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Belondrade, los blancos franceses de Rueda que están entre los mejores de España

06/11/2024
En: expansion.com
Digital
Rueda: ¿por qué triunfan los blancos de esta denominación y cuáles son las mejores referencias? Jean Belondrade , segunda generación de viticultores franceses en la patria del verdejo, toma el testigo de su padre Didier para hacer de la bodega Belondrade un clásico del vino español. Quizás no todos aquellos que hoy se acercan a la barra del bar y piden "un Rueda " o "un verdejo " tengan en mente a los franceses. Pero los grandes conocedores del vino han tenido un papel muy relevante para que la D.O. Rueda sea lo que es hoy: la segunda Denominación de Origen con mayor cuota del mercado nacional. Así lo confirma un estudio de la consultora Nielsen IQ, que revela que en 2023 Rueda vendió 67.708 millones de botellas, situándose detrás de Rioja entre los orígenes favoritos entre los españoles. O lo que es lo mismo, una cuota de mercado de 14,5% en términos de vinos tranquilos (sin burbujas). Si hablamos de blancos, acapara el 42,3%. El mérito es mayor aún si pensamos que hasta hace poco España era considerado un país de tintos. Hoy, por contra, el blanco es el único que crece (en 2023 su demanda creció un 1,3%). Y Rueda, sin duda, tiene mucho que ver con la nueva sed blanca que afecta a este país. Y los franceses , a su vez, tienen mucho que ver con que los Rueda tengan tanta popularidad. La unión de los franceses con Rueda El idilio entre los galos y esta comarca vinícola tiene sus orígenes en los 70. El hito que marcó un antes y un después en la trayectoria de Rueda fue la llegada de Marqués de Riscal , la histórica bodega riojana, que asentó su filial en esta tierra castellana en 1972. Francisco Hurtado de Amézaga , heredero de la tradición bodeguera de la familia fundadora de Riscal, fue el artífice del desembarco y aún recuerda el gesto adusto con el que el eminente enólogo francés Émile Peynaud le recibió en París cuando fue para que le asesorara sobre la viabilidad de su proyecto en Rueda . Años después, en 1994 -antes de la llegada masiva de viticultores, bodegas y toda suerte de aventureros en el viñedo de esta zona- llegó a Rueda Didier Belondrade , un francés enamorado de España que ha sido pionero a la hora de vislumbrar el potencial de la verdejo, seña de identidad absoluta en esta comarca, para elaborar blancos mayúsculos. Seducido por esta tierra de naturaleza privilegiada, Belondrade se planteó el ambicioso objetivo de situar a los verdejos entre los grandes vinos del mundo, sabedor de que esta variedad "es una de las mejores del viñedo español, con un carácter chispeante que aporta, sobre todo en monovarietales, una rica expresión aromática, y un amable paso por la boca, con un final ligeramente amargo que subraya su personalidad". Así, con una envidiable capacidad intuitiva y un genio de mil demonios, el francés visionario comenzó a construir la casa por el tejado, con su blanco más supremo, Belondrade y Lurton (46 euros), fermentado en barrica, complejo y concebido para la guarda. Un vino enorme que necesita al menos dos años en botella para dar lo mejor de sí. Nueva generación al frente de Belondrade Tres décadas después, cuando el proyecto que emprendió Didier Belondrade se encuentra definitivamente consolidado y sus vinos son un referente entre los mejores blancos de España, es su hijo Jean Belondrade (Burdeos, 1989) quien asume poco a poco la voz cantante en la dirección de la bodega. Didier sigue dando guerra. Y años más que la dará, porque su carácter apasionado y temperamental no le permiten pensar en otra cosa. Pero su hijo Jean, más sosegado, es un buen complemento para los nuevos desafíos a los que se enfrenta Belondrade , entre los que se cuentan varios emprendimientos, tanto con la bodega familiar, como con la fundación que creó Didier para impulsar actividades artísticas, y, sobre todo, la nueva aventura que ha emprendido esta casa en el Priorat. Si Didier Belondrade desarrolló su trayectoria profesional como alto ejecutivo de Air France y llegó al mundo del vino por una audaz decisión personal, su hijo Jean tiene un notorio pedigrí vinícola, que se trasluce en su apellido materno, Lurton . Una saga que ha dado lugar a un imperio vinícola, con ramificaciones en todo el mundo. Con una bodega matriz, Château Bonnet (Entre-deux- Mers), los Lurton cuentan con numerosas bodegas en Burdeos, Chile, Argentina, Moldavia o España. Jacques Lurton , que también tiene bodega en Rueda y Toro (Campo Eliseo) es primo de Brigitte Lurton, la madre de Jean. Y el eminente Pierre Lurton , director de dos de las bodegas más legendarias de Burdeos (Cheval Blanc y Château d'Yquem), es familiar cercano. "Con todo el cariño y respeto que me merece la familia Lurton, mi gran orgullo es ser un Belondrade . Porque reconozco el mérito y esfuerzo que ha tenido que hacer mi padre para consolidar nuestra bodega en Rueda y elaborar uno de los mejores blancos de España", afirma Jean, que a los 11 años tomó la decisión de trasladarse desde Burdeos a España. La imagen diferente de Belondrade Hoy confiesa que ya no se imagina viviendo en otro lugar y que su amor por este país es también heredado: "Mi padre siempre sintió un gran cariño por esta tierra, y bautizó a sus tres hijos combinando un nombre francés y otro español: mis hermanas se llaman Clarisse Inés y Apolline Montserrat, y yo, Jean Sancho". Fue justamente en una de las estancias de la familia Belondrade en España, en 1993, cuando Didier probó su primer verdejo. "Era de la añada 1992 y le impresionó tanto que no tardó en viajar a Rueda . Entonces las viñas eran baratísimas así que se animó. Alquiló una nave en Nava del Rey y la adaptó para poder elaborar su primer vino. Desde su primera añada, 1994 -que salió al mercado en 1996-, Belondrade y Lurton tuvo un impacto enorme". Desde sus inicios, la bodega se desmarcó de los vinos de la zona por su imagen rompedora, con una etiqueta de llamativo color naranja, y su precio elevado. "La primera añada costaba 990 pesetas, cuando la media en Rueda rondaba las 100", apunta el hijo. Además de la calidad del vino y su singularidad -fue el primero de la zona concebido para una guarda-, varios elementos contribuyeron al éxito de Belondrade y Lurton. "Uno de ellos fue el apoyo de los mejores restaurantes de España. Agustí Peris, sumiller de elBulli se entusiasmó con nuestro vino. Y también Quim Vila , propietario de Vila Viniteca , que asumió la distribución desde el comienzo". El vino que apasionaba a Johan Cruyff También hay una figura más insospechada que se involucró en dar fama a este vino. " Johan Cruyff fue, sin pretenderlo, uno de nuestros grandes prescriptores. Por lo visto, siempre pedía nuestro vino en su restaurante favorito de Barcelona. Y nos dio mucha notoriedad en Holanda, que sigue siendo nuestro segundo mejor mercado. No entendíamos este fenómeno ni tuvimos conciencia hasta años después de su fallecimiento, pero es una posición que debemos a Cruyff , al que paradójicamente nunca conocimos", explica el joven. Otra de las razones del éxito de Belondrade y Lurton y de la consolidación de la bodega tiene que ver con el compromiso de sus trabajadores, a los que los propietarios consideran "de la familia". Especialmente, a Marta Baquerizo, enóloga y actual directora técnica que se unió al proyecto hace 25 años. Y a Macario González, responsable del viñedo , que también lleva en el equipo más de dos décadas: "Llevan muchos años con nosotros y son parte de la famille Belondrade ". En 1999, cuando ya el proyecto alcazaba velocidad de crucero, Didier se aventuró a construir su propia bodega, en la Quinta San Diego, en La Seca, corazón cualitativo de los vinos de Rueda . Las modernas instalaciones fueron proyectadas por el arquitecto Vincent Defos de Rau. Y la inauguración trajo consigo el estreno de dos nuevos vinos: en 2000, llegó la primera añada del r osado Quinta Clarisa , y dos años más tarde, la primera cosecha de Quinta Apolonia, blanco más asequible que el vino emblemático de la casa. Las joyas de la bodega Belondrade Desde entonces, la bodega de Belondrade , que asoma como una escultura blanca entre el viñedo, ha experimentado diversas ampliaciones. La más reciente -inspirada en la célebre casa Farnsworth de Mies van der Rohe- data de 2023 y afecta a la zona de recepción. Respecto a los vinos, se ha sumado una novedad recientemente: Les Parcelles de Belondrade. Un blanco soberbio, que nace de dos parcelas privilegiadas que la propiedad adquirió en 2015: La Cruz y Alameda. Con una crianza de 18 meses sobre lías en barricas usadas y tres años más de maduración en botella en la bodega, es, según Didier Belondrade, "el vino que soñé hacer cuando llegué a España". Sólo se presentará en las mejores añadas. De momento, 2018 y 2019, y su escasa producción -menos de 2.000 botellas- se cotizan ya por encima de los 400 euros. La irrupción de Les Parcelles, uno de los blancos más excelsos y exclusivos de España, deja claro que, como afirma Jean, "hay muchas cosas que nos quedan por hacer". Las 40 hectáreas en las que se expande actualmente el viñedo de la familia, distribuido en 23 parcelas, aún puede crecer con la suma de "viñedos singulares y excepcionales que nos interesan. También podemos seguir creciendo en los mercados exteriores sin dejar de ser fieles a nuestro ADN, que es buscar siempre la calidad y el equilibrio". A modo de conclusión, el bodeguero afirma que "el modelo a seguir es el de Vega Sicilia", lo que da una pista sobre la ambición de los franceses de Rueda por convertirse en un nuevo clásico. A la conquista del Priorat A finales de 2023 saltó la noticia: la familia Belondrade oficializaba su desembarco en Priorat con la adquisición de Trío Infernal, el proyecto de los franceses Peter Fischer, Jean Michel Gerin y Laurent Combier en la localidad de Torroja del Priorat. Pocos sabían, entonces, que para Didier y Jean Belondrade esta compra no era más que un segundo paso en la prestigiosa comarca vinícola: "Estamos en la zona desde 2016, cuando mi padre tuvo un flechazo con la parcela Clos del Afaitador en el pueblo de Solanes del Molar". Esta primera transacción dio lugar a vinificaciones experimentales y finalmente a un tinto, Nelin Terra, de carácter casi confidencial, cuya producción minúscula apenas se vio en España. Con la compra de lo que fuera Trío Infernal, el proyecto de los tintos de Belondrade en Priorat ha adquirido otra dimensión. "Son siete hectáreas más, que conforman siete parcelas y que se suman a un proyecto muy personal, en el que nos tomaremos el tiempo que haga falta en busca, como siempre, del equilibrio en los vinos", concluye Jean. Cargando siguiente contenido
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