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Las Paradas, el vino soñado por un riojano que lleva a Tabuenca por todo el mundo

08/10/2021
En: heraldo.es
Digital
Javier Gil Pejenaute junto a su mujer, Cristina, y su hija, María, en sus viñedos de Tabuenca. J. G. P. Javier Gil Pejenaute llevaba "media vida" dedicado a la viticultura cuando decidió emprender su propio proyecto. Tras 25 vendimias trabajando en bodegas de la D. O. Rioja, este enólogo natural de Alfaro encontró en Tabuenca el lugar idóneo para poner en práctica su sueño: elaborar su propio vino en un pequeño rincón de España, poniendo en valor la tierra y recuperando viñedos que antaño rebosaban vida. Así, en 2018, Javier y su mujer, Cristina, comenzaron a crear su primer vino, Las Paradas , que salió a la venta este año y que ya ha logrado hacerse un hueco en el mercado gracias a los 95 puntos que le ha otorgado la prestigiosa Guía Peñín . "Llevo dedicado a esto 25 vendimias. He trabajado en La Rioja en una bodega importante, pero siempre me rondaba la idea de buscar un sitio, un rinconcito de la vieja España donde hacer mi sueño realidad: elaborar grandes vinos , buscar suelos concretos con viñedos viejos de garnacha en altura para hacer vinos únicos; y encontré en Tabuenca todo lo que buscaba", explica Javier Gil Pejenaute. En el municipio zaragozano, Javier y Cristina cuentan con siete hectáreas de viñedo en propiedad, en las que ya trabajan en la transición a ecológico, uno de los pilares de su proyecto. "Uno de los grandes soportes de nuestro proyecto es que es familiar y otro es ser ecológicos y sostenibles; hacer pocas botellas, con poco consumo de energía, pero que lleven a Aragón a las grandes mesas" , comenta el enólogo. La elección de Tabuenca no fue casual, sino que en esta localidad aragonesa hallaron todo aquello que buscaban para su proyecto familiar, tal y como señala Javier: "Elegimos Tabuenca sobre todo por tener una agricultura poco modificada en los últimos 20 o 30 años. En los últimos años se ha tecnificado demasiado la viticultura y lo que buscábamos es esos viñedos de vaso viejos, de garnacha , en este caso, por ser la variedad que mejor se implanta en el territorio, para poder invertir en la zona. El objetivo es estar en un pueblo y poder revitalizarlo un poco". Con este propósito en mente, Javier y Cristina han trabajado en la recuperación de viñedos viejos, algunos de ellos prácticamente abandonados y a punto de desaparecer. "Algunos de los viñedos pertenecían a un hombre muy mayor que incluso había plantado almendros en las cepas y estaban a punto de pasar a la historia. Sin embargo, tras rescatarlos, el vino que sale de ellos superó mis expectativas. El viñedo tiene esa capacidad, cuando le das un poco de cariño te lo devuelve con creces y vuelve a tener vitalidad. Es apasionante", apunta el enólogo. Más información La PAC vuelve a movilizar al campo en la ciudad La esencia de Tabuenca Su primer vino, Las Paradas, que ha visto la luz este mismo año, es un caldo muy ligado a su tierra, a Tabuenca, pero, al mismo tiempo, con un ligero toque riojano que recuerda a los orígenes de sus creadores. "Es un vino en el que buscamos finura y elegancia, con garnachas altas de montaña y con una gama de color ligera, pero, sobre todo, muy aromático. Recoge todos los aromas de los bosques del entorno: de la jara, el enebro, las sabinas, del bosque mediterráneo. Se despoja un poco de la parte más varietal para dar una imagen más territorial y huele con definición al lugar de donde procede. En boca es un vino muy largo, redondo, afinado, fresco, frutal, al estilo y carácter más riojano, con esa finura, un concepto más diferente a lo que se hace en el Campo de Borja, con vinos con más estructura y color. El objetivo es recoger la esencia del pueblo", detalla Javier. Guía Peñín
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