La implantación de las medidas puestas en marcha como consecuencia de la covid-19 y el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) ha aumentado los costes laborales en el campo en torno a un 17%. Un incremento que ha hecho también crecer los costes de producción, mientras la renta final agraria ha bajado en torno al 12% en Aragón. Los costes de producción en el campo siguieron al alza en el año 2020. Un incremento que ha estado principalmente impulsado por el mayor gasto que los productores agrícolas y ganaderos han tenido que asumir para implementar las medidas de prevención ante la irrupción de la covid-19 y la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Estos factores dos factores -medidas covid-19 y SMI- han supuesto un aumento de los costes laborales del 17%. Este incremento ha afectado sobre todo a sectores como el de la fruta en el que el coste de la mano de obra representa el 80%, según ha explicado Fernando Luna, presidente de ASAJA Huesca, a elEconomista La subida de los costes laborales ha conllevado un incremento de los costes de producción que se cifran en el sector agrícola y ganadero de entre un 10% y un 12% de media. Este aumento se ha producido además en un momento en el que la renta final agraria se ha reducido en la comunidad aragonesa. Los datos tanto del Ministerio de Agricultura como del Gobierno de Aragón recogen una subida de la renta final agraria de alrededor del 4,7% al tener en cuenta la transformación del cerdo. Un segmento de actividad que, si no se contempla, hace que la renta agraria haya caído en Aragón en torno al 12%. "No puede ser que en Alemania y Francia haya bajado el 4,5% la renta agraria y nosotros la hayamos subido. Es una distorsión en cuanto a los datos del ministerio y de la comunidad autónoma". Un año complicado con afección desigual Son datos que forman parte del balance agrario del año 2020 realizado por ASAJA Huesca y que ha tenido una afección desigual por sectores de actividad en estas provincia aragonesa. El cereal ha sido uno de los sectores con mejor evolución, en concreto. En el caso del cereal de invierno, la cosecha ha sido excepcional, mientras que en el cereal de primavera los rendimientos han sido buenos tanto en primeras como en segundas cosechas. Favorable ha sido también en el sector de la fruta dulce a pesar de los problemas con los que empezó la campaña de recogida por las medidas de prevención de la covid-19 y la dificultad para disponer de los temporeros habituales. A pesar de ello, se ha tenido un buen ritmo de comercialización y mejores cotizaciones -con la excepción de la ciruela-, y se ha producido un aumento de la demanda de fruta de hueso por las elevadas temperaturas registradas en Europa. También ha crecido en un 24% interanual el consumo en los hogares españoles. La evolución no es tan favorable en otros cultivos como las proteaginosas, donde continua el descenso de las siembras del guisante con destino pienso, y el arroz en el que se ha producido una ligera caída en la superficie sembrada, manteniendo los niveles bajos de la siembra de las últimas cuatro campañas. La alfalfa también se ha visto afectada por un año complicado por la covid-19, que ha conllevado afecciones en su logística y las menores compras realizadas en los mercados exteriores. La pandemia ha tenido a su vez una especial incidencia en los frutos secos, que siguen viéndose afectados por las importaciones de almendra californiana. Los precios siguen por debajo de lo esperado por los agricultores en el caso de la vid y continúan siendo "malos" en el olivar, mientras que la volatilidad caracteriza a la trufa. En cuanto a la ganadería extensiva, el sector ovino y caprino sigue estando en situación crítica, viéndose igualmente afectado por la covid-19 y el cierre del canal HORECA, entre otros factores. Unas afecciones que también se han producido en la vaca nodriza en la que ha habido hundimientos de precio y dificultad para la salida de los animales. En ganadería intensiva, el porcino se ha caracterizado por una estabilidad de precios, en gran parte, por el mantenimiento de las exportaciones, mientras que en el vacuno de cebo se hundieron los precios con la pandemia y la falta de actividad en el canal HORECA. Plan de Desarrollo Rural En este marco, desde la organización agraria han puesto de manifiesto que la necesidad de contar con auténticas políticas de desarrollo rural. "Siempre hemos pedido que la política de desarrollo rural tiene que tener dotación suficiente con financiación de Madrid y de Europa", añade Fernando Luna. La dotación presupuestaria del Ministerio para Aragón en el período anterior 2007-2013 ascendió a cerca de 253 millones de euros, mientras que en el período 2014-2020 ha estado por debajo de los 80 millones. Por su parte, desde el Gobierno de Aragón, en el período 2017-2013 se dotó con 356 millones, que ha bajado a 179 millones en el período 2014-2020. Desde Asaja inciden en que son necesarias políticas y recursos que deben destinarse a unos "sectores muy claros como la incorporación de jóvenes y las mujeres al medio rural y apoyos a zonas y sectores desfavorecidos, concentraciones parcelarias y modernización y, sobre todo, a los seguros agrarios. Esta es la auténtica política de desarrollo rural que necesita la provincia de Huesca". Relacionados Asaja Aragón pide incentivar el consumo de fruta dulce