Seleccionamos las mejores botellas para disfrutar de esta temporada sin salir tan siquiera de casa Los mejores vinos catalanes del 2023 Después del verano que hemos tenido, se agradece en estos días recogerse un poco y quedarse en casa, por ejemplo, para leer. ¿Y qué mejor que descorchar un buen vino como compañía? Hemos seleccionado algunas de las botellas más interesantes para esta época otoñal, ¿quieres saber cuáles son? Gran vino tinto donde sus uvas se elaboran por separado y con métodos diferentes, para darle unas características y complejidad muy especiales. La garnatxa lleva una parte de uva entera y la cabernet se somete a una pequeña pasificación. En nariz concentra mucha fruta roja, arándanos, cerezas, hierbas aromáticas y cacao. En el paso de boca es muy jugoso y se le augura larga vida en botella. Delicioso vino blanco y muy gastronómico para la época otoñal. Es un vino que ha permanecido en barrica francesa durante 3 meses lo que le aporta complejidad. De color es amarillo algo dorado. En nariz es muy aromático con notas de manzana amarilla, cítricos, albaricoque, flores blancas y toques ahumados. En la boca es untuoso, fresco y con una grata calidez en el final y recuerdos a especias dulces. Amable expresión de una uva malbec, donde la barrica suma pero de puntillas, dando paso a unas notas frutales y florales muy evidentes. Héctor y Pablo Durigutti son los responsables. El vino es muy perfumado con aromas de cereza, fresa y moras. Las notas de violeta y caramelillo rojo se aprecian muy bien. La boca es tersa, afrutada y fresca en el paso, con suave tanicidad y un final floral. Superando los 800 metros de altitud se encuentran los viñedos entre Peñafiel, Roa y Olmedillo. La crianza del vino es de 12 meses en roble francés de dos años de uso. Los viñedos son viejos y elegidos no al azar por Fernando Remírez de Ganuza y Pedro Aibar para conseguir un vino complejo, sabroso y equilibrado. La nariz refleja muy bien la variedad con notas de fruta roja y negra, toques florales, ahumados y especias tipo pimienta. Disfrutable ahora y con el paso del tiempo. Este vino rosado tan interesante es un proyecto que lidera René Barbier. Fue el responsable de rescatar esta garnacha de calidad de una cooperativa y darle forma en este especial vino rosado, complejo y gastronómico. En nariz destacan frutos silvestres, cereza, fruta de hueso, cítricos y flores de campo. En la boca es fresco, sápido y terso, de final persistente. Este acertado coupage en este vino tinto, nos acerca a una perfecta conjunción entre notas terrosas y minerales con otras más florales y de carácter frutal. El vino se envejece en barricas usadas por lo que su aporte es muy discreto. Es muy perfumado, herbáceo, con fresa y frambuesa ácida, notas de incienso y especias. La boca es muy fresca, jugosa y en su final un ligero amargor le da grata longitud. Para mí esta uva tiene un punto hechizante por sus diferentes estilos y siempre a merced del elaborador. En este caso De Trafford consigue una chenin que expresa muy bien el carácter de la variedad y lugar donde se encuentra. El vino se fermenta y reposa en barrica de distintos volúmenes y usada. Encontramos aromas de fruta de hueso, mieles, tostados, ahumados y flores. La boca es untuosa, fresca, sápida y de largo final.