Antes de que Julia (nombre ficticio) se fuera de vacaciones, el aceite de oliva de marca blanca del supermercado en el que trabaja costaba 5 euros. "¿No te has fijado? Ya cuesta casi 7", le dice su compañera, que asiste atónita a que la recién llegada no se haya enterado de lo mucho que ha subido el precio en las últimas semanas. Es martes 29 de agosto en Barcelona, y en la estantería cerca de la cual conversan, ya hay botellas que marcan casi 10 euros. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística ( INE ), el aceite de oliva se vendía ya en julio casi un 40% más caro que un año atrás, y este encarecimiento habrá sido, con toda probabilidad, mayor en agosto, teniendo en cuenta que el precio en origen ha pasado de los 7,7 euros por kilo de virgen extra que registraba hace un mes Infaoliva ( Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva ) a los 8,15 euros que marcaba este mismo dato este miércoles. Y ante semejante panorama, el consumo no ha hecho más que caer. El análisis que actualiza mensualmente el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indica que en abril, último informe disponible, las familias españolas compraron en torno a un 12% menos de aceite de oliva que un año atrás. Y lo que cuentan fuentes de las cooperativas y del sector de la distribución a EL PERIÓDICO es que la tendencia se ha mantenido en los meses posteriores. "Fundamentalmente el cliente está bajando el volumen de consumo , más que sustituyéndolo [por otros aceites, como el de girasol] está reduciendo el consumo", asegura el presidente del sector del aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de España , Rafael Sánchez de Puerta , que no esconde la gravedad del asunto (la temporada pasada cerró con la peor cosecha en años y esta, el panorama está aún peor), pero que tiene claro que no hay peligro de desabastecimiento . "Falta de producto no habrá en absoluto pero por el precio, si no lo regulara el precio sí que habría un riesgo de desabastecimiento", opina este experto. Hasta seis establecimientos de Barcelona de seis cadenas distintas le dan la razón: pese a que en más de uno el aceite está protegido con alarma para prevenir robos dado el encarecimiento, ninguno ha detectado movimientos que lleven a pensar que el público está haciendo acopio para prevenir futuras subidas, algo que tiene una explicación lógica a ojos del presidente de la Associació Agraria de Joves Agricultors (asaja) de Girona , Martí Clos . "La gente no puede jugar a estocar porque no tiene dinero, las familias van al día y no pueden invertir en 30 litros de aceite", analiza este representante agrícola, que ve más probable una decantación hacia el aceite de girasol o que el mercado se acabe concentrando en menos marcas . "El poco que haya, se repartirá", justifica. "Esta situación no es buena para ninguno de los eslabones más débiles de la cadena, los primeros y los últimos: los olivareros , porque no tenemos cosecha significativa que vender, y el consumidor , porque se enfrenta a un precio al que no está acostumbrado", analiza, por su lado, el responsable de Olivar de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos ( UPA ) y olivarero en Jaén , Cristóbal Cano . "Al final, habrá un perfil de consumidor para el que cada vez sea más caro adquirir aceite de oliva", augura. A corto plazo, la previsión de todas estas voces consultadas es que el precio tocará techo pronto. Sin embargo, el problema que señalan las varias trabajadoras de supermercado sondeadas, es que difícilmente volverá donde estaba. Más, cuando la traba de fondo es una cuestión tan difícil de resolver como son el cambio climático y la sequía .