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El cambio climático obliga a repensar la fruta en Aragón

06/02/2023
En: elperiodicodearagon.com
Digital
CAMPO ARAGONÉS El cambio climático obliga a repensar la fruta en Aragón Agroseguro plantea pólizas más duras para sostener el sistema de ayudas | Las heladas estuvieron en 2022 detrás del 80% de las pérdidas de frutales en las comarcas del Bajo Cinca y La Almunia Un campo de fruta de hueso en el Bajo Cinca, durante las heladas sufridas durante el mes de abril del pasado año 2022. Servicio especial Ver noticias guardadas La parte del campo aragonés más castigada por los efectos más severos del cambio climático anda revuelta a cuenta del seguro agrario. El comienzo de la campaña de contratación de las pólizas para los frutales de cara a este año hace escasas fechas encontró a los pocos días la reacción interna de algunos agricultores de las comarcas más afectadas por un 2022 negro, que se sentían doblemente agraviados. "Nos nos sale a cuenta" , resumen algunos desde la comarca de Calatayud. Por el camino, un cruce de comunicadores entre la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-COAG), que hablaba de "inseguridad" en las nuevas pólizas, y Agroseguro, la entidad gestora, que rechazaba de manera "rotunda" estas afirmaciones . Como telón de fondo planea el recuerdo de las últimas campañas que han dejado hitos en el sector. Para los que trabajan la tierra, fenómenos meteorológicos extremos en momentos clave del calendario que han acarreado cuantiosas pérdidas de cosecha. Para la otra parte de la ecuación, las entidades aseguradoras, un desembolso récord de indemnizaciones año tras año, que en 2022 dejó una cifra jamás vista: 118 millones de euros. Un 60% más que el año anterior. M. Calvo Lamana Ante esta tesitura, Agroseguro reconoce que se ve en la "necesidad" de compensar ese agujero por la alta siniestralidad, que en el caso de Aragón se situó en un "10% por encima del equilibrio" y llevar a cabo "modificaciones estructurales" para "fortalecer la viabilidad técnica del sistema de seguros agrarios" . Unas condiciones que han pasado por elevar el precio de la póliza y, en algunos casos con mayor siniestralidad, elevar las franquicias (aquella parte del seguro que corre a cuenta del agricultor). La superficie siniestrada de frutales en las comarcas de Bajo Cinca y La Almunia superaron las 15.000 hectáreas sobre las 24.282 hectáreas del total de Aragón. El 80% se debió a las heladas . Precisamente, este fenómeno meteorológico es uno de los principales miedos de los productores aragones de fruta. Sin embargo, la decisión de ajustar números parece no convencer a todos. Algunos fruticultores que se encuentran en las zonas más castigadas estos últimos años, calculadora en mano, se sienten paganos de esa búsqueda del punto medio .  Uno de los puntos de fricción es la cantidad de kilos de producción que Agroseguro permite asegurar . La gestora toma como referencia una media de los últimos 5 años, aunque debido a la excepcionalidad del 2022 no lo han tenido en cuenta para realizar el cálculo. "Algo no nos cuadra", asegura a este diario Sergio de Dios , responsable de seguro agrario de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA-COAG) , tomando como referencia algunos ejemplos que ha revisado.  Pero, más allá del caso particular, De Dios centra su crítica en el modelo utilizado: " Agroseguro aplica una tabla con incrementos de producción de un año para otro muy desfasada porque hoy en día los campos son capaces de rendir mucho más". Bajo esta premisa, ese exceso que la gestora de seguros no reconoce queda fuera del paraguas de la cobertura . Es decir, en caso de siniestro, y particularmente cuando se produce por heladas debido a las características de ese tipo de seguro, recuperar parte de la inversión se hace más cuesta arriba . El seguro agrario para la fruta tiene sus peculiaridades. Una de ellas es cómo se realiza la estimación de daños tras un siniestro según el fenómeno meteorológico que se haya producido.   Los agricultores de la fruta tienen particular temor a las heladas. Los daños se evalúan sobre el conjunto de la explotación, lo que dificulta llegar al porcentaje de daños mínimo para cobrar el seguro, una vez superada la franquicia, que generalmente es del 30%. Esto no ocurre por ejemplo con el pedrisco, donde el daño se evalúa parcela a parcela. Es difícil que haya concentración parcelaria en los frutales, así que no es raro que las heladas produzcan afecciones dispares para el agricultor. Los retos del cambio climático Fruticultores y aseguradoras comparten un mismo temor: los efectos de un cambio climático que cada vez socava con mayor virulencia los rendimientos del campo . En la comarca de La Almunia, R. C., un joven agricultor con antecedentes familiares en este trabajo, asegura a este diario que el año pasado heló en zonas jamás vistas. Un relato que comparten otros fruticultores del Bajo Cinca o de Calatayud. No es la única amenaza. A la sequía y el pedrisco se le unen máximas de récord sostenidas en el tiempo durante el verano que, literalmente, son capaces de abrasar la fruta.  "El reto de todos es hacer sostenible el modelo en este escenario de cambio climático acelerad", subraya Juan Cruzán, director territorial de Agroseguro en Aragón. En este escenario, observa obligaciones en los dos lados de la balanza: "El seguro tendrá que adaptarse a esta nueva realidad , pero los agricultores también deberán hacer un esfuerzo adicional para proteger sus cultivos, especialmente en zonas con mucha siniestralidad. Hay que enfocar el problema desde otras perspectivas y, por ejemplo, apostar por cultivos más resilientes. Más allá de eso, todos coincidimos en que el seguro agrario es una herramienta imprescindible". Un frutal de la comarca del Bajo Cinca con carámbanos de hielo en abril del 2022 UAGA Una última afirmación que comparte De Dios, de UAGA, aunque con matices: "En este punto resulta menos útil por la subida de precio y menor cobertura , especialmente cuando hablamos de heladas. No así el pedrisco, que está bien cubierto". En este sentido, plantea otras derivadas a la hora de repensar el modelo: "Quizás las importantes subvenciones de Enesa [la empresa pública a través de la cual se canaliza parte de las ayudas para hacer frente a los siniestros] y de las Comunidades Autónomas para reducir el importe de la prima deberían canalizarse a reducir la franquicia y asegurar así mayor proporción de cosecha . El seguro debe ser un sistema solidario para apoyar al que trabaja la tierra, en contraste con otras ayudas de las que se benefician los agricultores de sofá que no producen", concluye. "Los fenómenos extremos cada vez son mayores" Sergio lleva más de 25 años al frente de una explotación de fruta de hueso en el Bajo Cinca , que combina con una pequeña granja. Las heladas registradas en primavera del pasado año se llevaron por delante "un 40% de la cosecha".    Todo ello, relata, pese a tener parte de sus fincas con sistemas de protección frente a las heladas. "Las que están en la zona baja, que son más frías, las tengo protegidas con aspersores y ventiladores, pero este pasado año las heladas fueron tan fuertes que los ventiladores no fueron suficientes" , relata. Una anomalía más que explica la fuerte siniestralidad en esta comarca aragonesa ( 7.898 hectáreas en 10.337 parcelas, según datos de Agroseguro) es que en las zonas altas que "en 30 años nunca había helado" también sufrieron los envites del frío. Los síntomas del cambio climático, cada vez más imprevisibles, no se limitaron a esa época del año. "Hubo un intenso episodio de calor en verano en mayo que hizo que la fruta no madurara bien. Los fenómenos extremos en los últimos años cada vez son mayores", apunta. "Si sube la carga de los costes y te ofrecen menos garantías, se pone en peligro la continuidad de las explotaciones" Con todas sus imperfecciones, este aragonés defiende la necesidad de contar con un seguro agrario que les dé una cobertura frente a una incertidumbre meteorológica. "Algunas grandes explotaciones no aseguran su cosecha porque ya asumen que lo que pueden perder en unas parcelas lo compensan con otras, pero e ste autoseguro para los pequeños productores es complicado".  En circunstancias como las actuales donde renovar la póliza es más caro , Sergio capea el temporal según viene: "Lo que he hecho estos años económicamente complicados ha sido bajar el precio por kilo asegurado". Con todo, reconoce que la cuenta de resultados depende en gran manera de la coyuntura del precio de venta en un mercado que sufre grandes oscilaciones . "Si sube la carga de los costes y te ofrecen menos garantías, se pone en peligro la continuidad de las explotaciones", apunta. "El seguro no vale para algunas zonas" Toda una vida dedicada a la su frutales y viñedos en la comarca de Calatayud han permitido a Óscar conocer el antes y el después del nacimiento del seguro agrario. Y su conclusión es clara: "Fue una herramienta muy buena cuando nació para pasar baches grandes , pero ahora es prácticamente algunas de sus coberturas son inservibles en algunas zonas. Hay que cambiarla". Se refiere, específicamente, al seguro frente a las heladas. La manera de Agroseguro de calcular los rendimientos de las explotaciones frutícolas y estimar los daños frente al hielo hizo que el pasado año no cobrara nada. "No cogimos melocotones, nos quedamos a cero. Pero como con el resto de fruta no llegamos a superar el porcentaje de la franquicia, no cobramos" , asegura. "La fruta en los valles tiene los años contados. Es muy duro y hay una inseguridad total porque también nos han sacado de la PAC" No es una excepción, dice, en una comarca acostumbrada a convivir con las heladas, aunque "siempre ha habido fruta". "Sufrimos un doble castigo porque tenemos estos históricos y además vemos como nos siguen penalizando año tras año. En ese contexto, no es raro que cada vez haya menos gente que asegure contra el hielo, porque tienes que tener siniestros del 70 % u 80% para cobrar una cantidad que te permita mantener la explotación. Con pérdidas menores, directamente no cobras nada. Nosotros mismos llevamos 3 años sin cobrar nada y me supone el 15% de los gastos totales", afirma Óscar. Este próximo año, en zonas de alta siniestralidad, las franquicias se elevan hasta el 50%.   ¿Y por qué no cambiar de cultivo frente a estas adversidades? "Tengo diversificados los cultivos, pero, con el tipo de tierra y parcelas que tengo, son con los frutales con los que consigo el mayor rendimiento posible por hectárea . No puedo cambiar a otros cultivos como herbáceos o cereales. Con todo, la fruta en los valles tiene los años contados. Es muy duro y hay una inseguridad total porque también nos han sacado de la PAC". "Tengo miedo a que otra helada lo arrase todo" Pese a su corta trayectoria en comparación con otros compañeros del campo, R.C. ya tiene claro que no le queda otra alternativa que adaptar sus cultivos a la nueva realidad que se vive en La Almunia , comarca de Valdejalón. "Hace 15 años, mi padre tenía casi 20 hectáreas de manzanos y perales; ahora mucha gente se ha quitado la fruta de pepita porque necesita mucha agua y las condiciones que se dan, con calores tan intensos y prolongados, hacen que sea cada vez más difícil porque la planta no se adapta" , afirma este joven agricultor. "Si quiero crecer necesito invertir dinero para hacer una agricultura mejor y sacar productos más seguros para comer" La feroz competencia que hay en un mercado global es lo que le empuja a analizar con cuidado cada paso que da. "Si el año pasado no hubiese habido aquella gran helada, probablemente no hubiese renovado la póliza este año porque supone aproximadamente el 15% de los ingresos anuales. Ahora tengo miedo a que venga otra helada similar y lo arrase todo" , afirma. Un fenómeno meteorológico que se le llevó por delante el 70% de la producción, enfocada principalmente a melocotones y albaricoques. Ahora, su perspectiva ha cambiado y pese a lo que se pueda encarecer, ve imprescindible contar con una póliza que le compense potenciales daños. "La otra alternativa es hacer colchón año a año para cuando venga un año malo, pero si quiero crecer necesito invertir dinero para hacer una agricultura mejor y sacar productos más seguros para comer ", asevera. En contra de la impresión que pueda tener la gente ajena al campo, dice, el dinero que les da el seguro ante un siniestro no sirve para otra cosa que poder continuar con la explotación al año siguiente: "Conozco casos que no tenían los campos asegurados y tras un año malo no tuvieron otra opción que venderlos" . Su perspectiva es clara. "No queda otra alternativa que adaptarse física e institucionalmente" .  Temas
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