Enología
Cinco vinos de pasto para descubrir "el otro Jerez"
Los vinos tranquilos, sin fortificar, aportan desde hace algún tiempo un soplo de aire fresco al Marco de Jerez. Descubrimos qué son y por qué se habla tanto de ellos últimamente, a partir de algunos de sus representantes
Actualizado
Lunes, 1 julio 2024 - 02:14
Hay quien piensa que los vinos tranquilos, sin encabezar, son el futuro del Marco de Jerez. No nos atrevemos afirmarlo porque los vinos generosos, los jereces tal y como los conocemos, con su velo de flor y su sistema de criaderas y solera , son un tesoro líquido cuya historia habla por sí sola. Pero lo que está claro es que esa vuelta al origen y a la tradición de elaborar vinos tranquilos está siendo toda una revolución en la región.
Para entrar en materia antes de pasar a la práctica, lo primero que hemos de saber es la diferencia entre un jerez generoso y un jerez tranquilo . Los primeros son vinos fortificados mediante el sistema de criaderas y solera; los segundos, también llamados vinos de pasto, son los vinos "normales" , con crianzas estáticas y sin alcohol añadido, que a menudo realizan la crianza biológica bajo velo de flor característica de la zona.
Vinos con arraigo e identidad, de terruño, que intentan reproducir el sistema de elaboración que se seguía en la zona durante el siglo XIX pero que se abandonó en los primeros años del XX, y que aportan un soplo de aire fresco al Marco de Jerez.
De La Riva Blanco Macharnudo
Una de las apuestas más potentes por esta categoría de vinos es la de Ramiro Ibanez y Willy Pérez , dos de los enólogos más inquietos del Marco de Jerez, quienes, además de liderar sus propios proyectos por separado ( Cota 45 y Bodegas Luis Pérez ), comparten el deseo de recuperar las elaboraciones tradicionales y poner en valor los suelos jerezanos desde De La Riva . Bajo este sello, gestionan desde 2017 algo más de 50 hectáreas de viña en el codiciado pago de Macharnudo. Y allí nace este vino blanco que lleva a la botella la albariza de los viñedos de El Noario y El Majuelo. Las uvas de palomino se asolean durante ocho horas para después pasar a la prensa y fermentar en botas de 600 litros, donde permanecen con un ligero velo de flor durante 10 meses. El resultado es un vino blanco complejo y expresivo, con una sapidez y una concentración fuera de lo común.
Precio: 63 euros
Socaire Oxidativo
Primitivo Collantes le da una vuelta de tuerca a su vino tranquilo más conocido, responsable del término "socairismo" acuñado por el mundo winelover para definir a los vinos de jerez sin encabezar que presentan la habitual frescura y el toque punzante de los mismos. Socaire es un blanco elaborado con uva palomino fino procedente de Pago Matalian en Chiclana de la Frontera, con suelos de albariza de tajón . Para su versión oxidativa, la fermentación se realiza de manera espontánea en bota de roble americano que anteriormente contuvo fino , donde cría durante 60 meses sin velo de flor para adquirir más estructura y riqueza de aromas secundarios.
Precio: 43,85 euros
Muchada-Léclapart Univers
Todos los vinos Muchada-Léclapart son parcelarios y proceden exclusivamente de viñedos trabajados en agricultura biodinámica . En la bodega, se busca la expresión más pura y sencilla de la albariza y la uva palomino . Vinos sin maquillajes que muestran el terroir nítidamente: la sapidez y salinidad única de los suelos , y la elegancia y sutilidad de la variedad. Univers es la entrada a su "universo" de frescura. La uva procede de la zona baja de su mejor viña, La Platera, con suelos arcillo-calcáreos de albariza y lustrillos. Un blanco diferente, intenso, largo y salino que rompe con todas las normas del Marco.
Precio: 29,40 euros
Patrick Murphy Bota JM. Quirós
Enamorado de Jerez y su cultura, Patrick Murphy , un granjero irlandés reconvertido a viticultor y afincado en la zona desde 1730, adquirió viñas emblemáticas y el primer casco de bodega de lo que hoy es la afamada firma Pedro Domecq. A su figura y a su extraordinario trabajo por la expansión del jerez está dedicado el proyecto de Santiago Jordi , que intenta reproducir la tipicidad de los pagos que conforman el terruño jerezano elaborando como se hacía dos siglos atrás : con crianzas estáticas y sin alcohol añadido. El resultado es una colección de vinos únicos e irrepetibles que se renueva cada año, y en la que se encuentran joyas como la Bota JM. Quirós , un palomino fino procedente del Pago Macharnudo con crianza biológica oxidativa de 18 meses en bota francesa , del que sólo existen 260 botellas.
Precio: 50 euros
Vara y Pulgar Blanco
El elaborador jerezano Alberto Orte abre una nueva dimensión de vinos no fortificados en el Marco de Jerez con este blanco que abandera su proyecto de recuperación de variedades antiguas . Se trata de un vino sin fortificar, que combina la palomino fino de albariza con otras variedades locales como la vigiriega blanca , la malvasía y un porcentaje pequeño de otras uvas autóctonas plantadas en la propiedad, que aportan una mayor riqueza de matices a la mezcla final. Pura expresión de la salinidad de la albariza con una textura aterciopelada en boca, Orte puntualiza que no se trata de un vino de pasto porque no emplea bota jerezana ni desarrolla velo de flor , pero sí se encuentra dentro de ese "otro Jerez" que apuesta por los vinos tranquilos desde el máximo respeto al origen.
Precio: 16,90 euros
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