UN CULTIVO CLAVE EN LA ECONOMÍA DE LA ZONA
Las cerezas ya inundan el Valle del Jerte
La campaña se acerca al pico de actividad en un año que se prevé abundante y con calidad tras el fiasco del 2020. El trasiego va en aumento en la zona y la Agrupación de Cooperativas prevé recibir 20.000 toneladas hasta julio
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Ángel Bermejo, en su explotación de Navaconcejo. TONI GUDIEL
Los dedos de María Teresa Alonso bailan al son de las cerezas sobre la cinta transportadora. Sus manos se mueven ágiles siguiendo a sus ojos , revisando y expurgando los frutos que pasan delante de ella, acompasada con la compañera que tiene enfrente. Su experiencia la avalan las 12 campañas que lleva a sus espaldas, en las que cada año se traslada diariamente entre Plasencia y Valdastillas durante los dos meses que dura su contrato. Sus ojos y sus manos completan la tarea de selección que inicia una máquina calibradora láser que clasifica las cerezas en cuanto entran en el circuito en función de su color, calibre y grado de maduración. «Aquí repasamos que lo que nos llega tenga buen color y que no tenga nada malo, ninguna mancha...», cuenta sin dejar la tarea en su línea de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte, una cooperativa de segundo grado que aglutina a otras 15 de la zona con unos 3.000 socios productores .
Hay muy buenas perspectivas en el sector cerecero con esta campaña y más aún tras el fiasco de la del año pasado, que se quedó en menos de la mitad por la fatal confluencia de una producción corta y la mala climatología que inundó los bancales en el mes de mayo y arrasó los frutos que ya cuajaban los árboles. La Asociación de Fruticultores de Extremadura (Afruex) estima que se recuperará esta vez ese 50% y en la Agrupación de cooperativas del Valle del Jerte espera que pasen por sus instalaciones unas 20.000 toneladas de cerezas hasta finales de julio. Los pueblos productores ya bullen y la campaña protagoniza muchas de las conversaciones en estos días, aunque la recogida se inició a mediados de abril. En estos días está en un momento de transición: en los terrenos más altos siguen aún recogiendo las variedades tempranas, mientras que en los más bajos están empezando ya a recolectar las cerezas de variedades de media estación . Las explotaciones vinculadas a esta cooperativa están entre 400 y 1.200 metros de altitud y ese, según explican, es un factor clave en el proceso de maduración de los frutos (antes en las zonas más bajas y más tardías en los terrenos a más altura) y acaba siendo «determinante» en el hecho de que la actividad en torno a la recogida de la cereza se prolongue durante más de tres meses.
Actividad creciente
En la Agrupación el trasiego se ha ido acrecentando en las últimas semanas, aunque el pico de producción no se alcanzará hasta el mes de junio y por eso una parte de las instalaciones aún están paradas. Para entonces lo normal es que toda la planta esté a pleno rendimiento y que circulen por allí unos 1.000 trabajadores en distintos turnos, reorganizados desde el año pasado de acuerdo con las medidas de prevención frente al coronavirus. La inmensa mayoría son trabajadores de la zona o de las comarcas colindantes y muchos de los que se incorporarán en las próximas semanas son estudiantes que, al terminar el curso, buscan un trabajo para ganar algo de dinero en los meses de verano.
«Ahora cojo 200 kilos cada jornada, pero en pocos días ya sacaremos 600 o 700 kilos»
Jorge Bermejo - PRODUCTOR
«Este año es todo un poco más tranquilo porque tenemos los medios y la experiencia previa del año pasado», explica Mónica Tierno, directora general de la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte. María Teresa Alonso se afana en la tarea detrás de una doble mascarilla (FFP2 y quirúrgica) como el resto de trabajadores de la planta.
El inicio de la recolección llegó en el 2020 con el confinamiento en pie y muchas dificultades para conseguir los equipos de protección que requerían ante la pandemia . Todo eso está superado este año con todas las medidas de protección disponibles (mascarillas, geles desinfectantes...) y los procedimientos de seguridad (distancia, desinfección de espacios...) ya rodados. Entonces no hubo ningún positivo en las instalaciones.
«Este año todo es más tranquilo, pero hubiéramos valorado que se vacunara a los trabajadores»
Mónica Tierno - AGRUPACIÓN DE COOPERATIVAS DEL VALLE DEL JERTE
Los 500 empleados que hay ahora mismo pasan a diario control de temperatura y se han establecido turnos alternos de descanso para evitar que se puedan acumular en ese momento (en lugar de parar por zonas de producción lo hacen por líneas para facilitar que salgan en pequeños grupos). «Hubiéramos valorado muy positivamente que se vacunara a estos trabajadores de forma prioritaria como se va a hacer en otras comunidades autonómas, independientemente de los grupos de edad. Al fin y al cabo fueron trabajadores esenciales en la pandemia como otros colectivos que sí han sido vacunados», lamenta Tierno. Afruex llegó a solicitarlo a Sanidad, pero el plan aprobado no lo contemplaba.
Cada día entran a la macroplanta de Valdastillas dos remesas de cerezas (una por la mañana y otra por la tarde), procedentes de las cooperativas asociadas. A media mañana, Jorge Bermejo está dejando 200 kilos de cerezas en las instalaciones de Coadena (en Navaconcejo), una de esas cooperativas de primer grado. A pocos metros de él, otro productor que está descargando también se queja de que la mayoría de las cerezas tempranas se han perdido este año . Es una queja generalizada. Las lluvias de principios de mayo ha dañado buena parte de esas primeras cerezas, y lo queda de ella sigue colgando de los árboles, a la espera de que de que algún pájaro repare en ellas. Pero Bermejo tiene buenas perspectivas para la que está empezando a recoger ahora y calcula que más adelante llenará cada jornada su furgón con unos 700 kilos de cerezas. Los árboles están cargados («algunos en exceso», dice) y el peso dobla ya muchas ramas de los cerezos que asoman en los bancales de una de las parcelas de su explotación familiar, que suma más de 6 hectáreas en las inmediaciones del pueblo.
Teresa Alonso (izquierda) en la línea de selección de la Agrupación. TONI GUDIEL
Tercera generación
Su padre y su abuelo convirtieron esa ladera en la zona de cultivo que es ahora y hace tres años decidió emprender el camino de vuelta desde Madrid para tomar las riendas y que su padre pudiera jubilarse . Aunque oficialmente no esté ya en activo, Ángel Bermejo se sigue ocupando a diario de la explotación de cerezos en la que ha trabajado toda su vida y a la que sigue aportando su experiencia. «Tengo 68 años y una lesión en el menisco y el ligamento, pero sigo viniendo a ayudar a mi hijo porque esto es lo que he hecho toda mi vida y mi mayor ilusión es trabajar aquí», dice sin descolgare la cesta en las que va soltando las cerezas que quita del árbol. La voz de la experiencia le da también perspectiva a la de la crítica: «no se puede seguir con estos precios, que son los mismos que hace 30 años», dice.
La campaña se inicia a finales de abril y se prolonga cada año hasta el final de julio
De momento padre e hijo sacan adelante una tarea que es básicamente manual porque la orografía no da mucho margen («aquí los tractores no entran más que a fumigar», dicen), pero ya está a punto de llegar la cuadrilla con la que trabajan desde hace 12 años, que viene de Rumanía. Llegarán en uno o dos días. «Ya tienen la PCR negativa y han podido salir de su país. Ahora tendrán que hacerse otro test aquí y esperar unos días por precaución antes de empezar a trabajar», explica Jorge Bermejo. Es lo que establece el protocolo preventivo para las campañas agrícolas que ha establecido Salud Pública, junto a la recomendación de «minimizar los contactos a lo imprescindible». Con ese refuerzo confían en llegar a tiempo para descargar el resto de cerezos de la explotación hasta que cierren la campaña a finales de julio si el tiempo no trastoca los planes
Por esa fecha está previsto que decaiga la actividad también este año en la Agrupación de Cooperativas, donde a principios de agosto, las 20.000 toneladas que se prevén este año habrán emprendido ya su camino: alrededor del 50% rumbo a mercados de distintos países europeos y de forma puntual en otros destinos como Emiratos Árabes o Hong Kong ; el 40% restante, a los mercados españoles; y una parte de la producción con menos calidad acabará convertida en otros productos industriales (aguardiente, licores, mermeladas, cerezas congeladas...) con la cereza como protagonista. El valle volverá a trabajar en silencio la cereza, a la espera de una nueva explosión de flores la próxima primavera vuelva luego a inundar de cerezas su silueta.
La DOP ya ha certificado las primeras cerezas
La Denominación de Origen Protegida (DOP) Cereza del Jerte ha empezado a certificar esta semana los primeros frutos. El proceso de certificación se ha iniciado con la variedad navalinda, la única que tiene rabito y siempre es muy apreciada porque al ser una variedad temprana la oferta disponible es muy escasa. «La calidad esta siendo bastante buena puesto que el tiempo acompaña, con un aspecto y un calibre muy interesante», señala Clara Prieto, recién elegida presidenta de la DOP. Las perspectivas son buenas este año y la previsión es llegar a certificar unas 350 toneladas de navalinda, después de que el año pasado apenas se llegara a la mitad.
Además se espera que a mediados de junio empiecen a certificarse los primeros frutos de la 'picota', la más popular y abundante, que aglutina a un conjunto de variedades de cereza que tienen como rasgo diferenciador que se desprenden naturalmente del péndulo (el rabito) al cogerlas del árbol, sin que eso afecte a la calidad o a su maduración. Aunque el tiempo aún puede alterar las previsiones, la DOP confía en certificar unas 7.000 toneladas al final de la campaña.
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