La siembra en barbechos elevará la campaña de girasol, pero no lo suficiente por los costes y la ausencia de lluvias
por Redacción | May 14, 2022 | Agricultura , CEREAL , Cereales , Conflicto Ucrania , Destacados
La ausencia de precipitaciones en las cuencas del Guadiana y Guadalquivir y la subida de los costes de los insumos están condicionando el volumen de siembra de girasol en tierras en barbecho y superficies de interés ecológico (SIE), y no va a ser suficiente para compensar la falta de envíos desde Ucrania.
Estas siembras, autorizadas por Bruselas, fueron aprobadas por el Gobierno el 29 de marzo en un real decreto-ley que permite utilizar estas superficies para pasto o cultivo en la campaña 2022, con el propósito de aumentar la producción y contrarrestar el freno de las importaciones de cereales y oleaginosas desde Rusia y Ucrania .
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) calculaba al día siguiente que con esta medida excepcional se podrían poner en producción unas 600.000 hectáreas adicionales.
Desde las organizaciones agrarias han coincidido en que, hasta que no acabe el periodo de solicitud de las ayudas de la PAC no habrá cifras exactas sobre el aumento de la superficie de girasol, una oleaginosa que por fechas y menores costes es la opción más elegida para sembrar en barbechos y SIE.
Los primeros cálculos los han realizado en dos provincias los dirigentes de Asaja: en León, la superficie de girasol va a aumentar un 51% -de 13.135 hectáreas en 2021 a unas 20.000, casi todas de secano- y en menor medida la de maíz, cereales de invierno y colza, en detrimento de remolacha y alubias.
En Córdoba , el aumento de la superficie de girasol es del 25%, ya que se han sembrado 31.250 hectáreas, 6.250 hectáreas más que en 2021, lo que rompe la tendencia bajista de campañas anteriores.
El vicepresidente de Asaja y presidente del grupo de trabajo de oleaginosas y proteaginosas del COPA-Cogeca , Pedro Gallardo, ha estimado que en España la siembra excepcional podría oscilar entre las 30.000 y 90.000 hectáreas, con rendimientos más bajos al ser en barbechos, «por lo que seguiremos siendo deficitarios de girasol».
LA ACTUAL SUBIDA DE PRECIOS POR LA GUERRA «NO ASEGURA QUE EN LA COSECHA DEL AÑO QUE VIENE SE VAYAN A MANTENER ALTAS"
El año pasado, España cultivó 644.308 hectáreas de girasol (-2,45 % respecto al año anterior) y trajo desde Ucrania más de 400.000 toneladas, ha recordado.
El responsable de Cereales de COAG , José Roales, ha manifestado que es seguro que van aumentar las hectáreas de girasol, aunque aún no se sabe el porcentaje, y ha explicado que hay dos condicionantes que provocarán que no se siembre «tanto como se debería».
El primero, que el histórico de los precios del girasol «es muy bajo», sobre todo en secano, pese a que este año hayan subido las cotizaciones por la invasión de Ucrania porque eso «no asegura que en la cosecha del año que viene se vayan a mantener altas; el segundo, que muchos agricultores tenían ya hechas sus previsiones de cultivo.
Roales ha añadido que el girasol es un cultivo de primavera y en zonas como Andalucía, Castilla y León y Castilla-La Mancha hay escasez de lluvias por el cambio climático y que la siembra en barbechos no va a incidir en un aumento significativo del cultivo de cereales.
Por su parte, el técnico de UPA , David Erice, ha afirmado que va a haber aumento de superficie de cultivo pero «no tan destacado» como se pensaba porque las tierras de barbecho «no tienen el nivel productivo suficiente como para estar en cultivo y entrar en una rotación continua todos los años».
Su previsión inicial de incremento de superficie ronda el 15%, a expensas de conocer aún la extensión exacta.
La evolución de las producciones de colza y de girasol dependerá, según el técnico de UPA, de cómo se regulen las materias primas a nivel mundial y de la evolución de la guerra de Ucrania.
En cuanto a los cereales, ha apuntado que el momento actual es «dramático» por unas previsiones climatológicas negativas, por el excesivo calor, que hará «sufrir» al grano y todo dependerá de la humedad, tras un otoño que no ha sido muy lluvioso, pese a que en abril y marzo sí ha habido precipitaciones.
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