El plan de seguridad alimentaria se complementa con una red de refugios «No basta con pensar en armamento», advertía el ministro de Agricultura, Alois Rainer, al presentar los planes del Gobierno alemán para reforzar su reserva estratégica de alimentos. En el marco del protocolo Operación Alemania, elaborado por el teniente general André Bodemann, Berlín está reestructurando no solo sus capacidades militares sino también civiles ante la posibilidad de un conflicto de gran escala. El proyecto prevé almacenar en más de 150 depósitos, cuya ubicación permanecerá en secreto, productos preparados que puedan calentarse y consumirse de inmediato. «Lo que ahora tenemos que almacenar debe prepararse primero. Estoy pensando en ravioles enlatados o lentejas enlatadas... En cualquier caso, cosas ya cocidas», resumió el ministro. Alemania cuenta desde la década de 1960 con una reserva civil de emergencia que incluye cientos de miles de toneladas de granos, arroz, legumbres y leche condensada repartidas en almacenes por todo el país. Esas existencias, pensadas para superar crisis puntuales -desastres naturales, apagones técnicos o choques militares limitados-, se están quedando cortas ante el nuevo escenario de seguridad que ha dibujado la invasión rusa de Ucrania. El Gobierno quiere pasar de una despensa de materias primas a una despensa de comida lista para consumir, capaz de garantizar «una comida caliente al día» a la población durante varias semanas. La Oficina Federal de Agricultura y Alimentación (BLE) ya está licitando contratos con la industria alimentaria para abastecer esta red. En marzo, los depósitos estatales acumulaban 7.000 toneladas de arroz y legumbres en el sur, 3.000 toneladas en Baja Sajonia y unas 25.000 toneladas de trigo en Renania del Norte-Westfalia, Baja Sajonia y Sajonia-Anhalt. Ahora, el salto cualitativo busca implicar directamente a las grandes cadenas de distribución. «Tienen las cadenas de suministro, tienen capacidades de almacenamiento», explicó Rainer, que calcula entre 80 y 90 millones de euros el coste del programa y propone que se financie con cargo al presupuesto de rearme aprobado por el Parlamento en febrero, tras suspenderse temporalmente el freno constitucional a la deuda. El plan de seguridad alimentaria se complementa con una red de refugios que, pese a haber quedado muy reducida desde la Guerra Fría, está siendo reactivada. De los 2.000 búnkeres que existieron, solo quedan 579 con capacidad para menos de medio millón de personas, apenas el 0,5 % de la población. El Gobierno trabaja ahora en la habilitación de estaciones de metro, sótanos y garajes subterráneos, además de crear un directorio digital de refugios accesible mediante aplicación. La idea es que los suministros de alimentos puedan transportarse de manera segura hasta estos puntos, una tarea que probablemente recaería en reservistas del Ejército. El Technisches Hilfswerk (THW), la agencia de protección civil, está multiplicando sus campañas públicas para concienciar a los ciudadanos de que la defensa no es solo militar, sino también comunitaria. Se insiste en la necesidad de que cada hogar mantenga reservas domésticas: al menos dos litros de agua al día por persona, varios kilos de grano, pasta o arroz, y cuatro kilos de verduras, suficientes para cubrir dos semanas. «Estamos tan acostumbrados a acudir fácilmente al supermercado que no somos conscientes de que no podríamos vivir sin comida y bebida», alertó Rainer.