INFORMACIÓN ACERCA DE LAS COOKIES UTILIZADASLe informamos que en el transcurso de su navegación por los sitios web del grupo Ibercaja, se utilizan cookies propias y de terceros (ficheros de datos anónimos), las cuales se almacenan en el dispositivo del usuario, de manera no intrusiva. Estos datos se utilizan exclusivamente para habilitar y estudiar de forma anónima algunas interacciones de la navegación en un sitio Web, y acumulan datos que pueden ser actualizados y recuperados. En el caso de que usted siga navegando por nuestro sitio Web implica que acepta el uso de las cookies indicadas. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra sección Política de cookies


Buena fama para las malas hierbas | Hoy

30/03/2022
En: hoy.es
Digital
Menú Sociedad Buena fama para las malas hierbas Las plantas silvestres que crecen en las ciudades protegen el suelo de la erosión. El jardinero Eduardo Barba y la ilustradora Raquel Aparicio las reivindican Quien puso el nombre de malas hierbas a las plantas que crecen en el asfalto, en la aridez de un descampado, al resguardo de una tubería no estuvo muy acertado. No por carecer de prestancia o impedir a veces el crecimiento de otras congéneres estas especies son tan dañinas como se cree. Al contrario. Los ejemplares de la injustamente llamada maleza tienen propiedades medicinales, aromáticas, polinizadoras y en ocasiones son tan bellas que merecerían lucir en una floristería. El jardinero y divulgador Eduardo Barba y la ilustradora Raquel Aparicio han publicado 'Flor de asfalto. La vida de las hierbas urbanas contada por ellas mismas' (Tres hermanas), un libro en el que hacen una apasionada defensa de la flora de ciudad. A Eduardo Barba le duele que los servicios de jardinería arranquen sin ningún miramiento hierbas que atraen insectos polinizadores, protegen el suelo de la erosión y aportan nutrientes. «Los alcorques que han sido desherbados al cabo de unos días están muertos. Una hierba espontánea no es síntoma de dejadez o suciedad. Aporta riqueza al captar abejas y fauna auxiliar que devora por ejemplo pulgones», asegura Eduardo Barba. Aparte de combatir las plagas y contribuir a la creación de un microclima favorable, muchas malas hierbas han saciado el hambre del ser humano. Malvas y ortigas han sazonado los potajes de los más pobres, mientras que el ombligo de Venus ha adornado los platos de alta cocina. «La verdolaga ('Portulaca oleracea') es una de las plantas más nutritivas que existen y una fuente de omega-3», dice Barba. ¿Pueden hacer algo más por nosotros las malas hierbas? Sí. Más allá del escozor y las ronchas que provoca si se agarra sin precaución, la ortiga alberga un extracto acuoso que contiene «principios antisépticos contra una grandísima cantidad de bacterias». Otra planta de la que se presume tiene propiedades terapéuticas es la lechetrezna, que al parecer puede suprimir la tinta de los tatuajes, una cualidad que aún no está lo suficientemente estudiada. Creíamos que allí donde se levantaba el hormigón no crecía la hierba. Pero como dice Barba, la ciudad, más que un desierto, es una isla de biodiversidad. Debajo de los adoquines no estaba la playa, pero sí un bosque en potencia. Nos percatamos de la presencia de malvas, jaramagos, vivoreras, amapolas, manzanillas, dientes de león y cardos en el confinamiento, cuando crecieron con profusión sin que nadie las molestara. Ahora piden una segunda oportunidad. «Algunas son muy bellas y un ejemplo de resiliencia. Son plantas que puedan hacer frente a suelos contaminados», apunta Barba. La chirivita destaca por su servicio a la humanidad: es esa margarita que deshojan los amantes para saber sin son correspondidos. Tendencias Fusión Don Benito-Villanueva Isla de Valdecañas Coronavirus Sucesos HOY Agro En Salsa Antropía
Fundación Bancaria Ibercaja C.I.F. G-50000652.
Inscrita en el Registro de Fundaciones del Mº de Educación, Cultura y Deporte con el nº 1689.
Domicilio social: Joaquín Costa, 13. 50001 Zaragoza.
Contacto Aviso legal Política de privacidad Política de Cookies