Ciencia para la agricultura ante los retos globales El Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura se dedica a buscar soluciones para los nuevos desafíos agrícolas REDACCIÓN
Martes, 17 diciembre 2019, 09:35
Desde que hace unos diez mil años el ser humano descubriera que podía producir sus propios alimentos a través de la agricultura, ha buscado mejorar los cultivos y proteger las cosechas de los elementos que las podían echar a perder. No obstante, con el desarrollo científico y tecnológico que se inicia hace cuatro siglos, la agricultura experimenta un nuevo impulso con la introducción de la mecanización, el uso de abonos químicos o el estudio de la composición del suelo, llegando hasta nuestros días, donde los conocimientos científicos y tecnológicos desarrollados por los investigadores permiten que la agricultura produzca alimentos para siete mil millones de personas.
María Dolores Osuna, investigadora del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex), es una de esas personas que se dedican a buscar soluciones a los desafíos a los que se enfrenta la agricultura, ella concretamente, a través del estudio y control de malas hierbas, que como nos cuenta: «se podrían definir, desde un punto de vista antropocéntrico, como plantas adaptadas a invadir y prosperar en hábitats alterados, de una u otra forma, por la presencia del ser humano. En campos de cultivo, producen pérdidas económicas cuantiosas y se gastan miles de millones de euros en su control, que principalmente se lleva a cabo con el uso de herbicidas».
María Dolores, aunque de pequeña soñaba con ser farmacéutica, pues lo asociaba a «trabajar en laboratorios mezclando cosas como en las películas», terminó siendo licenciada en Bioquímica y alcanzando el Doctorado con Mención Europea en esta disciplina. Hoy en día forma parte del Consejo Asesor de la Ciencia de Extremadura y, recientemente, ha sido elegida presidenta de la Sociedad Española de Malherbología, un hito que confiesa no haber imaginado alcanzar.
En Extremadura, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), hay más de mil cuatrocientos investigadores como María Dolores, quien opina que es necesario invertir no solo en proyectos de investigación o infraestructuras, sino que «es muy importante el personal necesario para llevar a cabo esta investigación. Es necesario una estabilidad en los componentes de los grupos de investigación con una carrera investigadora definida, y que las próximas generaciones de científicos no tengan que irse fuera para poder trabajar en investigación».
En los últimos datos publicados por el INE, en 2018 el gasto en I+D en Extremadura aumentó un 6,9%, seis décimas por encima de la media nacional, no obstante, la comunidad autónoma invierte en I+D con respecto a su PIB, la mitad que el conjunto de España y tres veces menos que la media europea. María Dolores Osuna insiste: «desde mi punto de vista es tan necesario invertir en la investigación básica como en la aplicada. Ambas son necesarias para una investigación que busque solución a problemas reales y concretos. Las inversiones en investigación van a generar grandes beneficios a corto y, sobre todo, a largo plazo para la sociedad».
La investigadora del Cicytex cree «que la inversión en investigación es importante y básica tanto a nivel de región como de país. Como ya sabemos, es necesario invertir en ciencia para alcanzar desarrollo, productividad, calidad de vida y estabilidad, y en concreto, la investigación en el campo en el que yo trabajo, la agricultura, es muy necesaria. El mundo agrícola evoluciona rápido a todos los niveles y tenemos que estar a la orden del día en las últimas tecnologías que puedan ayudar a conseguir cultivos más sostenibles desde el punto de vista económico y medioambiental».
El Sistema Extremeño de Ciencia, Tecnología e Innovación cuenta con más de doscientos grupos de investigación, María Dolores Osuna coordina el grupo de 'Hortofruticultura La Orden'. Este grupo estudia malas hierbas problemáticas en los cultivos, y según precisa, «dentro de la Malherbología estamos especializados en el estudio de resistencia a herbicidas».
María Dolores afirma que «a veces una mala praxis en el uso de los herbicidas hace que las malas hierbas se hagan resistentes, al igual que puede pasar a los humanos con los antibióticos». Su grupo de investigación trabaja en la confirmación de resistencias que se detectan en campos de cultivo. Mediante la aplicación de técnicas fisiológicas, bioquímicas y moleculares, pueden conocer cuáles son los mecanismos causantes de dichas resistencias, y de esta manera desarrollar técnicas de control alternativo.
«En el último proyecto que venimos realizando, con financiación INIA, trabajamos en la puesta a punto de técnicas rápidas de confirmación de resistencias, para hacer este proceso más rápido y eficaz. Una vez confirmados los mecanismos de resistencia presentes, se realizan estudios de control alternativo con diferentes herbicidas, así como estudios de control no químico, todo ello necesario para prevenir o mitigar la resistencia a herbicidas, e intentar implantar un sistema de asesoramiento al agricultor o al técnico de manera adecuada usando herramientas para desarrollar un sistema de control integrado» explica la investigadora del Cicytex.
El grupo ha enfocado sus estudios en el cultivo del arroz, en el que María Dolores se especializó en una estancia post-doctoral en Estados Unidos. «Este es un cultivo de interés para Extremadura, no en vano, es la segunda región productora de España, y donde las malas hierbas producen grandes pérdidas económicas», indica María Dolores, y «a día de hoy ya se han conseguido confirmar múltiples casos de resistencias en campos de Extremadura», prosigue.
Los beneficios que la investigación que este grupo desarrolla son evidentes para la región, ya que transcurre en un marco eminentemente práctico por lo que la transferencia de resultados a la sociedad se hace conforme estos se van obteniendo, comunicando la información obtenida a los agricultores y a los técnicos, y realizando informes al respecto. Pero el impacto de su investigación se extiende más allá de Extremadura, pues lo que comenzó siendo un proyecto de carácter regional, dado que abordaba un problema común a otras zonas arroceras españolas, ha devenido en varios proyectos en coordinación con distintas regiones del país, liderados por Cicytex. Para María Dolores Osuna, «poder coordinar los trabajos que se hacen en este campo a nivel nacional, liderando proyectos coordinados, y que otros compañeros investigadores de otros Centro y Universidades confíen en ese liderazgo es muy importante».
Osuna hace hincapié en que el control de malas hierbas es fundamental para hacer rentables los cultivos y en que la resistencia a los herbicidas es un problema muy generalizado, por lo que recomienda a la comunidad agrícola que «intente comprender la resistencia, aprendiendo a identificarla tempranamente y a implementar las tácticas de manejo para reducir la evolución de las malas hierbas resistentes a los herbicidas».
El grupo que coordina María Dolores pretende continuar esta línea de investigación tratando de buscar herramientas asequibles para ayudar al agricultor a detectar las resistencias de forma temprana, y abrir su campo de estudios, según afirma la investigadora, pues «a día de hoy trabajamos principalmente en arroz, pero ya estamos comenzando trabajos en otros cultivos de interés y que presentan problemas en el control de malas hierbas como maíz, frutales, olivar»
El ejemplo de este grupo de Cicytex es una muestra de que en Extremadura, Ciencia y Agricultura tienen un vínculo muy estrecho que sin duda debe fortalecerse si se quiere conseguir un sector más sostenible que, además de mejorar su productividad, pueda afrontar retos globales como son el cambio climático, la disponibilidad de agua, o la mejora de la calidad y la seguridad alimentaria, entre otros.
Este reportaje se publica gracias al proyecto Oficina para la Innovación de Extremadura, financiado por la Secretaría General de Ciencia, Tecnología, Innovación y Universidad de la Junta de Extremadura y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional de la UE ('Una Forma de Hacer Europa') al 80%, y gestionado por Fundecyt Parque Científico y Tecnológico de Extremadura.