La agroalimentación es uno de los sectores clave, sus cifras y características le hacen ser valedor de la categoría de estratégico en la economía de nuestro país. Además de asumir claramente el liderazgo en la tan ansiada recuperación tras la pandemia (aunque no del todo alejada de nuestro devenir diario). Las últimas cifras sobre las exportaciones del año 2021, 60.118 millones de euros un 11% más que en 2020, son excelentes noticias que no hace más que confirmar el excelente funcionamiento del sector. Si bien este positivo devenir puede ralentizarse o incluso bloquearse por no tener en cuenta la evolución de diferentes magnitudes que, de una forma u otra, afectan directamente y pueden drenar esa capacidad de crecimiento, arrastre y evolución positiva. La guerra de Ucrania, deleznable e injustificable desde todos los puntos de vista, ha venido a generar en el entorno agroalimentario un factor adicional de inestabilidad a los que ya llevamos arrastrando desde hace tiempo en el sector y que de forma flexible y resiliente se han ido capeando en función de la intensidad e influencia del factor o variable incremental, suponiendo en muchos casos una clara merma de los márgenes. Empezaremos por el concepto más generalista, el denominado "impuesto de los pobres", la inflación, esa lluvia fina y continua que va calando en nuestras economías marcando récords históricos. Según los últimos datos del mes de febrero, el Índice de Precios al Consumo (IPC) escaló hasta un 7% (el mayor en 33 años) como resultado de subidas generalizadas en todos sus componentes y en especial los alimentos y bebidas no alcohólicas junto a los carburantes. El efecto inmediato recae sobre la negociación de los Convenios del Sector, la CEOE ya ha marcado valor máximo en el incremento de salarios, un 5%, si bien todo será objeto de negociación. También incidir en los cambios que introduce la Ley de Reforma Laboral, desactivados en parte durante su proceso de elaboración y aprobación, influirá de forma directa en los costes laborales parte importante de los escandallos y cuentas de resultados en los diferentes eslabones de la cadena de valor agroalimentaria. El año 2021 ya se empezaron a generar avisos y alarmas en diferentes insumos que integran el escandallo de producción y comercialización de nuestros productos. La lista es larga e influye directamente en los costes productivos y logísticos. La energía y con aumentos desmesurados combustibles (350 euros MW/h de precio medio en electricidad y barril Brent superando los 120 dólares) teniendo en cuenta lo intensivo que son nuestras industrias en estos recursos (ej. son necesarias potentes instalaciones frigoríficas que aseguren el mantenimiento de la cadena de frío en todos los procesos o durante el transporte o en la comercialización y venta, tratamientos térmicos que aseguren la estabilidad de los productos - pasterización/esterilización- , en el campo por el uso de maquinaria, equipos u otros medios propios de las prácticas culturales implantadas y necesarias). Pero además este coste influye en el coste de otros insumos (ej. Fertilizantes, semillas, abonos, plaguicidas, transporte, envases
) de forma que redunda de nuevo en nuestro escandallo. A estos temas cabe adicionar las repercusiones (ya en parte asumidas y otras de futura implantación) por las diferentes normativas tales como el anteproyecto de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados, Ley de Cadena Alimentaria, Proyecto de Real Decreto de Envases y Residuos de Envases, cumplimiento de ODS, los objetivos establecidos en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero generan la necesidad de acompasar la implantación de las mismas con la afectación a los resultados de la empresas con la finalidad de no dañar la competitividad. Llegados este punto es preciso recordar la conformación de nuestro sector en forma de cadena de valor y como se transmite de forma directa desde el primer eslabón (agricultor, fabricante, comercializador/distribuidor) hasta el último repercutiendo al final en el consumidor y por tanto en un aumento continuado de precios. Nuestro ecosistema agroalimentario es complejo y no siempre perfecto, constituido por gran variedad y cantidad de elementos de interaccionan de forma diversa con intereses en muchos casos contrapuestos. Los eslabones constitutivos tienen pesos específicos y poderes diferentes que se traducen en un reparto sin repercusión objetiva y ponderada del citado incremento de los costes, cada uno establecerá su estrategia sin observar lo que pueda afectar aguas arriba o aguas abajo de la posición donde te encuentres. Tu potencial, tu marca, tu integración en la cadena establecerán las posiciones en la negociación y probablemente el resultado. Nuestro ecosistema agroalimentario es complejo y no siempre perfecto, constituido por gran variedad y cantidad de elementos de interaccionan de forma diversa con intereses en muchos casos contrapuestos La agroalimentación depende de la climatología, y desde hace ya unos meses todos estamos mirando al cielo. La pluviometría está muy por debajo del año pasado y ya veníamos de números nada halagüeños (enero y febrero 2022 han sido los menos lluviosos en España desde 1961), eso se traducirá en reducción de las cosechas y por tanto menos producto en el mercado y por tanto tensión en precios. También se cuestiona si realmente estamos cultivando todo lo que podemos cultivar, decisiones que en su momento no fomentaban la producción propia y se tendía a externalizar, ahora se ponen en duda o se valoran como opciones en las diferentes mesas y debates Todo este totum revolutum del pasado, del presente, de acontecimientos no previstos genera en seguida necesidad de planteamientos que actualicen de forma urgente nuestras estrategias que seguramente en entornos ya considerados eran los adecuados y que ahora hay que revisar, me refiero a los plazos y políticas establecidas por el GREEN DEAL y su derivada de FARM TO FORK. Enero y febrero 2022 han sido los menos lluviosos en España desde 1961, eso se traducirá en reducción de las cosechas y por tanto menos producto en el mercado y por tanto tensión en precios Ahora la prioridad es mantener los suministros y también nuestros mercados de venta, si nuestra externalización no funciona (caso Ucrania o países del este) tendremos que ir a otros mercados (ej. Americano, pero entonces ¿qué pasa con los OGM?). ¿Hacemos más laxas las condiciones sanitarias de producto y comercialización con otros países? Debemos ser capaces de generar modelos de negocio, productivos, de suministro y de comercio que sean flexibles y adaptables a las circunstancias obviamente sin dejar de tener la referencia en la sostenibilidad y junto a ella nuestro consumidor como origen de las necesidades y cierre final de nuestra cadena de valor. Si hay una variación en una variable de mercado, pongamos el ejemplo de un ingrediente o de una materia prima, se deber tener evaluada su alternativa no tan solo desde el punto de vista tecnológico sino también de su cadena de suministro y valor. La pandemia generó nuevas tendencias y hábitos en el consumo, una clara apuesta por la cercanía por productos más locales, por cadenas cortas de producción y abastecimiento junto a unidades de transformación y comercialización flexibles y dinámicas con incorporación de alto nivel tecnológico e innovativo. ¿Por qué no dar continuidad a lo generado? Modelos de negocio basados en proyectos transversales, integrados e integrales y con una visión conjunta y participativa de los diferentes eslabones de la cadena de valor. Debemos ser capaces de generar modelos de negocio, productivos, de suministro y de comercio que sean flexibles y adaptables a las circunstancias Todo ello en base a una clara apuesta por la innovación, la implementación de tecnología (agro tech y food tech junto a transformación digital), la incorporación y retención de talento con la más que creciente polarización del consumidor a ritmo de nuevas modas y tendencias son el caldo de cultivo idóneo para la Rebelión en la Granja que entre todos debemos ser capaces de generar para adaptar nuestro sector agroalimentario a los retos presentes y futuros. Entidades Fernando Ortega Mediero Consejero y Asesor Empresas Agroalimentarias