Annelies Broekman lleva toda su vida pensando en el agua. Es doctora en Agronomía e investigadora del CREAF, especialista en políticas de gestión del agua y miembro de la Fundación por una Nueva Cultura del Agua. ¿Nos quedaremos sin agua? Dependerá de las decisiones que tomemos. No soy optimista, pero tampoco pesimita: construir un mejor sistema de abastecimiento es posible. ¿Y qué decisiones se deberían tomar? Lo primero es darnos cuenta de que todo depende de como mantengamos la salud de los sistemas hidrológicos naturales: lagos, ríos, humedales, acuíferos. Si preservar la salud del medio natural es la prioridad, iremos bien. ¿Esto significa cambiar la lógica actual? Más de lo que podamos imaginar. El reto es lograr el bienestar de la ciudadanía sin destrozar los espacios naturales. Pero si nos falta agua, ¿por qué tenemos que dejarla en el medio natural? Un ejemplo del porqué es el Mar Menor. Hemos usado su agua y ahora, lo que era un paraje lleno de caballitos de mar es una sopa verde. Una vivienda ahí ya no vale nada. Cuando veamos los impactos económicos de una naturaleza rota, reaccionaremos. ¿No nos podemos anticipar? Estaría bien, pero lo dudo. Los desastres naturales serán otro aviso que lo acelerará. No podemos conservar los edificios en zonas inundables. Los ríos deben recuperar su cauce, así se dará seguridad a los ciudadanos. Para esto se requerirá un gran acuerdo. Sí, habrá que apostar por la calidad democrática. Si seguimos con las políticas de quién tiene más votos o quién grita más, no cambiaremos nada. Se debe fomentar el diálogo. ¿Nota que ya están cambiando las políticas de gestión del agua? El estado de los ríos ha mejorado, aunque todavía no se analizan lo suficiente los movimientos de los peces. Y la planificación de Catalunya es aceptable. Pero hay un montón de asignaturas pendientes. ¿Por ejemplo? Faltan inversiones. Y algo muy importante: el agua se debe tener en cuenta cuando se habla de urbanismo, agricultura, tecnología o economía. El centro de datos de Google en Barcelona supone un alto consumo de agua. Yo no digo que no se tuviera que sacar adelante. Sin embargo, sería interesante que abrieramos un debate en cada caso. ¿Propone poner límites? Sí, como se hace con la calidad del aire. A día de hoy, se habla demasiado de eficiencia. Pero necesitamos un marque que ponga un límite a la demanda de agua. Necesitamos el abastecimiento urbano, la agricultura y la industria, pero sin cargarnos el medio ambiente. Y no solo hablo de preservar el caudal de los ríos. ¿También de los acuíferos? Tenemos parkings de cemento encima de masas de agua subterránea, que impiden que el agua se filtre. Todo esto hay que estudiarlo bien. Con la actual sequía, ¿hemos descubierto que podíamos vivir con menos agua? No podemos reducir el consumo urbano mucho más, solo en ciertos pueblos con problemas, muchos de ellos turísticos o con urbanizaciones. La sequía puede servir para hacer mejor las cosas, por ejemplo resolver fugas, pero algunos de los usos no se pueden reducir más. En el campo, ¿la clave será el riego gota a gota? Sobre todo, necesitan previsión de riego, es decir, saber con antelación lo que podrán regar, para no perder dinero. El gota a gota tiene trampa: si lo que se ahorra se usa para regar nuevos campos, solo servirá para ampliar la producción. Además, el gota a gota es muy caro. El riego a manta no siempre es desastroso. ¿Ah, no? El agua que se consume no se pierde: se filtra y vuelve a la tierra. El problema llega cuando el modelo agrícola es intensivo y esta agua se contamina de productos químicos. ¿Cambiará lo que cultivamos en Catalunya? Está por ver. Hay que romper una lanza en favor de la agricultura de secano, no lo cuidamos lo suficiente. Y no hablo de acabar con el regadío, ni mucho menos. ¿Y la ganadería? Depende del modelo por el que apostemos. No gasta la misma agua un rebaño de cabras en extensivo, que una granja de cerdos. El sector porcino evitó la despoblación rural. Pero ahora deberíamos analizar si queremos más cabras o más cerdos. ¿Nos salvará el agua regenerada? No. La clave es diversificar. Es un ingrediente más, muy eficaz en los tramos finales de los ríos siempre que no impidaque buena parte del agua llegue al mar. El Mediterráneo agoniza porque no le llega agua dulce. ¿En un futuro, trataremos directamente el agua que sale de las depuradoras? Sí, es posible. Pero ojo, porque esto encarece mucho el agua. ¿Y desalinizar? Desalinizar puede ser útil en ciertos puntos como Barcelona, que puede pagar el agua desalada. Pero tampoco lo podemos apostar todo a este recurso, muy caro y con mucho gasto energético. Las fuentes no convencionales funcionan cuando sustituyen usos naturales. ¿Qué quiere decir? Lo que ahorramos con esto, es agua que se debe quedar en los ríos y lagos. Estos recursos no pueden ser la excusa para consumir más agua. ¿Será más cara el agua? Sí, por narices. Ahora el coste ya está por encima de lo que debería ser. Si tenemos que depender de recursos no convecionales será más cara segurísimo. ¿Tienen sentido los depósitos de aguas grises? En edificios de nueva construcción, sí. La mitad de masas de agua en Catalunya estan contaminadas. ¿Cómo lo arreglamos? Dejando de contaminar. Solo con esto, el agua se recuperará en menos tiempo del que pensamos. ¿Cómo se imagina las zonas húmedas, en los próximos años? Espero que se apliquen las políticas de restauración y que tengamos unos humedales fantásticos, que nos protegan de los temporales marítimos y del cambio climático. Nos ofrece unos servicios gratis fabulosos. ¿Y los pantanos? Lo ideal sería tener alguno menos que actualmente y con otro modelo de gestión, por ejemplo con un by-pass que suelte caudales y permita el paso a los sedimentos. Deberemos equilibrar recursos: pantanos, acuíferos, desalinizción y regeneración.