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Almendralejo
El calor quema gran parte de las uvas y obliga a adelantar las vendimia 10 días
Las previsiones indican una bajada de la producción del 30% menos que en 2022
Sequedad en el campo tras los últimos días y las altas temperaturas en Tierra de Barros. cedida
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Era tradición que, nada más pasar las fiestas de la Piedad, comenzara la campaña de la vendimia de la uva en Almendralejo y Tierra de Barros. Pero el calor, las altas temperaturas y la sequía han obligado a adelantar los plazos más que nunca. Dos semanas antes de lo previsto han tenido que salir los tractores al campo a por la uva. «Estos días de calor se ha llevado mucha uva» lamenta Juan Jesús Rama, presidente de la Comunidad de Labradores y uno de los agricultores que ve el estado del campo a diario. Lo comenta con cierta resignación, a sabiendas que no son buenos tiempos los que atraviesa el campo. Y menos, los agricultores.
«Tenemos una calidad de uva muy buena este año, pero ya avisamos que si no llovía se iba a producir una merma de la producción importante. Y creemos que va a rondar un 30 por ciento menos que el año pasado», añade Rama.
En estos momentos, la uva que se está vendimiando es, principalmente, la destinada al cava. Se vendimia la variedad Macabeo, «que son las que mejor están de kilos», comenta otro agricultor, Antonio Ortiz. También las variedades autóctonas como la cayetana o parda se están recogiendo. «El sol ha quemado mucha uva. Yo creo que la merma puede estar casi al 35 por ciento menos que el año pasado». La reducción puede ser aún mayor en las variedades de tintas y tempranillo.
Precios
Los agricultores siguen esperando que las bodegas pongan precios. Ahora mismo, la uva de cava se está pagando a 0,47 euros por kilo, tres céntimos menos que en Requena (Valencia) y casi 15 céntimos menos que en las zonas de Cataluña, cuando en realidad las tres zonas pertenecen a la Denominación de Origen Cava. «Claro que se debería vender más cara la uva, ya que el vino base se mueve a todos los lugares», considera Ortiz.
Con esta tesitura en el inicio de la vendimia, la organización Apag Extremadura Asaja ha exigido tanto a la Junta de Extremadura como al Ministerio de Agricultura que pueda haber ayudas para las producciones de cultivos permanentes que fueron excluidas de las anteriores convocatorias, como son los casos de olivar y vid, máxime cuando están gravemente afectados por la sequía.
Esta organización agraria ha solicitado ayudas directas «y préstamos blandos» como ha sucedido en Andalucía, con un presupuesto de diez millones de euros que garanticen una ayuda de al menos 20.000 euros por explotación. También consideran necesarios los tratamientos eficaces ante las plagas del mosquito verde y el repilo. Y vuelven a recordar la necesidad de que se oficialicen los costes de producción como medida principal para que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria.
En Apag Extremadura Asaja dicen que la sequía afecta a más de 15.300 viticultores que estiman producciones de secano de 5.000 kilos por hectárea y de 11.000 en regadío, según datos de organismos oficiales.
Sobre el olivar, alertan que «venimos de una campaña de muy baja producción con 36.000 toneladas de aceite frente a las 104.000 del año anterior. Los olivares tradicionales tuvieron una mayor merma en su producción. Para la campaña actual, los rendimientos serán diferentes».
Sí es cierto que este año hay mucha más aceituna que en años anteriores y eso va a provocar que la campaña también sea más larga, aunque esperan que, para entonces, haya bajado el calor.
Mano de obra
Éste vuelve a ser otro de los grandes problemas para la recolección de la uva y la aceituna. «Estamos muy mal en cuanto a mano de obra. En la uva, hay mucho porcentaje que ya se recoge con máquina y, al menos, ahí no hay tantos problemas. Lo peor va a ser cuando en un mes comience la campaña de la aceituna», dice Rama.
Este año ya se ve por Almendralejo muchos temporeros llegados de puntos como Albacete o Valladolid. Algunos de ellos enganchan la recogida del ajo en otros puntos de España con ésta de la uva y la aceituna en Tierra de Barros.
Sobre la mano de obra local, los agricultores dicen que «es nula. Las nuevas generaciones no quieren trabajar en el campo. A muchos les vale con cobrar alguna ayuda y no quieren trabajos con cierto esfuerzo» dicen unos agricultores cansados de hacer encaje de bolillos en estas fechas.
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