La Indicación Geográfica Protegida (IGP) 'Manzanilla Sevillana' deja fuera a los productores de la comarca de Tierra de Barros
Imagen de aceitunas recogidas en una cooperativa. / A.J. González
David Ayuso Dupèrier
02 OCT 2024 18:29
La aceituna manzanilla está en tela de juicio, y no por su sabor o calidad, sino por sus variedades y la existencia -o no- de diferencias entre ellas. Desde la Junta de Extremadura defienden que la 'manzanilla sevillana' y la 'manzanilla carrasqueña' -que se produce en la comarca pacense de Tierra de Barros- son, en realidad, el mismo producto con distinto nombre. Una afirmación con la que, desde Andalucía no están del todo de acuerdo.
Elaborada tras un cuidadoso proceso de cocción, para eliminar su sabor amargo, la aceituna manzanilla es una variedad de oliva verde pequeña, con una relación entre carne y hueso muy equilibrada, lo que la convierte en una de las más demandas del mundo.
Destaca, además, por su bajo nivel de ácidos grasos. Sin embargo, no son sus propiedades, precisamente, las que están ocupando las portadas los últimos días.
Polémica
El debate por la cuestión planteada al inicio ha alcanzado su punto álgido cuando l a Junta de Andalucía ha iniciado los trámites para la creación de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) 'Manzanilla Sevillana'. Una distinción que dejaría fuera los productos extremeños.
La Consejería de Agricultura, a la que se han unido productores de Almendralejo y de Badajoz, han mostrado su desacuerdo con la iniciativa, presentando alegaciones en contra. No obstante, desde el Gobierno de la región contigua rechazan los argumentos, afirmando la existencia de diferencias entre ambas variedades.
Argumentos de la Junta y productores extremeños
La consejera de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes, Victoria Bazaga, ha mostrado su rechazo a la exclusión de la carrasqueña en la distinción. "Científicamente, se ha demostrado que se trata del mismo producto que la manzanilla sevillana" , ha señalado.
Productores y expertos explican que dicha variedad llegó a finales del siglo pasado a Badajoz. Primero se injertó en olivos de una aceituna autóctona y, después, al ver el buen rendimiento, comenzó la plantación directa.
Según afirman, el nombre que recibía la aceituna, en ese momento, era manzanilla de Sevilla y fue después cuando comenzó a denominarse como carrasqueña -se apellidaba Carrasco la persona que la introdujo en Tierra de Barros -.
En cualquier caso, tal y como confirma Alfonso Montaño, oleólogo y responsable del Departamento de Tecnología de los Alimentos del Centro Tecnológico Nacional Agroalimentario (Ctaex), "los olivos denominados carrasqueña y manzanilla de Sevilla son genéticamente la misma variedad".
Montaño asegura que, tanto la tesis doctoral de José Luis Llerena, como el proyecto Olivex desarrollado en Ctaex entre 2009-2011 y que dio la base experimental para la suya propia, han demostrado que las dos denominaciones se refieren a la misma variedad.
Respuesta de la Consejería de Agricultura andaluza
Desde el Gobierno de Andalucía han recalcado que la aceituna manzanilla nació en la capital hispalense. "La preparación de esta variedad de aceituna de mesa es una tradición nacida en el entorno de Sevilla gracias a las especiales características que adquiere cuando se cultiva en el Valle del Guadalquivir y a las condiciones climáticas que se dan en estas zonas, así como a la calidad alcanzada en el producto elaborado, que hicieron famoso este tipo de tratamiento y acuñaron el prestigio de aceitunas de tipo verde aderezadas al 'estilo sevillano", sentencia la orden emitida por la Consejería.
Asimismo, el Ejecutivo defiende que la reputación de la variedad es previa a su llegada a tierras pacenses. "La producción existente en ese territorio [...] se habría aprovechado del éxito ya consolidado en un momento muy anterior en la comunidad autónoma andaluza", relata la orden, que toma palabras de la sentencia emitida, el año pasado, por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
¿Qué implica obtener el reconocimiento IGP?
En medio de esta polémica, y mientras se resuelve el recurso interpuesto por Extremadura ante el Tribunal Contencioso-Administrativo, cabe recalcar lo que implica obtener el reconocimiento IGP.
Los productos con Indicación Geográfica Protegida son aquellos que poseen alguna cualidad determinada o reputación, u otra característica que pueda atribuirse a un origen geográfico y cuya producción, transformación o elaboración se realiza en la zona geográfica delimitada de la que toma su nombre.
Obtener dicho reconocimiento implica la protección frente a al uso de nombres de productos registrados que no estén amparados en dicho registro, a la imitación, o a cualquier indicación falsa frente a la procedencia, las características o la naturaleza del producto.
Con todo ello, el reconocimiento IGP es clave en las exportaciones, que, en el caso de la aceituna manzanilla, suponen el 65% del total comercializado.
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