«Puedo decirles una cosa esta mañana: esta guerra durará», dijo el presidente galo, Emmanuel Macron, en la emblemática feria de la Agricultura en la que, cada año, el campo francés invade París como símbolo de las raíces de la esencia del país. «Esta crisis durará, esta guerra durará y todas las crisis que la acompañen tendrán consecuencias duraderas» , agregó Macron, advirtiendo: «Debemos estar preparados». En la reunión informal del Consejo Europeo de Versalles, el presidente francés volvió a hablar de la guerra en términos de la dependencia de Europa, que no es únicamente energética, sino que puede ser alimentaria. El francés advirtió ayer al término de la reunión que la invasión rusa en Ucrania «desestabilizará» profundamente el suministro de alimentos en Europa y África al menos en los próximos 12 a 18 meses por lo que «debemos prepararnos y revaluar nuestras estrategias de producción para defender nuestra soberanía alimentaria». En la Unión Europea, que acababa de aprobar trabajosamente una reforma de la Política Agricola Común (PAC), los técnicos de la Comisión deberían tal vez pensar en suspender algunas de las restricciones impuestas a los agricultores esencialmente por razones medioambientales o por el principio de precaución. Muchos se preguntan ahora si no es el momento de volver a analizar los porcentajes obligatorios de barbecho en estos momentos en los que la superficie cultivable de uno de los graneros de Europa está bajo las bombas rusas, o las limitaciones en el uso de abonos y pesticidas. «Si la seguridad alimentaria está en peligro, entonces tenemos que volver a examinar los objetivos de la estrategia 'De la granja a la mesa' y corregirlos», dijo hace unos días el comisario europeo de Agricultura, Janusz Wojciechowski, sobre una estrategia que iba a llevar a Europa hacia una producción agrícola más sostenible y que fue aprobada hace apenas cuatro meses. En el Parlamento Europeo, el presidente de la comisión de Agricultura envió el miércoles una carta a la Comisión, publicada por 'Politico' , apoyando que «para prevenir el riesgo de escasez de proteínas, la Comisión debe tomar de inmediato todas las medidas necesarias para permitir temporalmente el uso de productos fitosanitarios cuando sea efectivo en aquellas áreas de interés ecológico que sean adecuadas para el cultivo», informa Isabel Miranda . La reacción por parte de las organizaciones ecologistas no ha tardado en llegar, alegando que «más que nunca, la UE debe cambiar hacia prácticas agrícolas saludables», como la agroecología, la agricultura orgánica y la agrosilvicultura . Pero la necesidad de aumentar, y rápido, la producción alimentaria ya ha sido manifestada por varios ministros de la UE. Las conclusiones del Consejo de Versalles son muy minuciosas por lo que se refiere a las acciones a emprender en materia de búsqueda de suministros alternativos al gas ruso. También se refieren con énfasis en los detalles a lo que se supone que va a ser un sistema de defensa europea basado en la colaboración industrial y operativa entre los distintos países. Sin embargo, en el capítulo de la independencia alimenticia los jefes de Estado o de Gobierno se han contentado con una frase: «Mejoraremos nuestra seguridad alimentaria reduciendo nuestra dependencia de productos e insumos agrícolas clave importados, en particular aumentando la producción de proteínas de origen vegetal en la UE». El estilo de la redacción revela un gran peso de la Comisión Europea que mantiene todavía la tesis de que la guerra en Ucrania no debe frenar la transformación medioambiental de la economía europea, sino que ha de acelerarla.