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Cerrar la brecha de género en el campo elevaría un billón la riqueza mundial | Hoy.es

13/04/2023
En: hoy.es
Digital
Cerrar la brecha de género en el campo elevaría un billón la riqueza mundial ODS 10 | Reducción de las desigualdades · La discriminación por sexo hace que ellas cobren un 22% menos que ellos por las mismas tareas y que sus explotaciones sean un 24% menos productivas, según un informe de FAO Jueves, 13 de abril 2023, 07:44 Comenta Telegram Abordar una política decidida que liquide las grandes desigualdades de género en los sectores agroalimentarios y empodere a las mujeres en estos empleos reduciría el hambre, impulsaría la economía mundial y reforzaría de manera muy significativa la resistencia de las familias ante crisis globales como el cambio climático o la reciente pandemia de covid, según concluye un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Los expertos de la FAO no solo hacen la afirmación sino que la apoyan en números. El informe 'La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios', el primero de esta clase desde 2010, calcula que cerrar la brecha de género en la productividad de las explotaciones agrícolas y la brecha salarial en el empleo rural aumentaría el producto interior bruto del planeta, la riqueza mundial, en un 1%, en casi un billón de euros, y, al tiempo, reduciría el número de personas que no tienen asegurada la comida en su mesa en 45 millones. Los cálculos más concretos los aportan en la agricultura, pero el análisis es una radiografía completa de la situación mundial de las mujeres que trabajan en todos los sistemas agroalimentarios (cultivos, ganadería, pesca, caza, silvicultura), desde la producción a la distribución y el consumo. En todo el planeta, el 36% de las mujeres trabajadoras lo hacen en sistemas agroalimentarios junto con el 38% de los hombres. Sin embargo, el papel de ellas tiende a la marginación y sus condiciones laborales suelen ser bastante peores: irregulares, informales, a tiempo parcial, poco cualificadas o como mano de obra básica. Los analistas dan dos datos muy ilustrativos de esta marginación. Las asalariadas en la agricultura ganan de media 82 céntimos por cada euro que se embolsan los hombres, lo que abre una brecha salarial del 22%. De igual manera, ellas tienen menos tenencia de la tierra, menos acceso al crédito y a la formación y deben trabajar con tecnología diseñada para hombres. Todas esta desigualdad crea una brecha de género del 24% en la productividad entre mujeres y hombres agricultores en explotaciones de igual tamaño. Es un tremendo golpe vital para ellas porque los sistemas agroalimentarios son la fuente de sustento principal de las mujeres en muchos países. En África subsahariana el 66% de las mujeres trabajan en estos sectores (frente al 60% de los hombres) y en el sur de Asia ellas se ganan la vida de forma abrumadora en los sistemas agroalimentarios (71% frente a un 47% de los hombres) pese a tener mucho menos peso en la población activa. Los autores tienen claro que si la mitad de los pequeños productores se beneficiara de intervenciones centradas en el empoderamiento de la mujer aumentarían significativamente los ingresos de 58 millones de habitantes mundiales y mejoraría la capacidad de resistir los imprevistos de otros 235 millones. Rosario de desigualdades Pero la lista de desigualdades y marginaciones por sexo en el mundo rural no termina ahí. Cuando las economías entran en crisis los primeros puestos de trabajo en desaparecer son los de ellas. El 22% de las mujeres de áreas no agrícolas de los sistemas agroalimentarios perdieron su empleo en el primer año de la pandemia de covid por solo el 2% de los hombres de los mismos sectores. Diez veces más. La inseguridad alimentaria de las mujeres también creció más rápidamente durante la crisis sanitaria, se disparó la violencia doméstica y de pareja y ellas tuvieron que asumir más responsabilidades de cuidado, lo que a menudo provocó que las niñas faltaran más a la escuela que los niños. Hay progresos, pero mínimos. Si bien en la última década se ha logró cierto éxito en la reducción de las brechas de género en el acceso digital y a la financiación, los avances en la reducción de la mayoría de las diferencias se ha estancado o ha retrocedido, obstaculizando las mejoras en todo, desde la nutrición hasta el desarrollo infantil temprano, desde los ingresos hasta el acceso a empleos de calidad. Estas desigualdades frenan a las mujeres a todos los niveles y en todas las funciones. Carecen de acceso a la formación, al crédito y a las herramientas fundamentales que las empoderan y les permitirían contribuir en pie de igualdad, incluidas la tierra, los fertilizantes y los sistemas de riego. Aunque la frecuencia con que los estados abordan las cuestiones de género ha mejorado, la desigualdad en los sistemas agroalimentarios persiste en parte porque las políticas, las instituciones y las normas sociales discriminatorias siguen limitando la igualdad de oportunidades y de derechos ante los recursos. El estudio muestra que las actuaciones para mejorar la productividad de las mujeres tienen éxito cuando tienen en cuenta las cargas del cuidado y el trabajo doméstico no remunerado, proporcionan educación y formación y refuerzan la seguridad de la tenencia de la tierra. El acceso a guarderías tiene un gran efecto positivo en el empleo de las madres, mientras que los programas de protección social han demostrado aumentar el empleo y la resistencia de las mujeres. Comenta
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