Bodegas Ainzón, calidad y compromiso con la tierra
Los vinos de garnacha se identifican por una particularidad única
La Crónica
Ver noticias guardadas
Bodegas Ainzón ha recolectado unos 2,3 millones de kilos de uva. | SERVICIO ESPECIAL
Bodegas Ainzón es una cooperativa de viticultores cuyos orígenes se remontan a 1945 y perteneciente a la DO Campo de Borja, en el corazón del Imperio de la Garnacha. En Ainzón, a los pies del Moncayo, se dan las condiciones idóneas para el cultivo de esta preciada variedad y la elaboración de vinos de calidad reconocidos a nivel mundial. Así lo refrendan el volumen de ventas, la incorporación de nuevos mercados y las medallas de oro obtenidas en el Campeonato Mundial de Garnachas.
Este año, la campaña en Bodegas Ainzón ha estado marcada por la sequía del verano, que provocó el descenso de la producción, sobre todo en vinos blancos. Al final, la cooperativa ha recolectado «unos 2,3 millones de kilos de uva, de los que aproximadamente 1,2 millones es garnacha», indica su gerente, Paola Espligares. «Pensábamos que íbamos a obtener menor rendimiento este año, pero las lluvias de las últimas semanas fueron muy bien», añade.
Estas precipitaciones contribuyeron a terminar mejor la maduración. A esta circunstancia hay que añadir que «la planta para el año que viene tendrá suficiente reserva, porque llevamos dos años seguidos de sequía y el campo está un poco apurado, sobre todo el monte de Ainzón donde tenemos más del 50% de la producción de garnacha», señala. La garnacha tinta ocupa el 59% de su superficie total y el resto se reparte entre el resto de variedades (moscatel, macabeo, cabernet sauvignon, merlot, tempranillo, syrah...).
Bodegas Ainzón cuenta con dos grandes mercados: el europeo con Reino Unido y España, siendo Aragón la comunidad donde dispone de una fuerte distribución; y Estados Unidos, Japón, China y México. «Hemos sufrido un descenso en las ventas después del covid. Estados Unidos bajó el consumo de los vinos de garnacha, China se bloqueó, Rusia cerró debido a la guerra en Ucrania, Reino Unido empezó a retrasar los pedidos por el Brexit... Fue cuando abrimos el mercado japonés y mantuvimos Europa. Han sido tres años de locura, sin precedentes», reconoce.
Han sido unos años poscovid difíciles pero al final la calidad del producto y el excelente trabajo de viticultores y cooperativa se han impuesto. «Nos identificamos por el buen producto que se cultiva en Ainzón y por tener una garnacha con un carácter floral auténtico, muy del cogollo de la denominación de origen. Esas particularidades son el motivo por el que repiten. El cliente es muy fiel, a pesar de que las ventas estén bajando un poco porque el consumo del vino a nivel mundial ha bajado».
Bodegas Ainzón trabaja en el día a día, si bien la campaña de Navidad brinda la oportunidad de tener mayor visibilidad. Destacan el Flor de Cayus, su buque insignia por calidad-precio, y los vinos de autor Terrazas del Moncayo y Peñazuela, además del moscatel, que tiene una particularidad muy diferente a otros y es uno de los más vendidos.
Bodegas Ainzón es una cooperativa de viticultores comprometidos con su pueblo y el territorio aragonés. Está formada por personas unidas para crear empleo y riqueza y conservar parajes únicos y viñedos antiquísimos. «Hay que poner en valor el trabajo de los agricultores en el medio rural. Es muy importante que existan y se mantengan, pero para ello no podemos ir a precios destructivos. Las cooperativas somos fuertes, pero hasta cierto punto porque no podemos competir nunca con zonas donde se recogen 40 millones de kilos de uva. Las administraciones deben poner mecanismos reguladores en el sector del vino y que haya precios justos porque las subvenciones son parches. Las zonas rurales tenemos que unirnos y defender lo nuestro porque al final nos penará», expone. Espligares habla además del relevo generacional. «Si no hay relevo, estos campos quedarán desertizados y abandonados. La rentabilidad de las explotaciones se acabará, la gente se marchará y se quedarán pueblos fantasmas. Por ello, seguiremos vendiendo vino, hacerlo lo mejor posible y que los agricultores tengan relevo, pero tiene que ser atractivo para muchos jóvenes que hoy se están yendo».
Compartir el artículo