Es la cuarta D.O. vitivinícola en cuota de mercado en España, origen del archiconocido Albariño Rías Baixas, el segundo vino blanco más vendido en España y uno de los favoritos del mercado internacional La de la D.O. Rías Baixas es una historia de éxito basada en elementos tan auténticos y poco habituales en el mundo del vino como el minifundio extremo, el mantenimiento de la vitivinicultura tradicional y sostenible, el relevo generacional y un paraíso natural como terroir, donde se vendimia a mano al borde del océano Atlántico. Todo ello da como resultado los vinos frescos, atlánticos, únicos, elaborados con uvas autóctonas y tan absolutamente versátiles que maridan con todas las gastronomías y un amplio rango de preparaciones, pero triunfan especialmente en las mesas de todo el mundo en las celebraciones de Navidad. Esta pequeña zona vitivinícola pasó en apenas 30 años de abastecer un mercado doméstico a batir todos los récords de ventas, producción y crecimiento dentro y fuera de España. Sólo en los últimos diez años, las ventas de las bodegas de la D.O. Rías Baixas han crecido un 42%, hasta los cerca de 30 millones de litros de vino y las exportaciones se han triplicado, hasta los 9,2 millones de litros. Un éxito protagonizado por las 179 bodegas y los más de 5.000 viticultores que ha convertido cada una de las 5 subzonas que integran esta D.O. en territorios de oportunidades, de superación y de esfuerzo común por la profesionalización, la innovación y la mejora de la calidad de sus vinos . Las condiciones meteorológicas, de suelo, la orografía y proximidad al océano hacen que las Rías Baixas sea el lugar del mundo en el que la uva Albariño alcanza su máxima expresión. Probablemente por ello, la elaboración de vino con uvas autóctonas está documentada en esta zona desde el siglo V y estuvo presente a lo largo de la historia de los monasterios cistercienses, de los nobles y de las familias, hasta que en la década de 1950 comenzó la profesionalización y se instauró la Fiesta del Vino Albariño D.O. Rías Baixas de Cambados. A finales de los años 70, 492 bodegueros y viticultores pioneros se unieron para dar un paso más allá en la búsqueda de la calidad y el prestigio de los vinos Rías Baixas. En 1988 crearon la Denominación de Origen Rías Baixas y su Consejo Regulador. Desde entonces, la expansión de la D.O. Rías Baixas no ha encontrado techo. El prestigio de sus vinos, y su distribución, ha crecido como la espuma, fruto de la unión, de la labor de verificación y control, impulso de la I+D y de promoción capitaneada por el Consejo Regulador de la DO Rías Baixas. El vídeo Historias de Oportunidades producido por la D.O. Rías Baixas resume en cuatro testimonios de protagonistas algunas de esas cualidades únicas Manuel Méndez, enólogo, cuenta cómo el negocio de su bodega nació en la casa familiar, una finca con cepas prefiloxéricas que atestiguan que la producción de vino se remonta en Meaño a hace más de 200 años. "Gestionamos 14 hectáreas de viñedo repartidas en 164 parcelas", explica. Él y su hermana Encarna son la segunda generación de la familia que, como ahora la tercera, ha sido parte del negocio toda la vida. "Mi hermana y yo vivimos esta profesión, este proyecto y este oficio desde que tenemos prácticamente uso de razón y el relevo generacional está asegurado". También de un negocio familiar, hoy ampliado y profesionalizado, vive José Manuel González Prieto , viticultor socio de una de las cooperativas más grandes de la D.O. Rías Baixas. "Hasta hace como cinco o diez años, prácticamente todas las familias tenían su trabajo y utilizaban la viticultura como un apoyo a esa economía. Algunos cedieron el negocio a sus hijos, otros se fueron desprendiendo de sus viñedos y ahí tuvimos una oportunidad los más jóvenes.", explica. José Manuel González y Manuel Méndez tienen su vida en el Val do Salnés, la subzona que concentra el 70% de las bodegas y el 60% de la producción de uva, un área en la que el negocio del vino genera un 20% del empleo, entre directo e indirecto. "Actualmente es un negocio rentable y que funciona", añade el joven viticultor. Ana Rodríguez , gerente de una de las muchas bodegas ubicadas en el municipio de Ribadumia (Pontevedra), vivió la expansión de la D.O. Rías Baixas en primera línea. Se crio pisando las uvas de sus abuelos y echando una mano cuando hacía falta. Su padre fundó la bodega en los años 70 cuando la mayor parte de los viticultores como él vendían sus uvas a bodegas más grandes y ella contaba con apenas 16 años. "Era un riesgo, pero mi padre arriesgó y aquí estamos". Fue a la Universidad a estudiar Empresariales sin intención de continuar en la bodega, pero cuando terminó vio claro su papel en la gestión administrativa de un negocio que crecía día a día. Hace 15 años Ana apostó por el enoturismo y la suya es hoy es una de las bodegas de la D.O. Rías Baixas que más visitas recibe. Testigo de la importancia de dar a conocer el terroir, las uvas autóctonas y el trabajo que hace los vinos Rías Baixas diferentes y únicos, tiene claro el valor de los vinos DO Rías Baixas: "Albariño hay en muchas zonas del mundo, pero Albariño Rías Baixas sólo hay uno", concluye. "Para un proyecto tan pequeño y nuevo como el nuestro, fue fundamental pertenecer a una denominación de origen como Rías Baixas, que desde su creación hizo una gran tarea de promoción e internacionalización del Albariño", dice Simón Barcia , cofundador de una bodega, nacida hace apenas 12 años. Simón y su mujer, Noelia Calvar , no tenían vinculación alguna con el mundo del vino cuando decidieron crear una bodega desde cero en Soutomaior, la subzona más pequeña de las 5 que componen la D.O. Rías Baixas, con apenas un 0,1% de la producción. Plantaron sus primeras cepas en 2010 y hoy exportan más del 60% de su producción a más de 8 países. "Uno de los puntos de inflexión fue ganar en 2021 el primer premio del Concurso del Albariño de Cambados. Teníamos dificultades para dar salida a toda la producción del año anterior y unas semanas después, habíamos vendido todas las botellas".