Alto impacto de la mejora vegetal en la economía y el medioambiente | Hoy

15/11/2021
En: hoy.es
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Menú Análisis Alto impacto de la mejora vegetal en la economía y el medioambiente En un momento donde el medioambiente, en particular el cambio climático, están en el centro del debate político y social, y en que la población mundial crece de forma acelerada, es necesario apostar por el desarrollo y aplicación de modernas tecnologías, sostenibles y productivas. La técnica genética es una de ellas, en la que se ha avanzado mucho en la mejora vegetal convencional, que ya lleva siglos aplicándose. Es el caso de la transgénesis, ya extendida por todo el mundo desde hace décadas, salvo en la Unión Europea, donde seguimos aferrados a modelos en los que en muchos casos se deja la ciencia de lado y se fundamentan las decisiones en factores ideológico-ambientales. Otro ejemplo son las tecnologías CRISPR, una de las grandes alternativas para el futuro de un sector agroalimentario productivo y sostenible, también inmersas en un intenso debate regulatorio. Lo que sucede es que se trata de un sector poco conocido para la opinión pública y, en muchos casos para la mayoría de los agentes de la propia cadena agroalimentaria. Esto puede cambiar, ya que la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) ha desarrollado, junto con el Instituto Cerdá, un estudio necesario para su puesta en valor, titulado 'Aportación social, económica y ambiental del sector obtentor en España'. Han sido muchos los datos que se han dado a conocer con este trabajo, por ejemplo que la obtención vegetal en su conjunto aporta a la economía española alrededor de mil millones de euros al año, el 47% de forma directa, el 28% indirecto y un 25% inducido. Esto implica también un impacto significativo en el mercado laboral, con alrededor de 16.000 puestos de trabajo al año, el 26% directo, 34% indirecto y 40% inducido. Datos muy relevantes que, entre otras razones, se justifican por la importancia de la mejora vegetal en el aumento de la productividad agrícola, que se estima representa el 50% de la misma. Pero no solo son aportaciones económicas y laborales, sino que, frente a lo que buena parte de la sociedad considera, este tipo de tecnologías suponen una importante contribución a la lucha contra el cambio climático. Por ejemplo y por ir a cultivos de alto consumo, solo la mejora del tomate permitió ahorrar más de 375.000 toneladas de fertilizantes y 1,7 toneladas de fitosanitarios entre 2011 y 2016, así como 427 millones de metros cúbicos de agua entre 1990 a 2017. En el caso del trigo blando, supuso un ahorro energético de 322 millones de mega julios anuales entre 2011 y 2015, y una reducción de 96.600 toneladas en las emisiones de dióxido de carbono cada año, lo que equivale a lo emitido por 57.000 coches. Así podríamos seguir con innumerables ejemplos, porque es raro el cultivo cuya mejora vegetal no haya supuesto una contribución significativa para nuestro medioambiente y para minorar su impacto en el cambio climático. Para ello, ha sido clave la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), que en la industria de obtención vegetal ronda el 20% de su facturación. Un dato que según la propia Comisión Europea está por encima del de la automoción, la industria farmacéutica, o el sector aeroespacial. Hay que recordar que, solo para poner una nueva variedad vegetal en el mercado, se necesitan una media de 10-12 años y una inversión de 1-3 millones de euros. En definitiva, se trata de una actividad en la base de la cadena alimentaria, donde la semilla es el origen de nuestro modelo alimentario, tanto el de procedencia vegetal, como en una inmensa mayoría del animal. Pero no solo hay que ser la mujer del Cesar sino parecerlo, por lo que es de esperar que este estudio tenga continuidad en el tiempo y, con cierta periodicidad, se pueda ver la evolución de estos indicadores, algo que servirá para un mejor conocimiento interno y externo del sector, que no es poca cosa. Tendencias Coronavirus Las caras del deporte Crónica negra Sucesos HOY Agro En Salsa
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