfoque podría servir de inspiración para otras ciudades, demostrando que es posible equilibrar el desarrollo económico, el turismo y el bienestar de sus habitantes. Con una combinación de voluntad política, acción comunitaria y compromiso empresarial, Barcelona podría consolidarse no solo como una capital cultural, sino también como un ejemplo de ciudad que alimenta a sus ciudadanos de manera justa y responsable. El camino hacia un entorno alimentario transformado requiere tiempo y esfuerzo, pero los cimientos ya están presentes en Barcelona. Desde sus mercados municipales hasta sus huertos urbanos, la ciudad cuenta con una infraestructura alimentaria que puede ser la base de un sistema más inclusivo y sostenible. En un momento en que los sistemas alimentarios urbanos enfrentan desafíos globales, Barcelona puede demostrar que las soluciones locales son clave para construir un futuro más saludable y resiliente para todos.
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