A través del programa 'Biocistus', la Comunidad busca potenciar la rentabilidad de los terrenos de la Sierra Norte, tradicionalmente con menor valor agrícola La Comunidad de Madrid ha convertido el cultivo de la jara pringosa, un vegetal sin apenas propiedades, en una actividad económica rentable. Se trata de un proyecto financiado por la Agencia Española de Investigación bajo el nombre Biocistus 4.0 y que desde el año 2019, el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra) desarrolla en conjunto con la Universidad Politécnica de Valencia, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat) y diversas empresas. Esta iniciativa consiste en la puesta en cultivo y mecanización de arbustos silvestres ecológicamente bien adaptados a la Sierra Norte de Madrid en lugar de los habituales métodos más tradicionales empleados en su recolección. La jara es un arbusto perenne que se caracteriza por sus flores y propiedades beneficiosas para la piel y cuya resina tiene múltiples aplicaciones en las industrias farmaceútica, cosmética y de perfumería. Es precisamente este último punto en el que se ha centrado el proyecto del Imidra: potenciar las propiedades medicinales y para el cuidado de la piel que tiene esta vegetación, ampliamente extendida en sectores de la Sierra. Entre ellas aquellas fotoprotectoras, cicatrizantes o preventivas que se concentrarán en las cremas de belleza y aceites esenciales que ayudan a eliminar manchas y daños en la piel. "Los productos que se pueden obtener a través de este cultivo son el aceite esencial y el ládano" , asegura Pedro Mauri, responsable del área de Investigación Agroambiental del Imidra. Este organismo ha promovido el cultivo de la jara como una forma de aprovechar los recursos naturales locales de manera sostenible, contribuyendo por un lado a la conservación y la limpieza del paisaje y por otro dándole un uso económico a un material que hasta el momento no lo tenía. "El objetivo de este proyecto es, sobre todo, poner en valor la jara pringosa y su explotación sostenible con criterios de circularidad", añade Mauri justo en un momento donde la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha la Ley de Economía Circular, aprobada por la Asamblea hace unas semanas. Tractor en la Sierra Norte de Madrid CAM A través del desarrollo de esta iniciativa, el instituto plantea además contribuir a la revitalización de las zonas rurales con terrrenos de menor valor agrícola, como es la Sierra Norte, y donde hay menores índices de población fomentando un negocio que atraiga nueva población. Allí llevan trabajando desde el año 2018, principalmente en nueve municipios: Berzosa del Lozoya, Cervera de Buitrago, El Atazar, El Berrueco, Patones, Puebla de la Sierra, Puentes Viejas, Robledillo de la Jara y Torremocha del Jarama . "En ellos, la jara ocupa 8.300 hectáreas de terreno sobre un total de 27.300. En alguna de las localidades, como El Atazar, ésta supone un 60% del término municipal, lo que es muchísimo", indica el responsable de este proyecto medioambiental y cosmético. Sin embargo, los responsables de la iniciativa se han encontrado con problemas en su intento de mecanizar la extracción: el relieve y la pendiente de estos terrenos. "Si tienes pendientes muy grandes es imposible que entre un tractor o una segadora, lógicamente. De ahí que hayamos elegido los dos municipios donde hemos estado haciendo los estudios, Robledillo de la Jara y Berzosa , porque tenían menos inclinación que el resto que conforman la Sierra Norte", explica Mauri. Una vez culminada esta fase a la que se enfrenta el proyecto, la siguiente es la de ampliar horizontes y explorar el potencial de diversas especies de la misma familia que la jara, principalmente otro tipo de arbustos o matas. "Esperamos que este producto sea una alternativa al sector de las plantas aromáticas, que atraviesa una pequeña crisis. Queremos transmitir al sector nuestra experiencia, que haya inversión y que esta especie sea rentable", concluye el director del proyecto.