EL COSTE DE LA VIDA SE DISPARA
El amargo adiós a las sandías de Alfamén
Alfamén, el gran productor de acendrías de Aragón, abandonó su cultivo progresivamente por las constantes pérdidas | Esta fruta alcanza ahora precios récord en los supermercados
Mohammed y Abdullah, dos trabajadores de una plantación de sandías, contemplan una enorme acendría de ocho kilos. ANDREEA VORNICU
Ver noticias guardadas
Alfamén es un pueblo que hace no tanto quiso mucho a sus sandías . En tanta estima la tenían que hasta le montaron un homenaje, la Fiesta de la Sandía , con su primera celebración en el año 2008. Pero ahora nada de aquello tiene ya mucho sentido. Los agricultores que producían esta veraniega fruta en el Campo de Cariñena abandonaron su siembra al cosechar pérdidas año tras año.
Pongámonos en situación. El intenso calor estival adelanta su llegada al mes de junio. La demanda de la sandía crece, pero la producción de este año ha sido escasísima , marcada por las sequías en Marruecos, uno de los mayores productores del mundo. La calima golpeó este año con fuerza el sur de España, lo que mermó el crecimiento de las acendrías en zonas de importantes plantaciones como Almería. ¿Las consecuencias? No hay sandías suficientes para satisfacer la demanda , por lo que los precios se disparan. Según el último índice IPOD que la organización agraria COAG elabora, el precio en origen ronda los 36 céntimos por kilo, mientras que el precio en destino se dispara hasta los 2,17 euros.
Nada más atravesar el cartel de bienvenida a esta localidad zaragozana por la carretera aparece una nave con un mensaje a navegantes: 'Se venden melones y sandías'. Pero allí no hay ni melones, ni sandías; tan solo se apilan en un almacén cajas y palés vacíos, a la espera de que una remesa de acendrías a un precio razonable puedan comercializarse. «Van muy, muy caras», comentaba Juan, uno de los trabajadores de la nave mientras reordena cajas y cajas.
En esta nave alfamenense se almacenaban kilos y kilos de sandías para su distribución. ANDREEA VORNICU
Los sinsabores del último sandiero
José Manuel Valero es uno de los pocos alfamenenses que todavía plantaron este año algo de este jugoso fruto. "Con venderlas a 20 céntimos ya obtendría beneficios" , comenta Valero, pero el curso pasado fue tan malo que este año se decidió por plantar cebada en vez de sandía. Este año, espera poder comercializar el kilo de sandía por cerca de 35 céntimos.
"A principios de temporada le dediqué una hectárea, de lo que me saldrán cerca de 60.000 kilos. Pero el año pasado tenía tres hectáreas y me salió a perder dinero. En esto te sale un año bueno y diez malos, pero si lo hubiera sabido, anda que no habría plantado sandías", asevera el agricultor. Es más, según denuncia este alfamerense, la mayor parte de los beneficios no se quedan en el campo, por lo que poca responsabilidad tienen ellos en la subida de los precios. "Todos sabemos quién se lleva la mayor parte del precio: los intermediarios" , asevera José Manuel Valero.
Tres auténticas sandías de Alfamén, en la explotación de José Manuel Valero. ANDREEA VORNICU
La explotación de Valero se encuentra a escasos cinco minutos del centro urbano de Alfamén. Allí siegan las malas hierbas que crecen junto a unas enormes sandías -algunas ya superan los ocho kilos aunque se recogerán en veinte días-, Mohammed y Abdullah . Cuentan que esta temporada está siendo floja, que hace falta menos plantilla que otros años porque las heladas se llevaron todo el melocotón. "Sí, sí... es una mala temporada»" apuntan, casi al unísono.
"Producíamos 3 millones de kilos de sandía, pero hace ocho años lo dejamos"
Dejar de producir sandías fue el remedio que encontró Rubén Valero, responsable de Hortofrutícola La Rinconada, para sanear su cuenta de resultados. "Producíamos 3 millones de kilos de sandía, pero hace ocho años dejamos de plantarlas. Los costes eran inasumibles», revela Valero. Si acordaban con las cadenas de supermercados que venderían el kilo de sandías a 25 céntimos, al agricultor solo le quedaban "8 o 9 céntimos ". Todo pérdidas, al fin y al cabo. "El último año recogimos 600.000 kilos. Lo tiramos todo al campo para el ganado, no nos salía a cuenta comercializarlo", lamenta el responsable de La Rinconada, que apostó por la cereza como producto estrella y es ya uno de los más valorados productores de esta fruta en Aragón.
Un empleado de un almacén muestra cajas para sandías vacías. ANDREEA VORNICU
El transporte, la carestía de la luz y la incertidumbre sobre qué cultivos plantar no hacen más que incrementar los sinsabores de los pequeños agricultores aragoneses. A saber: si en una hectárea es posible sembrar unas 2.500 matas de sandía a razón de 70 céntimos la planta , a ello habrá que sumarle los costes del riego, la mano de obra y, por supuesto, el garrotazo de la luz. Imposible plantar sandías en la que fuera su tierra. Alfamén hace ya tiempo que se despidió de sus sandías.
Temas