La dieta planetaria es término bastante reciente que ha ganado popularidad en los últimos años. Se trata más bien de un modelo concreto de nutrición que busca la necesidad de una alimentación saludable para todos los habitantes del planeta, que está afectado por graves problemas medioambientales. Su objetivo es conseguir un sistema sostenible que garantice alimentos saludables a la población y que contribuya a frenar el deterioro del planeta y sus consecuencias. Marcan unas pautas alimenticias a nivel global y también individual para que cualquier persona del mundo pueda seguirla. Esta dieta surgió en 2019 cuando la comisión EAT - The Lancent, en la que había científicos y expertos de más de 30 países , propusieron una dieta saludable tanto para las personas como para su entorno. Para ello, hay que ir introduciendo poco a poco cambios en la dieta que garanticen un sistema sostenible que sea capaz de alimentar a toda la población en 2050 y también que se haga de forma saludable para reducir la obesidad y otras enfermedades. En esta dieta se tiene en cuenta el consumo de alimentos y, además, la forma de producirlos y distribuirlos. Es una dieta flexible y que se adapta a las particularidades de cada zona del mundo y de cada persona. Hay casos en la que se reduce el consumo de algunos alimentos como los de origen animal, abundantes en los países desarrollados, buscando aumentar el acceso de algunos alimentos en otros lugares. Cómo seguir la dieta planetaria Para llevarla a cabo, se recomienda ingerir sobre 2.500 calorías diarias. Otro punto es tomar productos frescos, de temporada y de proximidad preferentemente. Al no ser procesados se colabora con que nuestro entorno sea más sostenible. Un aspecto importante es que la mitad de los alimentos que comemos deben ser vegetales como frutas, verduras y hortalizas mientras que la otra mitad deben predominar los granos enteros (trigo, cebada, maíz), proteínas de origen vegetal (legumbres, frutos secos) y aceites vegetales insaturados. Se incluye cantidades moderadas de proteína de origen animal (carne, pescados, huevos, productos lácteos). Beneficios de la dieta planetaria Es una dieta con mucha libertad, en la que deben predominar los vegetales y limitar el consumo de carnes y pescados a dos o tres raciones a la semana. Cabe destacar que no es una dieta para perder peso y que busca cubrir las necesidades nutricionales de una población, que cada vez aumenta más, y de su medio ambiente. Siguiendo esta dieta se consume más vegetales, algo que aporta vitaminas y minerales y se obtienen menos grasas e hidratos de carbono. Todo ello previene el riesgo de sobrepeso, obesidad y enfermedades cardiovasculares. Genera un mayor aporte de fibra que ayuda al tránsito intestinal. Recomendaciones para seguir la dieta planetaria Comprar cerca de casa. Se contribuye al comercio local y si se va andando o en bicicleta, se hace ejercicio. Comer productos de cercanía. No comprar productos de otras zonas si en la tuya los venden ya. Elegir productos de temporada. Tomar frutas y verduras de temporada reduce los gases de efecto invernadero. Comprar pescado de temporada evita la sobrepesca. Optar por productos ecológicos. Estos tienen en cuenta factores como el tipo de suelo y el clima. Comer menos carne. Su producción supone un gran gasto de agua, energía y más recursos, además de ser emisor de gases de efecto invernadero. No tirar la comida. Derrochar alimentos supone el 10% de los gases de efecto invernadero que se produce. No usar plásticos. Según un estudio de Harvard, reduce el riesgo de muerte prematura Un estudio de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard (Boston, Estados Unidos) confirmó que es muy beneficiosa para la salud. A través de datos de más de 200.000 mujeres y hombres que no padecían ninguna enfermedad crónica antes del inicio de la investigación, se descubrió que las personas cuyas dietas se acercaban más a la dieta planetaria, tenían un 30% menos de riesgo de muerte prematura que las personas con menos adherencia a esta dieta.