Menú Opinión ¿Cómo lograr que los jóvenes se queden en el medio rural? Las políticas públicas deben ser transformadoras y la industria ha de remar en la misma dirección hacia un sistema más digital, equitativo y sostenible El relevo generacional en las explotaciones agrarias y ganaderas de nuestro país es uno de los mayores retos a los que se enfrenta el sector agroalimentario en las dos próximas décadas. ¿Cómo podemos convencer a los jóvenes de la España vaciada para que no se marchen a las ciudades, donde 'a priori' puede parecer que tienen más oportunidades y un horizonte de futuro? ¿Cómo les alentamos y ayudamos para que puedan continuar con los negocios familiares o emprender en un entorno rural que, en algunos casos, tiene un acceso deficitario a los servicios y la tecnología? Según el informe 'La contribución de la industria de alimentación y bebidas a la España Vaciada', impulsado por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y Cajamar Caja Rural, la industria de alimentación y bebidas permite fijar una población rural de 834.737 personas en zonas menos habitadas, es decir, el 17% de la población de la España vaciada, con un total de 305.424 puestos de trabajo. Contribuimos en términos de actividad económica, empleo, atracción de inversiones, dinamización y digitalización del territorio, contribución a las arcas públicas, mantenimiento de infraestructuras y servicios o reclamo gastronómico y gestión sostenible. Todos estos datos del informe son, por una parte, un motivo de satisfacción, pero a la vez nos empujan a afrontar con más objetividad si cabe la dura realidad del campo español, escaso de jóvenes y mujeres, con una mayoría de productores al borde de la jubilación, deficitario de niños, con mejorable acceso a los servicios y a la tecnología... Las empresas agroalimentarias tenemos una responsabilidad redoblada, precisamente, por el hecho de estar en muchos casos ubicadas dentro del extenso perímetro de la España vaciada. La nueva Política Agraria Común (PAC) contempla el relevo generacional como uno de sus nueve objetivos específicos y presta especial atención a los jóvenes, a la mujer y a la formación. En la propuesta del plan estratégico español, actualmente en revisión por Bruselas, se incrementan un 57% las ayudas a jóvenes agricultores, hasta los 220 millones de euros anuales. Pero la PAC por sí sola no es suficiente para luchar contra la amenaza de la despoblación. Las políticas públicas deben ser transformadoras, aunque la industria ha de remar en la misma dirección en los próximos años hacia un sistema alimentario y un sector agrario más digital, equitativo y sostenible ambiental, económica y socialmente. Como expresa el borrador de plan español para la PAC, retener el talento joven es una palanca clave para lo cual es fundamental elevar el nivel de formación de los jóvenes gestores agrícolas, «se ha demostrado que los jóvenes que tienen mejor cualificación profesional tienen también explotaciones más rentables». El programa de Becas Pascual para hijos de ganaderos y agricultores es nuestra última iniciativa que ahonda en esta visión integradora y educativa, otro ejemplo pionero para reforzar el ansiado relevo y contribuir al fortalecimiento del tejido socioeconómico de las zonas rurales. Estas becas están destinadas a los hijos de nuestros proveedores agrícolas que estudien cualquier carrera técnica o de formación profesional relacionada con la actividad ganadera con el fin de continuar la actividad en la explotación. Todo un desafío que estamos dispuestos a allanar. Las empresas tenemos una gran oportunidad de demostrar con hechos nuestro compromiso para fijar población en el medio rural, incentivadas, además, con el impulso de los Fondos Next Generation. Es fundamental trabajar, como es nuestro caso, en la capacitación y formación de nuestros ganaderos y agricultores a través de auditorías, manuales y modelos encaminados a mejorar la calidad higiénica y sanitaria, así como la eficiencia de sus negocios. También con programas y asesorías de bienestar animal, proyectos de reducción del impacto medioambiental y avanzadas herramientas TIC para gestionar y ordenar información de las granjas, siempre consiguiendo tasas de abandono inferiores a la mitad de la media española. Pero la tecnología y la automatización no son solo una vía de progreso de la actividad agrícola 'per se', sino que también pueden mejorar la calidad de vida de ganaderos y agricultores. La alfabetización digital de los más mayores, la conectividad y el despliegue de la banda ancha en el medio rural contribuyen a una mejor salud, capacitación y ocio de unos trabajadores del campo sacrificados y consagrados a su actividad. Teletrabajo, telemedicina, teleformación, turismo inteligente... ¿Por qué no un agricultor manejando con el móvil el regadío o un ganadero que dirija desde su casa el robot de ordeño? ¿O un sistema de detección de vuelco de máquinas agrícolas conectado al 112? En toda esta forma de trabajar el aprendizaje desempeña un papel decisivo. El cultivo del conocimiento acaba dando los mejores frutos, en la ciudad o en el campo, no lo olvidemos. Tendencias Las Edades del Hombre Isla de Valdecañas Coronavirus Sucesos HOY Agro En Salsa Antropía