INFORMACIÓN ACERCA DE LAS COOKIES UTILIZADASLe informamos que en el transcurso de su navegación por los sitios web del grupo Ibercaja, se utilizan cookies propias y de terceros (ficheros de datos anónimos), las cuales se almacenan en el dispositivo del usuario, de manera no intrusiva. Estos datos se utilizan exclusivamente para habilitar y estudiar de forma anónima algunas interacciones de la navegación en un sitio Web, y acumulan datos que pueden ser actualizados y recuperados. En el caso de que usted siga navegando por nuestro sitio Web implica que acepta el uso de las cookies indicadas. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra sección Política de cookies


De ellos comemos, a ellos nos debemos

15/03/2022
En: levante-emv.com
Digital
De ellos comemos, a ellos nos debemos Granja vacuna en Sagunt en una imagen de archivo. M.A.Montesinos 14·03·22 | 22:00 Ver noticias guardadas Los hemos menospreciado. Hemos consentido que productos llegados de países lejanos invadieran nuestros mercados en condiciones de competencia desleal. Los costos de producción han aumentado escandalosamente mientras el valor de los productos se mantiene igual que hace treinta años. No es una exageración. El sector agrícola y ganadero está sin pulso. Ellos, que nunca han vivido del cuento, y que han arrancado de las entrañas de la tierra el fruto que alimenta al depredador financiero, cierran sus granjas y arrancan sus cultivos para que grandes propiedades latifundistas de países lejanos, trabajadas por masas esclavas, inunden los mercados tradicionalmente reservados para sus productos. Ellos, que siempre han sido sufridores, salen a la calle a manifestarse para que nadie les haga caso. Viejos que se han dejado la vida trabajando duro se encuentran con pensiones ridículas y el alma herida viendo cómo sus ilusiones de juventud acaban en el cubo de la basura. Sus hijos prefieren el sueldo de un funcionario de clase tercera a trabajar en algo que no les permitirá vivir. Vegas y campiñas productivas, regadas por ríos, se abandonan. Hay países que producen más barato porque ni pagan sueldos dignos, ni seguridad social, ni están sujetos a las exigencias fitosanitarias que ahogan a los agricultores españoles. Como los mercados no tienen alma, ni sentimientos de identidad, se apoderan de la riqueza primaria de regiones lejanas aunque sea a costa de hundir a la de sus vecinos. La propaganda se encargará de proteger la imagen del depredador. El agricultor sabe que está condenado. Ha perdido la fe. Sólo palabras huecas y quizás la suerte de que su campo se convierta en superficie para placas solares. O sea, más tierra improductiva. Nadie puede pagar el gasóleo agrícola. Un Estado mastodóntico, repleto de burócratas que sólo crean más burocracia necesita alimentarse. Más del cincuenta por ciento de cada litro de combustible que mueve barcos, camiones o automóviles son impuestos para alimentar el monstruo creado y que devora a sus hijos. De la noche a la mañana nos percatamos de que un conflicto armado cierra fronteras, sube los precios de la energía y produce escasez de materias primas. Borrell recomienda apagar calefacciones... Y un viejo y sabio agricultor de mi pueblo sentencia: «lo peor no es que se encarezca la cesta de la compra, sino que no haya productos que comprar...» Conoció la guerra y la posguerra. Sabe de lo que habla. Habla de hambre. Recuerda como Negrín gritaba que había que sembrar hasta en las cunetas...Ahora vemos hermosas campiñas abandonadas y, como en los tiempos del hambre, empezamos a pensar si no habrá que comprar trigo y leche de Argentina. A precio de oro. Hoy más que nunca una hectárea de tierra donde plantar adquiere su valor real. Aquel que vive del cuento en medio de una gran ciudad mirará con envidia al agricultor que despreciaba. Y quizás las campiñas olvidadas vuelvan a sentir las manos cálidas de un joven agricultor, y los libros de texto escolares enseñen los principios de la ciencia agrícola. De ellos, los labradores, comemos. A ellos nos debemos. A la hora de la verdad la madre tierra exige su tributo. Temas
Fundación Bancaria Ibercaja C.I.F. G-50000652.
Inscrita en el Registro de Fundaciones del Mº de Educación, Cultura y Deporte con el nº 1689.
Domicilio social: Joaquín Costa, 13. 50001 Zaragoza.
Contacto Aviso legal Política de privacidad Política de Cookies