La campaña de patata 2018 contará con menos superficie de cultivo que hace un año, ya que en Castilla y León las últimas previsiones apuntan a un recorte del 10 % respecto a las 20.437 hectáreas de 2017, y en Andalucía (11.500 ha en 2017) y Cartagena (4.000 ha) la bajada que se constata es del 20 %.
El presidente del Comité de la Patata de la organización de productores y exportadores Fepex, José Ramón Aguado, ha explicado a Efeagro que el recorte de la superficie y las producciones cortas pueden que se traduzca "en un año interesante en precios".
Aguado, recientemente reelegido como presidente de este Comité, ha considerado que los bajos precios de la campaña anterior han sido un factor que ha condicionado la extensión del cultivo, aunque ha precisado que en Cartagena, donde la siembra se produce en noviembre y diciembre, el mayor problema fue la falta de agua en esos meses.
En Andalucía, donde se ha iniciado ya pero con quince días de retraso la recolección de patata nueva, los precios en origen están en torno a los 40 y 50 céntimos, ha explicado.
Su producción, que mayoritariamente se destina a otros mercados comunitarios, es la que se comercializa en los meses de mayo y junio, al igual que la cartagenera.
En cuanto a Castilla y León, ha advertido que "no se sabrá con exactitud la superficie hasta que la Junta no cuente con las estadísticas de siembra de cara a las ayudas de la Política Agrícola Común (PAC) 2018 a finales de mayo".
Aguado ha explicado que las lluvias han anegado muchos campos en la región e impedido las tareas de siembra, una circunstancia por la que algunos remolacheros han optado finalmente por el cultivo de la patata, que este año se ha retrasado y aún se realiza en algunas zonas de Valladolid.
En cuanto a la producción de patata tardía en zonas del norte como Galicia y Asturias, ha indicado que el sector está tranquilo porque las medidas adoptadas para que no se extienda la plaga de la polilla guatemalteca en algunos de sus municipios de la costa están siendo eficaces.
En su última reunión, el Comité de la Patata analizó las consecuencias de la limitación existente en la utilización de algunos productos fitosanitarios que afectan a la sanidad y la producción.
"Es una pura contradicción que aquí no se puedan utilizar algunos productos que sí se usan en la producción y conservación de la patata de Francia, un producto que luego llega y se come en España", ha afirmado al respecto.