Los agricultores señalan que el precio de sus tubérculos «se han reducido a la mitad las últimas tres semanas» Las buenas perspectivas de cosecha para la patata en la Comunidad Valenciana, incrementadas tras un inicio de campaña «con cierto optimismo», se han topado con un desplome sangrante de los precios en origen. «Alerta roja en los patatales verdes de la huerta valenciana», advierte AVA-Asaja, que denuncia un hundimiento del valor de los contratos para los agricultores que incumpliría la Ley de la Cadena Alimentaria. El descenso habría reducido a la mitad la cuantía que perciben los productores en el campo en cuestión de tres semanas; sin embargo, esta caída no se dan en los lineales. La organización agraria acusa a los agentes que están entre el productor y el consumidor de abusar con sus ganancias, ya que «las cotizaciones de patatas pasan de los 0,20 euros por kilo en las tierras a una media de 1,53 euros por kilo en el supermercado, es decir, siete veces más». El informe de precios y mercados ofrecido por el gobierno autonómico muestra el bajón sufrido por los agricultores en las provincias de Valencia y Castellón -especialmente en esta segunda-, las más relevantes de la región en este cultivo. La semana 19 de 2025, del 5 al 11 de mayo, la cotización de la patata blanca era de 0,6 euros por kilo en Castellón y de 0,33 euros por kilo en Valencia. Una semana después, en la vigésima referencia del año que va del 12 al 18 de mayo, la patata blanca en origen se pagó a 0,45 euros por kilo en Castellón y a 0,28 euros por kilo en Valencia. La patata roja de Castellón también cayó en cuestión de siete días de 0,5 a 0,35 euros por kilo. «Las grandes cadenas de distribución colocan este producto en sus lineales a cotizaciones que se sitúan entre 0,99 y 1,99 euros por kilo, con un precio medio de venta al público de 1,53 euros por kilo», lamenta Ava-Asaja, que recuerda que además de patatas de origen España, las firmas también han estado poniendo a la venta importaciones procedentes de Francia, Egipto e Israel principalmente: «Pedimos a los operadores comerciales y a los propios consumidores que den prioridad a las patatas de proximidad, frente a importaciones de otros países, porque tienen más calidad, más frescura y menos huella de carbono». No es la primera vez que los agricultores de patata ponen el foco sobre Israel y Egipto -Francia trabaja bajo el mismo estándar normativo-. Hace poco más de un mes, COAG acusó a la distribución retrasa la compra de patata nueva española para presionar a la baja de forma artificial los precios en origen. El plan consistiría en inundar los lineales con patatas importadas de Israel y Egipto para así saturar el mercado y obligar a los productores a reducir el valor a pie de cultivo. "El resultado: el consumidor se ve obligado a hacer la típica tortilla de patata con materia prima de Oriente Medio, mientras la producción autóctona de calidad está en las sacas. No es razonable encontrar en una superficie comercial del Campo de Cartagena, con 10.000 hectáreas sembradas, patatas origen Israel, aseveró entonces el responsable de patata de COAG, Alberto Duque. El responsable de la sectorial de hortalizas de AVA-Asaja, Vicente José Sebastià, que cultiva patatas en La Horta Norte ha calificado como absurdo consumir patatas de otros países "cuando aquí, a la puerta de casa, tenemos una patata de primera calidad, de máxima frescura, ideal para comer con toda clase de recetas. Si apostamos por la patata valenciana, mejoraremos nuestra salud, nuestra economía y nuestro paisaje. Hay que fijarse en el etiquetado a la hora de comprar y apostar por el producto de proximidad.