Profesionales que trabajan en la gestión de los fondos del Programa Leader lamentan que el exceso de burocracia, heredado de gobiernos anteriores, limita su eficacia Los técnicos que trabajan en los Grupos de Desarrollo Rural (GDR) sostienen que la norma que regula su funcionamiento en Andalucía merece una de las simplificaciones anunciadas por el Gobierno andaluz para evitar que la enorme carga burocrática acabe con la eficacia que han demostrado en la gestión de los fondos europeos para dinamizar el entorno rural, para apoyar al pequeño empresario en los pueblos andaluces y, en definitiva, para fijar la población. El Gobierno andaluz prepara estas semanas un nuevo decreto de simplificación administrativa que supondrá revisar en torno a 150 normas autonómicas . Pero, de momento, se desconoce si ese proceso introducirá nuevos cambios en la Medida 19 del Plan de Desarrollo Rural , que es la que regula las subvenciones que gestionan los Grupo de Desarrollo Rural. Preguntada por EL MUNDO a este respecto, la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural responde que tiene "la intención de buscar una fórmula más dinámica que permita ejecutar al máximo posible los fondos con el fin de multiplicar los recursos económicos en las zonas rurales andaluzas". La consejera, Carmen Crespo , asegura que ya se han simplificado las líneas de ayudas. Y aun así, apunta que "los técnicos están trabajando ya en un segundo proceso de simplificación que continúe ahondando en este sentido". Los Grupos de Desarrollo Rural de Andalucía son asociaciones privadas de ámbito comarcal en las que participan las administraciones públicas (ayuntamientos o mancomunidades) y entidades privadas (organizaciones empresariales, agrarias, sindicales, cívicas o culturales) del entorno. "Prácticamente todo el territorio andaluz se beneficia de estas subvenciones porque alrededor del 90% de la comunidad autónoma está considerado como zona rural y el 66% de la población reside en estas áreas", apuntan desde la Consejería. Los GDR gestionan fondos del Programa Leader de la Unión Europea (90%) y del Gobierno andaluz (10%) y trabajan como gestores a pie del terreno para acercar los recursos a quienes los necesitan. Actualmente, cada grupo cuenta con tres o cuatro profesionales que asumen toda la gestión de las ayudas, además de intervenir para la dinamización de las comarcas. "En realidad no es un volumen muy importante de ayudas el que manejamos. Ni nuestro eficacia se mide en miles de empleos creados. Nuestro éxito tiene más que ver con el impulso a pequeñas iniciativas empresariales que facilitan el autoempleo. Pero la Unión Europea defiende este modelo por su vital importancia a la hora de frenar la despoblación de los entornos rurales. Y España y Andalucía han trabajado durante varias décadas de forma modélica", apunta Teresa Benítez , gerente del Grupo de Desarrollo Rural de la Serranía Suroeste de Sevilla y presidenta de la Asociación de Profesionales de los Grupos de Desarrollo en Andalucía ( Aproleader ). Benítez lamenta, sin embargo, que las ayudas hayan perdido atractivo para sus beneficiarios por culpa de unos protocolos tediosos que entierran en burocracia a los profesionales y acaban aburriendo a los destinatarios de los fondos. Cada euro público invertido en proyectos Leader moviliza 1,5 euros del sector privado, recuerda Teresa Benítez. "¿Alguien da más por menos?", se pregunta. Un 5% del Fondo Europeo de Desarrollo Rural (Feader) se destina de forma obligatoria al programa Leader, que es una apuesta sostenida de la Unión Europea porque garantiza un modelo participativo, que concede un papel a la sociedad civil y pone recursos en manos de los agentes sociales que mejor conocen la población. Desde los GDR se busca respaldo a los pequeños emprendimientos mediante la formación en nuevas tecnologías o la diversificación de las actividades, se estimula el emprendimiento de las mujeres, se impulsa la artesanía local o se revitaliza el turismo rural. Sin embargo, la administración autonómica parece desconfiar -asegura Benítez-, de un modelo de gestión delegada que, de alguna forma, escapa a su control. Las quejas no son recientes, pues ya con los anteriores gobiernos socialistas se produjo un desapego al programa que ha generado cierta frustración entre los profesionales. Los técnicos reclaman una revisión de los procedimientos que permita simplificar y agilizar la gestión de los fondos para evitar que muchas empresas desistan de las ayudas como consecuencia de unas bases reguladoras obsoletas que ralentizan la ejecución y generan una enorme inseguridad a los destinatarios. Para Juan José Manrique , gerente del Grupo de la comarca de Guadix , la simplificación debería pasar, por ejemplo, por permitir a las empresas que utilicen fórmulas de costes simplificados o mantener abiertas de forma indefinida las convocatorias mientras haya fondos disponibles. "Los profesionales empleamos demasiado tiempo en resolver la burocracia, lo que nos obliga a dejar de hacer tareas de dinamización, que verdaderamente permiten diseñar estrategias y estar muy al tanto de las necesidades de la población". "Reducir la burocracia no es eliminar controles ni garantías, sino encontrar soluciones innovadoras que se aplican en otras áreas de la administración para evitar los cuellos de botella en la gestión". "El Leader debería ser un programa que favorezca una mayor creatividad en la gestión", añade Manrique. En la comarca de Guadix hay actualmente cinco miniqueserías que han generado oportunidades para gente joven que, de otro manera, tendría que migrar hacia las grandes áreas metropolitanas. "Para que la población no se siga concentrando alrededor de las ciudades hay que seguir creando proyectos de vida en entornos difíciles. Y Leader se encarga de poner esas semillas". Sebastián Hevilla , gerente de la comarca del Guadalhorce (Málaga), también apuesta por un cambio que permita, por ejemplo, sustituir el sistema de concurrencia competitiva para que las convocatorias permanezcan vivas mientras haya fondos. "Los tiempos de la administración no siempre se acompasan a las necesidades de los potenciales beneficiarios, que requieren una respuesta más ágil e inmediata". "Necesitamos que desde la Consejería se vuelva a mirar con cariño al programa", apunta Hevilla. "No se puede hacer desarrollo rural desde las ciudades ni desde los despachos en Bruselas", apunta también Teresa Benítez. "Nuestra fortaleza es la cercanía al terreno", añade en la misma dirección el responsable del grupo de Guadalhorce. La reivindicación del papel de las mujeres en las pequeñas explotaciones agrícolas, el apoyo a las unidades productivas familiares, la recuperación de variedades agrícolas autóctonas, el fomento del consumo de kilómetro cero, la creación de nuevas denominaciones de origen y, en definitiva, la recuperación de la autoestima para el hombre y la mujer en las áreas rurales son algunos de los éxitos de los que se sienten partícipes los profesionales del programa Leader en Andalucía.