Tal como indica la dietista-nutricionista Laura Jorge, hay algunas frutas que producen etileno y este puede acelerar su maduración Algunas frutas, como el plátano, el kiwi o el aguacate, son climaterias, lo que significa que continúan su proceso de maduración incluso después de ser recolectadas. En cambio, las frutas no climaterias, como la naranja, la mandarina, la fresa o la cereza, dejan de madurar una vez han sido cosechadas. Por ello, si no se consumen a tiempo, corren el riesgo de estropearse rápidamente. En este sentido, la dietista-nutricionista Laura Jorge advierte que algunas frutas producen etileno, un gas natural que acelera el proceso de maduración. Debido a este motivo, no conviene almacenar juntas las frutas que generan etileno con aquellas que no queremos que maduren rápidamente, ya que esto puede hacer que se estropeen antes de lo esperado. «Las frutas que no deberíamos juntar con otras si no queremos acelerar su maduración son: la manzana, la pera, el melocotón, el mango y plátano. Por otro lado, las más sensibles al etileno son las fresas, la sandía y las uvas», afirma. Almacenar por separado las frutas El etileno es una hormona vegetal que se libera en forma de gas y que algunas frutas emiten de forma natural. Este gas tiene la capacidad de acelerar el proceso de maduración. Algunas frutas lo producen en grandes cantidades, mientras que otras son especialmente sensibles a sus efectos. Por eso, si se almacenan juntas frutas productoras de etileno con frutas sensibles a él, es posible que se acelere tanto su maduración como su descomposición. Concretamente, es fundamental almacenar por separado las frutas que producen etileno y los que son sensibles a este gas. La mejor forma de hacerlo es colocar las frutas productoras de etileno en un frutero a temperatura ambiente (por ejemplo, en la encimera) y guardar en la nevera aquellas que son sensibles al etileno para ralentizar su maduración. No obstante, hay excepciones importantes a tener en cuenta, como en el caso de las patatas y las cebollas, que nunca deben almacenarse juntas. Frutas ajenas a ello Por último, no todas las frutas producen etileno ni todas son sensibles a él. Algunas, como el pomelo, los arándanos, la piña, las frambuesas o el tomate, no generan etileno en cantidades significativas ni se ven especialmente afectadas por este gas. Por ello, pueden almacenarse en el frutero junto a cualquier otra fruta o verdura sin riesgo de acelerar su maduración o deterioro.