Bayas de Goji, del Himalaya al Valle del Jerte Las bayas de Goji pertenecen a la familia de las solanáceas, como el tomate o el pimiento. Es un arbusto de metro y medio que aguanta temperaturas de -20 a 45 grados y no necesita demasiada agua. Su recolección es manual. /
David Palma Elena García ha sido premiada por su proyecto para implantar esta fruta de origen asiático en el norte cacereño y diversificar el monocultivo del cerezo Elena García Garrido ha cogido más de 30 aviones durante el pasado 2019. En su equipaje no ha llevado camisa hawaiana ni cámara de fotos, sino el portátil y la bata de trabajo, ya que estos viajes han estado motivados por asuntos laborales. Esta placentina, con una vasta experiencia profesional en la industria agroalimentaria, actualmente realiza auditorías de seguridad alimentaria para una cadena de distribución inglesa y para una multinacional de congelados.
Ha conseguido recientemente el primer puesto en los Premios de Ideas Emprendedoras en el Mundo Rural 2019, convocados por la Diputación de Cáceres. La institución provincial ha valorado su intención de introducir el cultivo de bayas de Goji en el Valle del Jerte y comarcas limítrofes para diversificar el monocultivo del cerezo y en una fase más avanzada del proyecto, crear empleo para combatir la acuciante despoblación.
Estos planes surgieron en su cabeza hace dos años, a raíz de leer un reportaje en la revista Fruticultura donde se hablaba de las 'berries' (frutas del bosque), y más concretamente de la plantación más grande de Europa de bayas de Goji, situada en Almonte (Huelva). Le gustó tanto el tema que se puso en contacto con el gerente, Juan Carlos López Nicklaus y se presentó en la feria Fruit Attraction para decirle que quería ser su socia y expandir el negocio en Extremadura.
Junto a Ctaex desarrollarán un pack de cosméticos naturales a base de este fruto con poder antienvejecimiento
Elena le habló de las peculiaridades de las sierras del norte cacereño con intención de crear una plantación en la región como modo de vida y aparcar las auditorías y los viajes. Además, consideraba que era una buena opción para que los agricultores diversificasen sus beneficios. «Si por ejemplo, hay una granizada que destroza todas las cerezas, pues los productores tendrían bayas u otros cultivos que están creciendo en la zona, como los higos o castañas, para seguir trabajando», aclara. «No se trata de arrancar cerezos para cultivar berries», añade. La campaña de las bayas va desde mediados de julio hasta octubre, por lo que es posterior a la de las cerezas.
Se pueden consumir frescas, en zumos, mermeladas, liofilizadas y hasta en polvo, como condimento. / Palma
Las bayas de Goji crecen de forma natural en las montañas del Tíbet, en pleno corazón de la cordillera Himalaya, y también en diversas provincias del sur de China. «Son un cultivo interesante, agronómicamente hablando, para cualquier zona y en especial para el Valle del Jerte, por ejemplo para las antiguas zonas tabaqueras», indica Elena. Estos arbustos de aproximadamente metro y medio de alto soportan temperaturas que van desde los 20 grados bajo cero hasta los 45 por encima del termómetro. Además, no tienen muchas necesidades hídricas; si acaso regarlos un poco más de lo habitual en agosto y septiembre. Las bayas se recolectan manualmente.
Durante el verano de 2018, la extremeña se fue a Almonte a conocer todos los entresijos de esta fruta de la familia de las solanáceas de mano del gerente de esta plantación. Allí aprendió cómo era la producción primaria para luego plantarla y cultivarla. Unieron conocimientos y consiguieron suministrar por primera vez bayas de Goji frescas de origen nacional a un conocido supermercado, mediante Grupo Alba, una empresa extremeña. Además, empezaron a producir en otras zonas productoras. Sin embargo el sueño de ella -y así lo transmiten sus ojos en la conversación-, es traerse esta fruta a su tierra porque ya tiene «más que comprobado su comportamiento agronómico y rentabilidad», garantiza.
«No se trata de arrancar cerezos para cultivar berries, sino de compatibilizar los cultivos»
Elena García | Goji Mediterránea
Las bayas de Goji son uno de los considerados 'súper-alimentos' por su riqueza en nutrientes, vitaminas (A, B1, B2, B3, B6, B12, C y E) y minerales. Asimismo, tienen un alto contenido en compuestos bioactivos, especialmente polifenoles (caracterizados por su capacidad antioxidante), polisacáridos, carotenoides (luteína y zeasantina), y flavonoides, entre algunos otros. Esto traducido al lenguaje coloquial significa que aportan mucha vitalidad. En Asia son conocidas como 'la baya feliz' ya que los consumidores habituales dicen encontrarse más alegres.
En cuanto al paladar, al pertenecer a la familia de las solanáceas, tiene cierto sabor a pimiento, pero con un regusto dulce que recuerda al arándano o al tomate cherry. Aunque tradicionalmente se han importado a Europa deshidratadas, ya se pueden consumir también frescas, liofilizadas para poder ser consumidas como aperitivo saludable, en polvo para aderezar comidas (como el pimentón o la cúrcuma), o en zumos. Todos estos productos actualmente los realizan fuera de la región, por eso uno de los objetivos es traerse toda la agroindustria a Extremadura.
Estas frutas tienen un alto contenido en compuestos bioactivos y en vitaminas. / Palma Fase inicial La Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte ya tiene un campo de ensayo con 40 plantas proporcionadas por Elena. En su proyecto pretende que los agricultores que quieran plantar esta fruta hagan el contrato de suministro con ella, que les brindará asistencia técnica especializada en cuanto a la producción.
Goji Mediterránea será el nombre de la empresa creada por Elena, Juan Carlos López y otro socio más; Francisco Rodríguez. Aunque están en la fase inicial, pues firman la documentación en unos días, tiene un plan de acción bastante programado de aquí a tres años, que es cuando esperan conseguir la certificación ecológica y cuando se verán los verdaderos frutos de este proyecto.
«Tenemos ya más que comprobado su comportamiento agronómico y su rentabilidad», dice Elena García
De momento ya han acordado con Ctaex el desarrollo, para su posterior venta, de un pack de cosméticos naturales a base de bayas de Goji, conocidas por su poder antienvejecimiento. En un acto de economía circular, los restos de poda se utilizarán para crear aceites esenciales, y la fruta de destrío; para zumos y concentrados. De esta forma pretenden incorporan los residuos a la cadena productiva. También quieren suministrar bayas de Goji a laboratorios para la extracción de carotenoides y otros compuestos para uso farmacéutico. En oftalmología son muy valiosos estos frutos, de hecho son recetados frecuentemente por los profesionales, porque se ha demostrado ampliamente que su efecto antioxidante proporciona neuroprotección al ojo.
En una fase intermedia, Elena quiere crear en su casa una planta piloto que sirva como campo demostrativo. Hay quien está enfocado ahora en hacer realidad sus proyectos para 2020. Ella, sin embargo, tiene la vista puesta ya en 2023. Planea crear una gran industria de bayas de Goji en el Valle del Jerte.